El IAPH, el taller donde el patrimonio de Córdoba recupera su esplendor
Conservación
El centro tiene depositados en la actualidad cuatro bienes cordobeses, a los que se suman los Efebos de Pedro Abad, cedidos en préstamo para una exposición en el Museo Reina Sofía
La Agrupación de Cofradías de Córdoba inicia el curso sobre conservación del patrimonio
Así lucen los efebos de Pedro Abad antes de su traslado al museo Reina Sofía
Todo bien patrimonial necesita de unos cuidados y un mantenimiento para su conservación. A veces, el paso del tiempo o el mal trato recibido en algún momento de su historia hace que estas obras pierdan buena parte de su esplendor y necesiten pasar por el taller. Ahí es donde entra en juego el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), una institución vinculada a la Consejería de Cultura de la Junta que nació en 1989 y desde entonces se ha convertido en un referente en la investigación, la innovación, el asesoramiento y la restauración.
Al IAPH llegan bienes muebles de todos los puntos de Andalucía y una buena parte de ellos son originarios de Córdoba. En torno a un 40% pertenecen al arte sacro, a las cofradías, aunque por sus talleres también pasan pinturas o bienes arqueológicos, como es el caso de los Efebos de Pedro Abad. Una de las obras más importantes que han pasado por los talleres del instituto es el conjunto escultórico de la Virgen de las Angustias y el Cristo Yacente, realizada por Juan de Mesa.
En la actualidad, en el centro hay depositados cuatro bienes procedentes de Córdoba, a los que hay que sumar los citados Efebos, que están cedidos en préstamo para una exposición en el Museo Reina Sofía.
El director del IAPH, Juan José Primo Jurado, recuerda que el instituto trabaja "bajo demanda". Esto quiere decir que "son los clientes los que vienen a nosotros", pero los trabajos no se hacen de forma gratuita. El centro tiene "unas tarifas por unos servicios" y cuando una institución o particular acude a él, se hace un informe y un presupuesto gratuito. Si el propietario está de acuerdo con el coste, se realiza la intervención. Además, añade que las subvenciones para restauraciones al arte sacro las da la Consejería de Cultura.
Pendón de los Zamorano
El Pendón de los Zamorano, perteneciente al Ayuntamiento de Priego de Córdoba, se encuentra en el IAPH para su musealización después de que hayan concluido los tratamientos de conservación y restauración.
Se trata de un pendón militar que se usaba en el campo de batalla datado a principios del siglo XVI que representa un hecho histórico. La historiadora del arte Sarai Herrera explica que es una enseña militar que conmemora la batalla celebrada en Sierra Bermeja en 1501, en la que fallece a manos de los moriscos Alonso de Aguilar, hermano del Gran Capitán, y en la que el alférez Martín Zamorano logra salvar la vida de su hijo, Pedro Fernández de Córdoba, que luego sería el primer marqués de Priego.
El lienzo es de lino y está pintado al temple por ambas caras. En lugar de representar a Martín Zamorano, en él se plasmó la representación de Santiago apóstol a caballo como inequívoca referencia iconográfica a la tradicional escena del santo en la batalla de Clavijo como Santiago matamoros. Junto a ese paisaje aparece Pedro Fernández.
Herrera señala que, aparte de los grandes valores que tiene por ser una pieza antigua y por su importancia estética, hay que tener en cuenta otros "valores simbólicos como la perpetuación del linaje, la noción de prestigio social y que, en general, no se han conservado pendones militares de estas características porque tenían un uso en un contexto belicista".
La obra se encontraba en un domicilio familiar en unas "condiciones bastantes delicadas" porque no estaba extendida, sino en un mueble enrollada sobre el asta, explica Lourdes Fernández, la restauradora que se ha encargado de devolver su lustre a este pendón. Lo primero que se hizo fue una desinsectación del asta y luego se abordó el tejido, que "había que tratar con muchísimo cuidado y respeto hacia la pintura para evitar que los tratamientos afectaran a la capa pictórica".
Una de las primeras actuaciones fue eliminar todas las intervenciones de cosidos y zurcidos que estaban deformando y forzando la obra para posteriormente aspirarla. Luego, se hizo un "trabajo exhaustivo de hidratación y alineado" con unos instrumentos que les han permitido aplanar la obra para estabilizar el tejido. Incluso han usado placas de cristal a nivel preventivo para mantener el tejido liso. Por último, como no se quería sacrificar ninguna de las dos caras del pendón, se plantearon hacer un encapsulado de la pieza en un tul transparente y se ha colocado un tejido de base para subsanar las pérdidas de material que tiene sobre todo en los bordes.
Túnica antigua de Jesús Nazareno de Pozoblanco
Esta misma semana ha llegado a las instalaciones del IAPH una antigua túnica de Jesús Nazareno de Pozoblanco. La pieza está depositada para la redacción de un informe de apoyo al presupuesto de intervención. Se trata de una obra anónima de mediados del siglo XIX que presenta motivos ornamentales propios de esta época, como roleos, claveles y florones.
Sarai Herrera señala que la hermandad del Nazareno no conserva ningún tipo de documentación sobre la autoría ni el encargo de esta túnica, pero la adscriben al siglo XIX por una cuestión estilística y "la comparan con otras túnicas existentes en la provincia de Córdoba".
"Es muy importante que se haya conservado porque además hay que tener en cuenta que el Norte de Córdoba sufrió mucho en la Guerra Civil", de ahí que "muchos Nazarenos no se hayan conservado y sus ajuares tampoco". Esta pieza "histórica y excepcional para la cofradía" no se usa en salidas procesionales y está en un área expositiva en la capilla del Nazareno. La idea de la cofradía es "ponerla en valor y nosotros realizaremos una propuesta de intervención", expone.
Por último, Herrera destaca el cordón que ciñe la túnica a la imagen, que está rematada por elementos de orfebrería "que enriquecen mucho el conjunto".
San Cristóbal de la hermandad del Nazareno de Puente Genil
El IAPH está concluyendo los tratamientos de conservación y restauración del conjunto escultórico de San Cristóbal, perteneciente a la hermandad del Nazareno de Puente Genil. Representa al santo cruzando un río de aguas agitadas con el Niño Jesús con la bola del mundo sobre su hombro derecho y apoyado con ambas manos en la vara florida para pasar el río. Se identifican en ella los parámetros formales de la imaginería andaluza del primer tercio del siglo XVII.
La obra, que estaba expuesta en una capilla, "ha tenido una historia material muy dura, con muchos tratamientos" e intervenciones a nivel de soporte y de policromía. Lleva prácticamente un año en el IAPH y a finales de marzo sus propietarios podrán recogerla.
Ha sido "un trabajo largo y delicado" porque ha habido que "eliminar policromías, repolicromías y capas añadidas no deseadas", explica Cinta Rubio, restauradora de la escultura junto a María Roca. Al respecto, explica que cuando llega una obra "más o menos sabemos lo que nos vamos a encontrar, lo que no sabemos es qué dificultad va a tener eliminar esas capas no deseadas". Casi siempre suele haber "un factor sorpresa" y al quitar una capa descubren que la de abajo "estaba peor o mejor de lo que pensabas en un principio, normalmente peor".
Rubio explica que las hermandades hacen un esfuerzo en el mantenimiento de sus obras, pero "no siempre es el más adecuado". Por ejemplo, en muchas ocasiones "se ponen capas para tapar". Otras veces, los desperfectos se deben a "malas decisiones", como mutilar alguna obra porque no cabe en la hornacina en la que la quieren exponerla.
La restauradora señala que con las obras de las hermandades hay que tener un cuidado especial para que "no vean que varía demasiado" su imagen y hay que ser "decorosos". "Nosotros le devolvemos la dignidad", apunta.
Blandón de la parroquia de San Nicolás de la Villa
El cuarto bien de Córdoba que se encuentra en las instalaciones del IAPH es un blandón de la parroquia de San Nicolás de la Villa. Cuenta con declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) como bien mueble vinculado a la parroquia.
Se trata de una singular pieza datada en el siglo XIV cuya función es sostener el cirio pascual. Está realizado en hierro policromado en verde y dorado. En su base o pedestal se localizan tres relieves policromados que acogen las representaciones de cabezas de guerreros, por lo que, según explica Sarai Herrera, "se entiende que ha tenido alguna intervención posterior a su concepción original" porque "estilísticamente son muy avanzados respecto a la época de concepción". Es la pieza más antigua de patrimonio mueble del templo cordobés.
La historiadora del arte destaca que "es muy singular que se haya conservado porque este tipo de elementos en hierro en muchas ocasiones eran fundidos". Es más, está en la capilla del Bautismo de San Nicolás y se sigue utilizando.
Los técnicos del IAPH están redactando su proyecto de conservación para acometer su futura intervención. Constanza Rodríguez es la encargada de estudiar este bien que "ha estado en uso desde el momento de su creación" y tiene problemas de tipo estructural porque "estas piezas se hacían con partes separadas que luego se unían mediante un vástago que va en su interior".
A simple vista se observa que el hierro "está sufriendo un proceso de corrosión" y, además, en el siglo XVIII se le dio una repolicromía. Con la intervención se pretende "estabilizar el soporte y además recuperar su aspecto estético a través de una limpieza".
Efebos de Pedro Abad
El proyecto para la recuperación de los Efebos localizados en Pedro Abad en 2012 gracias a una operación policial finalizará este año. En la actualidad, las dos estatuas se encuentran en préstamo en la exposición Picasso 1906, en el Museo Reina Sofía de Madrid, aunque regresarán al IAPH la próxima semana a "completar algunos estudios de investigación", señala el director del centro.
A través de una encomienda de la Consejería de Cultura se está abordando un proyecto de I+D y conservación y puesta en valor para su musealización. Se trata de dos efebos (apolíneo y dionisíaco) de bronce de valor excepcional dada que rara vez se producen hallazgos de obras broncíneas de gran formato.
Datan de época Alto Imperial (siglos I-II) y se corresponden con la tipología de sirvientes mudos, es decir, representaciones escultóricas de jóvenes imberbes que cuentan con una función ornamental y un uso mobiliario doméstico como portadores de bandejas.
Temas relacionados
No hay comentarios