Isabel Vidal, la nueva Señora de las Tabernas

Gastronomía

La cocinera de la cafetería Jorman recibirá este año la condecoración por aclamación popular

Los clientes destacan platos como los callos, el rabo de toro, sus croquetas y la tortilla de patatas

Isabel Vidal posa en la cafetería Jorman, en el número cinco de la calle Alonso de Burgos.
Isabel Vidal posa en la cafetería Jorman, en el número cinco de la calle Alonso de Burgos. / Jordi Vidal
Antonio Rodríguez

04 de febrero 2019 - 02:00

De pequeña, a Isabel le fascinaba ayudar a su madre en la cocina con la preparación de las comidas, pero ésta le advertía de que, cuando se hiciese mayor, se aburriría de medir los tiempos del fuego, los puñados de arroz o los vasos de agua. Sin embargo, y en contra de la premonición de su madre, Isabel Vidal ha hecho toda una vida entre fogones que este año es reconocida por la distinción Señora de las Tabernas 2019, que se entrega anualmente desde el arranque del milenio. Isabel recoge este premio “muy contenta, con un orgullo muy grande” tras 31 años regentando las cocinas de la cafetería Jorman en un local que siempre ha pertenecido a ella y su marido.

Un tiempo antes, ambos probaron suerte con la cafetería Alaska, pero “compramos este local cuando estaba en construcción”, y desde entonces no han salido de él. Su nombre, Jorman, explica que es la mezcla de los nombres de sus hijos: Jorge, el pequeño, y Manuel, que también es el nombre de su marido. A pesar de que el suyo no se incluye, expresa orgullosa que es ahora ella “quien tiene el protagonismo”, aunque la realidad es que ella y su cocina siempre son el gran interés de Jorman, ya que como ella misma explica “tocamos poquitas cosas, pero lo que tocamos lo hacemos de la mejor forma”.

Entre los platos estrella se encuentran los callos –de lo más destacado en las reseñas online por los clientes–, el rabo de toro, el arroz, la tortilla y las croquetas. Al respecto, Isabel explica que “no sé qué pasa con los callos, que mucha gente me dice que son los mejores que han probado. También pongo tortilla para llevar y tengo que limitar los pedidos porque no doy a basto, y las croquetas se han hecho famosas”.

Sobre su clientela, “que lleva aquí toda la vida”, la cocinera explica que es muy agradecida con sus platos, algo que “me hace muy feliz porque significa que mi comida ha gustado”. “A veces, a mi marido le dicen que me felicite por lo rico que estaba, incluso me han llegado a aplaudir al salir como si fuese una artista”, explica con entusiasmo. De hecho, Jorman se ha convertido en un punto de encuentro los viernes, “no cabe ni un alfiler”, e incluso hay clientes que llegan antes de la hora de apertura “porque quieren desayunar aquí aunque su trabajo esté lejos, pero mucha gente es de negocios y administraciones del centro”.

"En esta ciudad se hacen las cosas muy bien"

Ser nombrada Señora de las Tabernas significa mucho para Isabel, ya que considera que el nivel gastronómico de Córdoba “es muy bueno”. “En esta ciudad se hacen las cosas muy bien, el nivel es muy alto y competitivo”. Isabel reconoce que “muchos sitios a los que voy o me invitan tienen platos muy buenos”, sobre todo allí donde “llenan el plato y no te lo sirven casi vacío, como en algunos sitios que se llevan ahora”.

Para Isabel no hay diferencia entre sus platos, porque “disfruta por igual en la cocina, me encanta guisar de todo”, y destaca que uno de los secretos es el uso “del aceite de oliva, con eso no se escatima, porque le da calidad al cocinado”. Además, considera que lo que hace especial sus platos es que “se hace como en casa, todo es casero, incluso las patatas fritas, que gustan mucho”. Sobre éstas, Isabel cuenta como anécdota que “tuve que empezar a cortarlas en rodajas para que se distingan de las patatas fritas normales”.

Eso sí, Córdoba tiene apenas un año en el que seguir disfrutando de la cocina de Isabel, ya que su intención es jubilarse antes de enero. A pesar de que confiesa que “son ya muchos años de trabajo”, reconoce que “incluso me da pena dejar atrás a los clientes que llevan tanto tiempo con nosotros”. Aun así, en el tiempo que queda, Isabel espera seguir disfrutando de su profesión y su negocio, al que “cada día siguen viniendo caras nuevas”, y en el que ha tenido varias vivencias, sorpresas y anécdotas. Después de tantos años, uno de los mejores recuerdos para ella es “el día de la inauguración, fue un día muy bonito y lo pasamos genial”.

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