Júbilo desde el Corazón de Córdoba
Jubileo de las cofradías
San Rafael, la Virgen de los Dolores y el Sagrado Corazón de Jesús llegan hasta la Mezquita-Catedral para celebrar los 90 años de la bendición del monumento de las Ermitas
La celebración vivida en Córdoba ayer no se entiende sin el fervor que la ciudad siente por San Rafael, el Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen de los Dolores. Los termómetros habían llegado a los 40 grados –otro día más– y la cita era el último domingo de junio, cuando muchos cordobeses ya habían emigrado a la costa para alejarse del sofocante calor. Sin embargo, el mundo cofrade no quiso perderse un momento histórico: la salida procesional de estas tres devociones para llegar hasta la Mezquita-Catedral.
El motivo bien lo merecía; la conmemoración de los 90 años de la bendición del Corazón de Jesús de las Ermitas, obra de Lorenzo Coullaut Valera, que se produjo el 24 de octubre de 1929. Unos días antes se había celebrado una procesión similar a la que disfrutaron ayer centenares de cordobeses y turistas.
Esta cita con la que Córdoba revisitó su historia comenzó a las 19:00, cuando el asfalto y el cemento de las calles aún desprendía fuego. Por ello, los abanicos y las botellas de agua fueron indispensables en estas primeras horas del llamado Jubileo de las Cofradías.
De forma puntual, el Sagrado Corazón de Jesús salía de la colegiata de San Hipólito acompañado de la Banda Nuestra Señora de la Estrella mientras los allí presentes entonaban el Amor de los amores, un himno de adoración al Santísimo Sacramento. Esta imagen recorre cada año las calles del centro con motivo de su festividad, si bien esta ocasión ha sido especial.
Mientras, desde la iglesia de San Andrés salía San Rafael sobre el paso de María Auxiliadora y con el acompañamiento de la Banda de Música María Santísima de la Esperanza.
La devoción de los cordobeses por el arcángel se vive en todos los rincones de la ciudad, con velas y flores en cada uno de los triunfos que corona, con azulejos en las puertas y en el interior de las viviendas y con visitas a su templo, el Juramento, para adorarlo. En esta salida extraordinaria el fervor no podía ser menor.
Desde el inicio de la procesión la imagen de San Rafael estuvo acompañada por decenas de personas que celebraron esta especial cita con vítores. El Custodio fue el primero en pasar por Capitulares, donde había una mayor aglomeración de personas que lo recibieron al grito de “Viva San Rafael” y “Viva Córdoba”.
Tras saludar a una representación de la Hermandad de la Expiración que lo esperaba en la puerta de la iglesia de San Pablo, el paso siguió su camino hacia la Catedral bajando por la calle de la Feria.
San Rafael abrió así el recorrido común que seguirían las otras dos imágenes y que en segundo lugar inició el Sagrado Corazón de Jesús, que llegó desde la plaza de las Tendillas por Claudio Marcelo.
Poco antes, sobre las 19:00, el cortejo de la Virgen de los Dolores –bastante más largo que el de las otras dos– salía desde Capuchinos. La Dolorosa no inició su procesión hasta casi las 20:00 acompañada por la banda del Maestro Tejera, de Sevilla.
Para esta ocasión extraordinaria, la Virgen vistió de forma especial ya que lució el manto de las palomas y su saya roja, datados de finales del siglo XIX y que tiene un carácter festivo.
Eran muchos los cordobeses que esperaban a la Virgen, una de las imágenes más admiradas de la Semana Santa cordobesa. Además, se da la circunstancia de que en los dos últimos Viernes Santos la hermandad no ha realizado estación de penitencia en la calle debido a la lluvia o al riesgo de ella.
La llegada de las tres imágenes (los Dolores era la última en pasar por la carrera oficiosa que iba desde Capitulares al primer templo de la Diócesis) a la Mezquita-Catedral estaba prevista para las 22:00, si bien finalmente se produjo sobre las 23:00.
Mientras, San Rafael y el Sagrado Corazón de Jesús aguardaron a la Virgen, cuyo cortejo llegó con un considerable retraso. Una vez dentro, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, presidió un acto eucarístico.
El cortejo conjunto volvió por el mismo itinerario, subiendo por la calle de la Feria hasta la esquina de Capitulares, donde cada uno tomó su camino de vuelta a sus templos. La Dolorosa sí varió levemente para entrar a Capuchinos por el Bailío donde, a pesar de las altas horas de la noche, la esperaban decenas de personas para cerrar con Ella un día histórico para las cofradías cordobesas y para la ciudad.
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