“Julio Anguita ha sido la figura política más relevante de este país en 40 años”
Entrevista a Juan Rivera - Colectivo Prometeo
Asume el liderazgo de una entidad cuya referencia sigue siendo el exalcalde de Córdoba y prepara un acto de reconocimiento a su figura pero como foro debate con propuestas sociales
-¿Qué es Colectivo Prometeo?
-Es una plataforma que surgió hace ahora 20 años, que se promueve cuando Julio Anguita abandona la política en Madrid, la coordinación de Izquierda Unida, vuelve a Córdoba y se integra como profesor del Instituto Blas Infante. En ese contexto coincidimos en la Asamblea Centro de Izquierda Unida en Córdoba y él nos propuso que por qué no empezábamos a formar un equipo en el que analizar una serie de temas que nosotros consideráramos importantes. A raíz de ahí empezamos a trabajar y nos presentamos en sociedad. En esta primera etapa éramos un grupo muy vinculado a la estructura de IU, pero con el devenir de los acontecimientos fuimos ya volando por nuestra cuenta.
-¿Fue un ejercicio de salud mental el desvincularse de la organización?
-Totalmente. Lo hicimos y hubo un momento crucial que fue determinante. Le cuento. Cuando estaba Juan José Ibarretxe como lendakari y presentó aquel plan que se denominó precisamente Plan Ibarretxe, que era el modelo de estado que el PNV promovía. Nosotros lo trajimos aquí a Córdoba. Fue en diciembre de 2002 y organizamos una conferencia-debate en los colegios mayores. Nos encontramos con una cosa curiosísima. Unos cien estudiantes de derecha y extrema derecha, que hoy supongo que estarán en Vox o en el PP, vociferaban con banderas franquistas intentando boicotear el acto. Por otras parte, la Policía desapareció, los miembros del colectivo tuvimos que crear un cordón para que entrara y lo tuvimos que sacar también distrayendo a los que estaban fuera. Estaba como alcaldesa Rosa Aguilar y el Ayuntamiento de Córdoba renegó totalmente de lo que fue la conferencia. Ni lo saludaron ni atendieron pese a que venía aquí como lendakari. Me parece que eso no ha pasado nunca desde el punto de vista protocolario. Lo ignoraron y ningunearon. Luego, tras la cena, Julio nos dijo: “ya sabía de quién no me podía fiar, pero ahora sé de quién me puedo fiar”. Ahí fue cuando empezamos a trabajar ya por libre, fuera de lo que era una corriente de partido.
-Y aquello fue una especie de liberación.
-Fue abrirnos a mucha más gente. Aunque ocurrió mucho más tarde, cuando Anguita en 2012 crea el Frente Cívico, dejó muy claro que él tenía un carné, el del Partido Comunista, pero los carnés los dejamos en la puerta y trabajamos por lo que nos une, que en aquel momento eran diez puntos, como el salario mínimo de 1.000 euros, la renta básica, derecho a la vivienda, no a los desahucios y demás. Fue un fórmula que vimos que funcionaba y la hemos mantenido.
-¿Qué va a ser del Colectivo Prometeo ahora sin una figura tan indiscutible como es la de Julio Anguita?
-Tenemos una cosa muy clara. Como figura política, Julio Anguita es el personaje más importante que ha tenido la izquierda, y yo diría que la política española, a finales del siglo XX y lo que llevamos de este, la figura política más relevante en los últimos 40 años. Sé que lo tenemos difícil, pero tenemos claro lo que queremos hacer: trabajo en la calle, estar pegados a la realidad y aplicar el lema de “programa, programa, programa”. Vamos a seguir e incluso promover, si lo permite la situación, para el mes de septiembre ese foro homenaje en torno a su figura, pero con el propósito de seguir trabajando, no solo para hacer un repaso a su biografía o pasear un santo. Si algo le fastidiaba a Julio era que lo trataran como un santón.
-Pero Anguita era poco amigo de los reconocimientos.
-No es un homenaje, es una sesión de trabajo, aunque también hay una parte de familia y humana. Aunque es verdad que hubo una despedida espontánea en el Ayuntamiento, no es lo mismo. Por eso vamos a seguir trabajando, porque el encuentro estará enfocado en ese manifiesto del mes de abril Las razones para nuestro compromiso.
-¿Temen perder ahora esa visibilidad que tenían antes?
-Nosotros teníamos la ventaja de que cualquier propuesta llegaba Julio y la verbalizaba. Nosotros no nos engañamos, pero hemos ido también en estos años tejiendo redes y la respuesta de todo el Estado a este encuentro está siendo masivo. Y otra cosa, nosotros como colectivo fuimos los que promovimos el Frente Cívico y se difundió por toda España, con lo que esa capilaridad la tenemos ya. Y siempre volcados en lo social, no en lo electoral, porque lo primero que dijimos cuando creamos el Frente Cívico fue que no nos presentaríamos a unas elecciones. Esto es para la reflexión y para el debate.
-¿La izquierda sigue necesitando ideas?
-Evidentemente. Por lo menos que las que tenga que sean claras y con la intención de aplicarlas. Aquí estamos hablando de un salario, de unos impuestos progresivos de manera que paguen más los que más tienen. Y en este punto, ahora, tenemos que tener en cuenta la situación catastrófica por esta pandemia y tiene que aportar todo el mundo: el principio de que el que más tenga más ponga, además de no dejar a nadie que se ahogue fuera del barco. Tenemos que conseguir que se cumplan todos los derechos que están en la Constitución, en la que no solo aparece el asunto de la monarquía, sino derechos sociales muy importantes.
-De hecho, Anguita fue un gran defensor de la Constitución y de que se aplicara en su totalidad.
-Hoy sería un paso muy importante que se cumplieran todos los puntos que se recogen en la Carta Magna. Y Julio los enumeraba, como el derecho a la vivienda, al trabajo o la planificación económica, que recordemos que está recogida en la Constitución del 78 en el sentido de toda la riqueza del estado se subordine al bien común. Y no se nos puede olvidar la reforma exprés de PSOE y PP en el que se subordinaba la riqueza al pago de la deuda pública.
-Y entonces, ¿no le resulta irónico que muchos de los que se consideran progres quieran cambiar la Constitución?
-Ahora mismo, en la situación que estamos, hay una serie de artículos garantistas que defienden los derechos sociales. Pero aquí solo se habla de los artículos que al poder le interesa que salgan.
-O sea, que es usted más partidario de hacer que se cumpla la Constitución que de reformarla.
-Mi meta ideológica es otra, como una república federal y demás, pero ahora mismo, la situación es que estamos ante un sistema constitucional como el del 78 que tiene que cumplirse. Ahora bien, si hay quienes están todo el día con la Constitución en la boca, hablando de constitucionalismo, y no la cumplen, pues que no exijan a los demás. Hay partidos que claramente no son constitucionalistas, como Vox, que no la cumple, y otros como el PP, que cuando era AP, dividieron el voto y una serie de sus diputados votaron a favor, otros en contra y otros se abstuvieron. Así la cosas, constitucionalismo el justo.
-Aunque el asunto electoral no es su prioridad, ¿cree que el votante de izquierdas tiene ahora mismo un referente al que acudir cuando llega la hora de votar?
-Nosotros hicimos una apuesta tremenda en su momento por Unidas Podemos (Unidos Podemos en un principio) y una parte importante de que se llegara a aquel acuerdo está propiciado por algunos de los foros que desde Prometeo impulsamos aquí en Córdoba. Recuerde que por aquí pasaron Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias o Cayo Lara, entre otros. Luego acudieron en un segundo foro Alberto Mayoral y Alberto Garzón. Nosotros sí hemos tenido un referente en ese aspecto, pero ahora la situación es la que es, con un gobierno de coalición con el PSOE donde Unidas Podemos no tiene todo el peso. Nos gustaría ir más allá, pero por lo menos queremos que los compromisos que se han adquirido se lleven a cabo.
-Pero el Podemos del que usted habla nada tiene que ver con el de ahora.
-Está claro que el formar parte de un gobierno también modifica algunos planteamientos. Un ejemplo. Si el Ingreso Mínimo Vital lo ves como un fin en sí mismo, para mi se queda corto. Debe ser un paso para llegar a la Renta Básica. Pero si tú me dices que como gobierno he llegado a lo máximo que se puede hacer, pues yo diré que no, que ese no es el programa.
-¿La política espectáculo de hoy difumina el debate de las ideas?
-Totalmente. Yo creo que hoy, a golpe de tuit, los políticos dicen muchas tonterías. La inmediatez, la necesidad de contestar y estar todo el tiempo en el foco mediático difumina mucho las ideas. Nosotros somos de la línea contraria, de la línea que hay que tratar a la gente como mayor de edad y no con propaganda. Lo que pasa es que decir la verdad es muy ingrato en ocasiones. Lo decía Julio Anguita, “queredme menos y votadme más”. En 2004 hicimos un análisis de la Constitución Europea y nos decían iluminados y cuando se ve ahora lo que ha pasado, muchas de esas cosas se han cumplido. Si el Gobierno tiene compromisos, tiene que cumplirlos.
-¿La izquierda precisa también de nuevos referentes?
-Si se hiciera caso a cuando se hablaba de la elaboración colectiva, no los necesitaríamos, pero estamos en una sociedad en la que tener un referente simplifica mucho, se sintetiza en esa persona lo que piensas. El modelo de una persona como Julio que renuncia a su paga de diputado, se queda con la suya de profesor, que era de gran austeridad, eso ayuda mucho y los referentes sirven para eso. Hacen falta referentes, como lo fue Marcelino Camacho o el propio Gerardo Iglesias cuando volvió a la mina.
-Dejando al margen a Anguita, ¿Córdoba ha tenido algún otro referente político?
-Reconozco que no soy neutral en esto. Nunca ha sido santo de mi devoción la señora Rosa Aguilar, todo lo contrario, y dentro de los órganos de debate de IU los perdí todos con ella. Yo considero que no, en Córdoba no hemos tenido liderazgos más allá de Julio. Ha habido algún personaje que ha sido un buen gestor y en el caso de Rosa Aguilar, peor todavía, porque yo aún recuerdo la noche en la que estaba de alcaldesa y al día siguiente estaba en el PSOE.
-¿Anguita vio venir lo que era Rosa Aguilar?
-Julio avisó lo que podía significar un regalo envenenado como ese.
-¿Qué le parece la IU de hoy en el Ayuntamiento de Córdoba?
-Su papel es muy pequeño por su escaso número de concejales. Está intentando hacer lo que puede, pero es muy difícil, porque la izquierda, si se le suman los dos ediles de Podemos, se queda en una representación muy testimonial.
-Así lo quisieron ambos partidos.
-Ahí hubo un error cuando no fuimos capaces de en las elecciones de 2015 de que fueran juntos Ganemos e Izquierda Unida. Entonces sumaban ocho concejales que podrían haber sido nueve o diez y convertirte en la fuerza mayoritaria. Todos tuvimos culpa y primó nuestro ombligo por encima de cosas más importantes.
-Los políticos en este país tienden a perpetuarse en el cargo y no se van nunca.
-Si una persona es válida, la limitación de los mandatos es un brindis al vacío. Pero, por otra parte, tú tienes que tener la capacidad de decir hasta aquí hemos llegado, que continúen otros. El problema es que hay que crear cantera y si hay una propuesta colectiva, siempre habrá gente. Si el planteamiento es individualista, en el momento en el se vaya el líder habrá problemas y se nota la debilidad.
-¿El PSOE es de izquierdas?
-Me remito a la teoría de las dos orillas: no son los mismo, pero hacen lo mismo. El PSOE ha sido el responsable de que el sistema que hay en este país se haya consolidado. Y cuando hablo del sistema me refiero, por ejemplo, al sistema Juancarlista, que ahora estamos viendo claramente la hipocresía y la corrupción absoluta. En ese contexto, el Partido Socialista y el Partido Popular siempre han estado juntos, aunque los socialistas, en su componente histórico, son de izquierdas y sus votantes también lo son. Pero la reconversión industrial que se hizo, lo de la OTAN, los tratados de Maastricht, el reformar la Constitución no son elementos de izquierda. Ahora en este contexto de hoy, hay que darle al Gobierno un margen de confianza, e incluso algo más por lo que nos ha venido con la pandemia. Vamos a darle el beneficio de la duda a este PSOE, aunque yo prefiero escuchar antes un discurso de Podemos que el de la ministra Calviño. ¿Cuál de las dos almas va a salir? Esperaremos.
-¿Volverá el bipartidismo?
-Espero que no, porque sería un error. Lo que sí estoy viendo es que hemos pasado al bibloquismo e incluso hay un tercer bloque, que es el de los nacionalistas periféricos. Lo que tiene narices es que en el bloque del constitucionalismo se incluya a Vox, cuando sus dirigentes vienen del franquismo.
-¿Córdoba tiene arreglo?
-Uf. Eso es para tesis. En Córdoba tenemos que desamortizar muchas cosas, entre ellas nuestras mentes. Hay que pensar un poco en el papel que ha tenido la Iglesia desde el punto de vista de su presencia como poder institucional. Me refiero a las inmatriculaciones por 30 euros o lo que significaba la Córdoba de Miguel Castillejo en Cajasur. Ese poso de conservadurismo impregna un montón de situaciones que tienen difícil arreglo. Luego está la Córdoba solidaria, que aparece de vez en cuando, cuando se crearon las empresas públicas o la Córdoba que supo imponer su modelo en el Plan Renfe cuando había quien quería más pisos en lugar de espacios abiertos. Pero a veces sale esa ciudad conservadora que, por ejemplo, le ha cambiado el nombre a esta calle [Cruz Conde] y no se ha tenido sensibilidad con la tierra con más cadáveres en fosas comunes, con miles de personas. Esa Córdoba sin sensibilidad tiene poco arreglo.
-Pero reconocerá que en esa Córdoba que critica había muchos dirigentes de izquierdas palmeros y otros que en lugar de resolver lo de las fosas comunes se dedicaron a poner monolitos.
-Evidentemente, había algunos que aplaudían con más fuerza y otros con menos, pero aplaudían. Así fue.
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