La Junta cataloga los 86 árboles más singulares de Córdoba

El listado ha sido realizado con la colaboración ciudadana por medio de internet

Córdoba/n el siglo XII ya debía dar sombra y algunas bellotas. Seguramente, algún soldado cristiano del ejército de Fernando III El Santo debió descansar en su tronco después de vadear el río Zújar, la frontera natural del Califato de Córdoba. Seguramente, ese soldado repuso fuerzas y no se paró a pensar que 800 años después esa encina seguiría dando sombra a unos cristianos que ya no eran sucios ni belicosos, sino jolgoriosos y festivos, fieles de una virgen que todavía no se había aparecido a un pastor bajo la alcantarilla (puente) que su ejército acababa de construir. Y tampoco que estos cristianos vivían en un pueblo (Belalcázar) que todavía tenían que fundar y construir. Todavía hoy es complicado imaginar cómo un ser vivo sigue creciendo en el mismo sitio ocho siglos después, impasible al tiempo.

Y sin embargo, ese ser vivo existe, crece y sigue haciendo la fotosíntesis. Es la encina de la Dehesa de las Alcantarillas, el árbol más antiguo de todos los que crecen en la provincia de Córdoba, localizado en el término municipal de Hinojosa del Duque, en las proximidades de la provincia de Badajoz y a escasos metros de la ermita de Nuestra Señora de Gracia de las Alcantarillas de Belalcázar.

Hoy, 800 años después, este árbol puede seguir disfrutando de un punto mitológico. Sin embargo, ya no hace falta ser de Belalcázar para disfrutarlo ni ser experto en medio ambiente para calcular su edad. Sólo hace falta tener un ordenador encendido, una conexión a internet y la dirección de la página web de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (www.juntadeandalucia.es/medioambiente). A partir de ahí, un enlace conducirá al internauta al inventario de árboles singulares de Andalucía y por provincias podrá localizarlo en su punto exacto gracias a la ya famosa aplicación Google Maps.

En total, son 86 los árboles singulares que crecen en todos los puntos de la provincia, estudiados hace cuatro años, publicados en unos completos libros –la mayoría de los cuales duermen en las bibliotecas sin que nadie sepa de su existencia– y hoy localizados en internet y detallados gracias a un pequeño archivo adjunto que explica todas sus características.

La singularidad de alguno de estos colosos arbóreos de Córdoba radica en la edad, como la encina de la Dehesa de las Alcantarillas o la de El Lote, también en el término municipal de Hinojosa del Duque y con una edad similar. La singularidad de otros árboles se explica por su gigantesca altura. En Belmez, en el paraje de la Fuente Agria crece un eucalipto que alcanza los 35 metros de altura, un porte que supera incluso la fachada del antiguo Hotel Melià del final de la avenida Conde de Vallellano de Córdoba capital. Esta inmensa mole de madera viva tiene además un tronco de 15,5 metros en su base. Harían falta ocho personas cogidas de la mano para poder abrazarlo. El inventario de árboles singulares destaca que “su extraordinario crecimiento, seguramente, está relacionado con la abundante disponibilidad de agua proporcionada por el arroyo y el acuífero asociado”. Impresionante.

En Hornachuelos, en la Hacienda de Nublos también existe otro eucalipto espectacular, de unos 30 metros de altura, mayor que casi todos los edificios de la ciudad de Córdoba. Este ejemplar tiene un tronco enorme, de 12 metros de perímetro y con unas ramas que llegan a proyectar 850 metros cuadrados de sombra. Es decir, con capacidad para acoger el banquete de una boda con unos 500 invitados.

Pero el inventario, accesible para todo internauta, también contempla otro tipo de singularidades. Así, destaca también el interés histórico o cultural del árbol en cuestión. En este apartado sobresale el ciprés del Santuario de la Virgen de Luna en Pozoblanco. Este ejemplar es varias veces centenario y por su figura parece no pasar el tiempo. De hecho, existen imágenes de hace décadas en las que el porte del ciprés es exactamente igual al que presenta en la actualidad. Tiene 14,5 metros de altura y junto a él crece otro ciprés, mucho menos esbelto y prácticamente seco, que con algunos brotes lucha por sobrevivir.

Otra singularidad arbórea destacada por el inventario es la ubicación del árbol. Éste es el caso del acebuche de Ízcar La Baja, una finca de Baena. El ejemplar ha logrado sobrevivir porque hunde sus raíces en las grietas de una roca caliza aislada entre terrenos de cultivo. De lo contrario, habría acabado arrancado por algún agricultor para que el árbol no interrumpiese el laboreo de la tierra. Es curioso, pero el vegetal se ha ajustado perfectamente a las grietas de la roca y parece que su vida depende de la caliza.

Aparte, el inventario detalla grandes rarezas en forma de árbol que crecen en la provincia de Córdoba. Es el caso del mesto de Fuenreal Alto, en el término municipal de Almodóvar del Río. Este ejemplar es un híbrido entre una encina y un alcornoque. De hecho, es demasiado alto para ser encina (22,5 metros) y con ramas que rozan el suelo (como las encinas y no como los alcornoques).

Otra rareza crece en la zona más húmeda de toda la provincia, la Aldea de El Charco de Cardeña. Sólo allí puede hundir sus raíces el roble melojo de Santa Clotilde. Este árbol es más habitual en latitudes norteñas, donde la lluvia es algo normal, pero no en una zona de bosque mediterráneo. Y sin embargo, crece. Más rarezas aún presenta la coscoja híbrida de la Mata del Agua, en Villaviciosa. La coscoja es un arbusto, pero en esta ocasión se ha convertido en un árbol de 15 metros de altura. Es un monumento natural, como todos sus compañeros de inventario.

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