KME Locsa cierra su fábrica en junio
Los trabajadores anuncian movilizaciones para evitar la clausura de la factoría metalúrgica mientras la empresa alega pérdidas continuadas de 18 millones
La industria del metal KME Locsa anunció ayer a los trabajadores de su factoría cordobesa, situada en los terrenos de la antigua Electromecánica, en la carretera de Palma del Río, que cerrará sus puertas de forma definitiva el próximo mes de junio, lo que supondrá que las 87 personas que actualmente engloban su plantilla pierdan su actual puesto de trabajo, según confirmaron tanto el presidente del comité de empresa, Francisco Pozuelo, como el director general de esta firma, Andrés Barallobre. Además, están afectados por este cierre otros 30 trabajadores que se encuentran prejubilados y que mantienen una vinculación temporal con la firma.
La empresa presentó ayer un plan de viabilidad que consiste en el cierre de la fábrica de Córdoba con la fecha tope de finales de junio como consencuencia, alega, de una caída de las ventas, que ha provocado unas pérdidas acumuladas de unos 18 millones de euros según los cálculos de la entidad, en cifras del alto ejecutivo de Locsa. Los trabajadores se mostraron muy críticos con una plan que sólo contempla la desaparición de la industria y no explora otras vías, como la venta de los activos de la empresa. Ahora, ambas partes tienen un mes para ponerse de acuerdo en la aplicación del Expediente de Regulación de Empleo, que es rechazado de plano por la parte sindical.
La versión de la empresa para poner fin a su presencia en Córdoba, según el alto ejecutivo de Locsa, se produce por las escasas perspectivas de futuro que se avizoraban dado los altos precios que han alcanzado en los últimos años las dos materias primas fundamentales con las que trabaja esta industria: el cobre y el zinc. "Nuestros compradores tradicionales han comenzado a decantarse por otros productos fabricados con plástico, mucho más baratos", explicó Barallobre, que recalcó que la intención de la firma, que cuenta con capital de diversos países europeos, es tratar de paliar en la medida de lo posible el efecto traumático que la decisión causará a los trabajadores. En las primeras negociaciones, no se ha puesto encima de la mesa ninguna de esas medidas paliativas.
Los trabajadores de la firma, pese a las explicaciones de KME Locsa, criticaron ayer con dureza a la empresa, pues creen que ha privilegiado la factoría que tienen en Italia para poder cerrar así la de Córdoba, y anunciaron que emprendarán una campaña de movilizaciones para protestar por la decisión de la empresa. Hoy mismo está previsto que los empleados protagonicen un corte de carretera en los aledaños de la sede cordobesa de Locsa, cuya plantilla era hace ahora tres años superior a las 180 personas.
KME Locsa es propietaria de una parte de las antiguas Electromecánicas desde primeros de la década de los 90 cuando adquirió la planta a la firma finlandesa Outokumpu. Se trata, pues, de una de las pocas industrias pesadas de gran tamaño que siguen existiendo en la capital cordobesa. La empresa disponía de un centro de trabajo en Asturias -Locsa significa Laminados Oviedo Córdoba SA- que cerró hace varios años. Además, dispone de una pequeña planta en Barcelona, donde se manipulan los productos que llegan desde las factorías ubicadas en otros países, como Alemania o Italia.
En Córdoba, Locsa desarrollaba la fabricación de latón -una aleación de cobre y zinc- así como diversas utilidades de estos metales por separado. Los trabajadores, que llevan meses temiéndose este desenlace, han desarrollado reuniones con distintos responsables políticos -como el candidato socialista, Juan Pablo Durán- para hacerles llegar su situación. La plantilla entiende que la empresa lleva meses trasvasando producción hacia otros centros fabriles para tomar esta decisión como consecuencia de unas pérdidas que la propia dirección habría provocado. El comité de empresa asegura que la fábrica se encuentra en perfectas condiciones y que su maquinaria cumple con las condiciones para ser competitiva. Reclama que se le busque comprador aunque temen que se haga para no favorecer a una competidora en el mercado de este tipo de elementos industriales.
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