El renacer de la pequeña Leire tras un trasplante de médula en el Hospital Reina Sofía
XXII Semana de la Donación
Con solo cinco años, esta niña de Jerez de la Frontera ha pasado por un duro proceso tras diagnosticarle una aplasia medular grave
Recibió médula de un donante de Alemania en octubre de 2023, aunque luego se ha enfrentado a varias complicaciones que la han mantenido ingresada casi un año
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Un trasplante de médula realizado en el Hospital Reina Sofía de Córdoba ha salvado la vida de Leire Román, una niña de cinco años procedente de Jerez de la Frontera (Cádiz) que sufría una aplasia medular grave. Esta pequeña ha pasado por el duro proceso que implica un injerto de médula, con quimioterapia, radioterapia y aislamiento, a lo que se suman las posteriores complicaciones. Desde que ingresó por primera vez hasta que ha podido regresar a su casa ha pasado un año.
Su padre, Daniel Román, explica que su hija -que era "una niña muy activa y enérgica"- no tenía síntomas de cansancio ni decaimiento, aunque meses antes había pasado por infecciones de garganta y cuadros víricos, como cualquier niño de su edad. No se le notó nada hasta que en abril de 2023 le salieron en la piel "unas manchitas llamadas petequias", lo que llamó la atención de sus padres. Fueron a la pediatra y solo con ver las petequias la derivó al Hospital de Jerez para que le hicieran una analítica de sangre que reflejó que "muchos componentes de la sangre los tenía por los suelos".
Entonces, se quedó allí hospitalizada durante 40 días para hacerle un estudio y dar un diagnóstico definitivo. En principio les dijeron que había un problema en la sangre y que podía ser púrpura (una enfermedad del sistema inmune que se caracteriza por una disminución de plaquetas). Le pusieron un tratamiento con corticoides, pero no funcionó, así que le hicieron una prueba para ver el número de células que tenía. "No tenía apenas", recuerda su padre, porque era una aplasia medular grave.
En los 40 días que estuvo ingresada en Jerez "le hicieron que sobreviviese con transfusiones de sangre y plaquetas" que le administraban periódicamente. De allí la trasladaron al Reina Sofía -al ser el hospital de referencia- porque posiblemente necesitaría un trasplante de médula. En Córdoba estuvo tres meses y medio hospitalizada de forma ininterrumpida.
Nada más llegar, le dijeron que tenía que iniciar el tratamiento para ver si se podía evitar el trasplante. "Era muy fuerte, como de choque, para ver si la médula respondía, pero no había resultados", señala Daniel. Mientras, seguía con las transfusiones de sangre y plaquetas "para sobrevivir".
Al no funcionar el tratamiento con inmunosupresores, la única solución era el trasplante y, además, había un donante de Alemania compatible con Leire: coincidía en nueve de los diez parámetros. La preparación fue con quimioterapia y radioterapia durante unos cinco o seis días para eliminar toda su actividad inmunológica. "Si pensamos en la cantidad de efectos secundarios que tiene en un adulto, pues en un niño de cinco años es duro ver cómo sufre el cuerpo", lamenta el padre.
Después, entró en la cámara de aislamiento para recibir el trasplante de médula, en octubre de 2023. Allí estuvo acompañada por su madre mientras que Daniel las veía desde el exterior, ya que es una habitación acristalada. "Estuve 20 días en el pasillo mirando por el cristal", recuerda emocionado. Luego la subieron dos días a planta y, como estaba estable, le dieron el alta. "Pero, desafortunadamente, no fue un alta definitiva, porque en casa le surgieron una serie de problemas que podían surgir, como pequeñas infecciones" y también hubo una incompatibilidad porque el donante era negativo en citomegalovirus mientras que Leire era positiva, por lo que su cuerpo reaccionó. "Vieron que era peligroso y se tenía que quedar de nuevo en el hospital para tratarla con otros fármacos para que no fuera a más", señala. Poco a poco, "fue reponiéndose lentamente y adquiriendo más fuerza" y después de "casi un año de procedimientos", le dieron el alta.
Ahora, tienen que acudir cada diez o 15 días a revisión al Hospital Reina Sofía. Leire está mejor, pero "aún nos queda mucho porque todavía está muy débil porque perdió casi toda su masa muscular". Su padre explica que la niña tiene buen aspecto, pero "pesa muy poquito, no come mucho porque tiene poco apetito y toma mucha medicación, lo que hace que la recuperación sea muy lenta, pero ahí estamos". Cada día, sus padres intentan que juegue, camine o haga alguna actividad física. Y si sale a la calle, debe llevar mascarilla y cuidar mucho el lavado de manos, además de no acudir a sitios donde haya mucha gente.
Su familia aún está recuperándose psicológicamente de todo lo vivido e intentando volver a la normalidad, pero "cuesta mucho" después de llevar un año fuera de casa y más de un año sin trabajar. Porque tanto la madre como el padre de Leire tuvieron que dejar sus trabajos para irse a Córdoba con su hija.
Después de la larga hospitalización que han vivido, Daniel destaca la "hospitalidad" del personal del Reina Sofía, que ha hecho que la estancia sea algo más llevadera. Además, esta experiencia le ha servido para valorar la importancia de la donación de órganos y tejidos. Era un tema que no les había tocado de cerca y no lo habían tenido presente, pero "hoy día me doy cuenta del gran error que se comete cuando uno no se solidariza con lo más básico que tenemos, que es cuidar al prójimo y ayudar en lo que nos sea posible". "Ahora lo veo de otra manera y es de admirar a las personas que tienen como algo importante en su vida donar sangre o médula", añade.
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