Lucía Tavira, soprano: "Siempre llevamos a Córdoba en la boca para enseñar al mundo que aquí hay voces muy interesantes"
Entrevista
La artista cordobesa forma parte de una nueva generación de cantantes que han subido aún más el nivel de la lírica española
Esta semana ha interpretado junto a la Orquesta de Córdoba el 'Réquiem' de Verdi
Lucía Tavira (Córdoba, 1985) es una de las sopranos de mayor proyección del país, formando parte de una nueva generación de cantantes que han puesto aún más alto el nivel en la lírica. Al margen de los escenarios, es catedrática de Canto del Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco, donde imparte clases a los jóvenes que quieren enfocar su futuro hacia este género. Ha interpretado un amplio y variado repertorio, asumiendo actualmente títulos de mayor exigencia vocal. Esta semana ha actuado como solista en el Réquiem de Verdi junto a la Orquesta de Córdoba, lo que ha sido para ella como cumplir un sueño.
-¿Cuándo se empezó a interesar por el canto y la lírica en general?
-He cantado toda mi vida. En mi casa siempre ha habido mucha pasión por la música de todos los géneros. Desde chiquita iba al coro de la iglesia con los amigos y, a partir de ahí, cuando ya tenía unos 17 o 18 años, hice las pruebas para entrar en el Coro Ziryab, donde estuve muchos años. Yo no quería ser cantante, quería haber estudiado Bellas Artes, pero el canto me llevó a estudiar Canto. Cuando entré en el Conservatorio y vi que quería aprender más, quería cantar como en los discos que escuchaba, empecé a dar clases particulares, a buscar profesores y acabé recibiendo clase del catedrático Carlos Hacar, que ha fallecido este año. Terminé la carrera, hice un máster en EEUU y a día de hoy sigo dando clase con mis profesores.
-¿Qué tipo de música se escuchaba en su casa de pequeña?
-Se han escuchado muchos cantautores y también música clásica, aunque mis padres no son músicos. Cuando yo fui adolescente escuchaba los cantantes y grupos de mi generación, sobre todo la música negra, que siempre me ha gustado mucho. Cuando empecé a estudiar Canto entré en ese mundo, me cautivó y no he podido separarme de él. Encontré una pasión que no encuentro en otras artes.
-El canto es una disciplina muy sacrificada. ¿Cómo se prepara?
-Tengo una disciplina con el sueño y las dietas y necesito mucho tiempo de descanso y de estudio. Es decir, durante el año hago periodos de descanso y otros en los que monto nuevos roles. Hay meses en los que solo trabajo técnica porque voy a abordar un rol nuevo. Además, voy a Madrid a pasar repertorio y técnica con mis profesores.
-¿Alguna vez ha tenido la tentación de dejarlo por todo el sacrificio que conlleva?
-Si te dijera que no sería mentira, pero la recompensa siempre es muchísimo más grande que el vivir libre, sin tener este sacrificio de estar en forma y tener esta disciplina en todas las facetas de tu vida.
-En cierta forma, es como si fuera una deportista de élite.
-Igual. Además, siempre lo comparo para que la gente entienda que el periodo que nosotros estamos de entrenamiento es para la competición, que será nuestro concierto, y que llevamos una vida muy sacrificada, que toda la familia me tiene que ayudar para poder conseguirlo y, como ocurre con los deportistas, tiene una caducidad. Hay momentos en los que estamos empezando, otros en los que puedes ganar la competición y otros en los que poco a poco hay que irse por otros caminos.
-¿Cómo era el panorama de la lírica en Córdoba cuando empezó?
-Aquí siempre ha habido mucha tradición gracias a Carlos Hacar, Carmen Blanco y, por supuesto, a los maestros que ha habido antes. Luego, todos los coros, agrupaciones musicales, cameratas, orquestas y rondallas han mantenido viva la tradición coral. Yo me vi en un mundo que no conocía y en el que quería entrar. Cuando salí de esta ciudad a otros mundos más grandes, me pareció que Córdoba tiene un nivel buenísimo de lírica, con unas voces muy bien guiadas y hay una tradición bel canto muy importante. Ahora que soy profesora del Conservatorio y me he sacado la plaza de catedrática, me parece aún más importante guiar a los alumnos que quieran estudiar Canto para que la tradición de la lírica cordobesa siga evolucionando y sacando cantantes tan buenos como los que hay ahora actuando en grandes teatros.
-¿Cómo ha evolucionado la lírica en Córdoba?
-En estos últimos años han salido cantantes muy buenos, con premios internacionales, que están cantando en grandes teatros, como Pablo García, Auxiliadora Toledano, Javier Povedano y yo misma. Siempre llevamos a Córdoba en la boca para enseñar al mundo que aquí hay voces muy interesantes, muy bonitas, con mucha trayectoria y que tienen su sitio en la lírica a nivel mundial.
-Como catedrática del Conservatorio, ¿cómo ve a los jóvenes que llegan ahora a sus clases?
-Con mucha ilusión, muchas ganas de hacer cosas y, como soy bastante joven, me siento identificada con ellos; así que problemas que yo tenía, intento que ellos no los tengan. Intento guiarlos para que tengan salud tanto vocal como mental y que estén preparados porque, aparte de la exigencia a nivel físico e intelectual, esta carrera tiene una parte muy importante de entrenamiento mental para llevarla de una forma saludable.
-¿Echa algo en falta en Córdoba para promocionar la lírica y los grupos y solistas que hay?
-Creo que todo el mundo tiene su sitio. Hubo un acuerdo para que se programaran dos óperas al año y se han ido haciendo, además cada vez tenemos más lírica en la temporada de abono de la Orquesta, el teatro programa también zarzuelas... En general, el mundo de la lírica cada vez tiene más repercusión en el Gran Teatro. Además, Orive tiene un ciclo de lírica que llevaba también un gran amigo que ha fallecido, José Grande, y está la famosa Muestra de Corales.
-¿Cómo compagina dar clase con los escenarios?
-No es fácil. Intento hacer cosas puntuales importantes para poder compaginar la enseñanza.
-¿Cómo ve a la nueva generación de cantantes líricos de la que forma parte y qué diferencias hay con respecto a vuestros predecesores?
-El nivel cada vez es más alto y hay más competencia, pero también es verdad que cada vez la apuesta por la cultura es mayor. Hay muchos concursos, yo he ganado muchos con los que me he pagado clases, becas y estudios. Pienso que hay sitio para todo el mundo. Está el Programa Crescendo, el Proyecto Zarza, hay audiciones en teatro públicos... Yo he accedido a todo ese tipo de concursos y audiciones y siempre he tenido las puertas abiertas. Hay que llamar a muchas para que se abra alguna, eso también es verdad.
-¿Es difícil hacer lírica desde provincias, alejados de los focos de Madrid y Barcelona?
-A día de hoy, con el AVE estamos en seguida en cualquier sitio. Creo que aquí hay un buen profesorado y buenos pianistas repertoristas que te pueden guiar en tu carrera, pero también animo a los alumnos a que salgan fuera, hagan muchos cursos de formación, vayan a escuchar ópera fuera, por supuesto también los espectáculos líricos que se hacen en Córdoba, y que hagan todo tipo de conciertos ellos mismos en sus propias ciudades y pueblos. Además, tienen muchas oportunidades en Córdoba haciendo pequeños papeles y en el Conservatorio también.
-¿Qué papel tiene el Conservatorio en que haya tan buen nivel?
-El Conservatorio Profesional tiene muchos alumnos de Canto y varias líneas en las que orientan a los alumnos a hacer sus carreras. De hecho, al Superior nos llegan muchos estudiantes de grado medio, aparte de los que vienen de otras provincias, porque casi todos son de fuera. Yo soy la jefa de Actividades del Conservatorio y este año estamos montando la ópera Cenicienta, de Pauline Viardot, en un proyecto para recuperar mujeres compositoras. Además, hacemos todos los años un concierto grande de Canto y tenemos otras muchas actividades.
-¿Qué referentes tiene con respecto a sopranos?
-Me encanta Aprile Millo, Maria Callas por supuesto, Angela Gheorghiu, Anna Netrebk... Pero también sigo mucho el estudio de Sondra Radvanovsky y Anja Harteros, una soprano que me apasiona. Podría hablar de muchas más, además cuanto más antiguas, más me gustan.
-Se suele identificar a la soprano con mujeres muy divas, ¿qué hay de verdad en esto?
-No sé qué es ser diva, creo que es un concepto que está mal empleado de cuando antes las divas eran estúpidas y no te podías acercar a ellas. Ahora no somos así. Todas las colegas y amigas soprano que tengo somos personas muy normales, con mucha disciplina y algunos miedos por que la voz te funcione bien y puedas abordar el papel. Creo que lo único que tenemos de diva es que nos gusta maquillarnos para que se nos vea guapas en el escenario y nos gusta ayudar a nuestros compañeros.
-Esta semana ha actuado como solista en el Réquiem de Verdi junto a la Orquesta de Córdoba. ¿Cómo se ha preparado para este papel?
-Ha sido un reto enorme, creo que el mayor que he tenido en mi carrera como cantante, y un sueño hecho realidad. Para mí ha sido un regalo y he disfrutado muchísimo desde los ensayos. El papel de la soprano es muy complejo. El último número, el de la soprano con la Orquesta, Libera me, Domine, lo escribió Verdi años antes de componer todo el réquiem porque se lo dedicó a Rossini para una misa especial que él quería escribir en común con otros compositores, pero no salió. Entonces, cuando murió su colega Alessandro Manzoni, compuso el réquiem entero. Es muy exigente a nivel técnico y muy profundo a nivel dramático. A nivel emocional, para mí tiene una profundidad enorme porque es totalmente espiritual, trasciende la religión y es un contacto muy cercano a la muerte.
-¿Cuáles son los personajes que ha interpretado y que más la han marcado?
-A nivel personal, casi nunca me siento identificada con la mujer que estoy representando, pero quizás el que más me ha marcado ha sido Tosca, aunque Alcina también me gustó mucho, una ópera de Händel en la que ella hace como de bruja, una mujer bastante mala. Me gustan los papeles de mala: mi papel soñado sería hacer Tosca porque ella mata por amor.
-En este trabajo, además de cantar tenéis que interpretar, ¿cómo se le da esa faceta?
-Yo empecé estudiando Arte Dramático, pero era incompatible con el Conservatorio. Luego, en el mismo Conservatorio he tenido la suerte de tener profesores buenísimos de interpretación y en el máster que hice de ópera aprendí mucho. Además, cada producción que hacemos es una master class de interpretación. Cuando nos intentan diferenciar entre la interpretación y el canto no lo entiendo porque yo soy una actriz, lo que pasa que en vez de tener una palabra hablada, tengo una palabra cantada: interpreto con mi voz y con mi cuerpo.
-¿Cómo es cantar con la Orquesta de Córdoba?
-Es un lujo. Primero porque es el sueño de todo estudiante que quiere estar ahí y cuando te toca te sientes muy afortunada. Encima, te están acompañando muchos amigos porque ya son muchos años los que he pasado con ellos y es maravilloso trabajar tanto con ellos y como con el maestro Carlos Domínguez-Nieto, que es un director magnífico.
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