Los MIR venden guardias en Urgencias para evitar los riesgos de trabajar solos
Los médicos en periodo de formación denuncian que se sienten "desprotegidos" e "inseguros" por la falta de tutores, por lo que recurren a esta práctica · El Hospital Reina Sofía afirma desconocer esta actividad
La compraventa de guardias entre los médicos residentes en el Servicio de Urgencias es una práctica común en el Hospital Universitario Reina Sofía, según ha podido contrastar el Día de primera mano por diversas fuentes implicadas en ello.
La razón fundamental se encuentra en el "miedo" que muchos médicos en formación tienen a quedarse "solos" para atender a sus pacientes por la escasez de facultativos con experiencia y, por lo tanto, responsables del proceso de aprendizaje de estos profesionales. De este modo, tener que acudir a Urgencias no sólo preocupa a los pacientes, sino también a algunos MIR que se ven "desbordados" por el excesivo trabajo en este servicio del complejo sanitario cordobés.
Para evitar enfrentarse a situaciones que "escapan" a su responsabilidad, muchos de ellos recurren a una extendida compraventa de guardias; es decir, vender su guardia de puerta de Urgencias al mejor postor.
La "inseguridad" y la "desprotección" que sienten cuando tienen que prestar asistencia durante 24 horas a cerca de 400 enfermos de muy diversa gravedad justifican estas actuaciones clandestinas entre facultativos en periodo de formación. "Yo vendo mis noches en puerta porque me siento sola cuando tengo que tomar decisiones importantes que afectan a los enfermos", apunta una residente que prefiere mantener oculta su identidad por posibles represalias. "Hay muy pocos adjuntos para muchos residentes, así que es muy difícil que tengamos el respaldo que necesitamos para hacer nuestro trabajo", añade.
Y no se trata de un caso aislado. Hay un auténtico mercado entre residentes, sobre todo de primer y segundo año, que, por uno u otro motivo, prefieren perder dinero a poner en "riesgo" su carrera profesional. "Tenemos que firmar altas sin contar con la supervisión de un titular y, como es lógico, te puedes equivocar y el paciente puede denunciar", apostilla esta doctora.
A otra MIR de primer año le sucede algo similar. "La noche anterior a una guardia no duermo pensando en el día siguiente; es un sinvivir", resalta. Para ambas, el principal problema es que no hay médicos con experiencia suficiente para atender a tal "avalancha" de pacientes, así que "tienen que tirar de nosotros".
Otro residente de tercer año confirmó lo de sus compañeras, aunque aclaró que la compraventa de guardias también se debe a que hay especialistas que prefieren hacerlas en su servicio y no en Urgencias. "Además del miedo, muchas veces accedemos a este mercadeo para hacerle un favor a un compañero, nada más", apunta este joven que también prefiere no desvelar su identidad. Añade que no todos los residentes forman parte de este negocio; "de hecho, apenas llegan al 10 por ciento de los residentes, aunque hay compañeros que las venden absolutamente todas". Este facultativo defiende que la responsabilidad es lo que hace aprender, "pero no a cualquier precio, y en las Urgencias del Reina Sofía existe una presión brutal a nivel político para que cuadren los números".
El hospital, por su parte, apuntó que desconoce que exista la citada compraventa de guardias, aunque avanzó que en el instante en el que se detecte alguna irregularidad se iniciará el correspondiente expediente sancionador.
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