Manuel Concha analiza la influencia del flamenco en la pintura y la escultura en su nuevo libro

Literatura

El doctor Manuel Concha. / Juan Ayala

Manuel Concha Ruiz analiza la influencia del flamenco en las artes plásticas y la escultura en su nuevo libro, que presentará este viernes, 19 de abril, en el salón de actos del Rectorado de la Universidad de Córdoba (UCO) a las 19:30.

El escritor y doctor es un apasionado del arte jondo desde que hace 47 años se asentó en Córdoba, donde conoció al que luego se convertiría en mejor amigo, Antonio Povedano, que lo introdujo en el ambiente flamenco de la ciudad. Precisamente ese encuentro y diferentes iniciativas que llevaron a cabo juntos aparecen narradas en el prólogo del libro.

A Povedano le dedica El Flamenco en las Artes Plásticas. Pintura y Escultura porque "fue capaz de transmitir cuanto de jondo tiene el flamenco, nadie como él supo plasmar el desgarro o la emoción que arrastran al cantaor y lo enajena".

Para situar al lector, en la introducción del libro Concha repasa el desarrollo histórico, conceptual y estético de lo flamenco en la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, cuando el cante jondo pasó por varias revoluciones estéticas. El autor recuerda a los viajeros románticos como Washington Irving, Próspero Mérimée o Renier María Rilke; los cafés cantantes, el Concurso de Granada de 1922 y el flamenco en los poetas de la Generación del 27.

Después, se mete de lleno en la materia, profundizando en el desarrollo del flamenco en las artes plásticas. "El flamenco, dado su carácter intimista, su magia y su misterio, ha sido y sigue siendo un tema atractivo y fascinante para los artistas plásticos", indica el escritor. "Como tema, aparece en el arte de nuestro país con los pintores costumbristas del Romanticismo. Se conocen obras de Esquivel, Roldán,

Cabral, Barrón, pero por calidad y fama corresponde al dibujante francés Gustavo Doré la gloria de haberlo difundido por el mundo", resalta. Como contemporáneos de Doré, cita a Lameyer, que también dejó obras de interés.

"Con mis poros abiertos, me dejé embaucar y moldear por el flamenco", señala Concha

En este apartado, Concha introduce a artistas como José María López Mezquita, Gonzalo Bilbao, Joaquín Sorolla, Ignacio Zuloaga, Hermenegildo Anglada Camarasa, Julio Romero de Torres, Ángel López Obrero, José Manuel Capuletti, Antonio Bujalance, Eugenio Chicano, Juan Cantabrana, Juan Hidalgo del Moral o Julia Hidalgo Quejo. Tras esto, el autor dedica un capítulo a su amigo, Antonio Povedano, profundizando en su obra plástica y su relación con el flamenco.

Luego, Concha se detiene en la escultura, destacando a artistas como Manuel Hugué, Sebastián Miranda, Eduardo Carretero Martín, Venancio Blanco, Antonio Campillo, Joaquín García Donaire, José Torres Guardia y Miguel Moreno Romera.

En el anexo, el autor ha recordado a flamencólogos y escritores como Agustín Gómez (con el que también mantenía una gran amistad), José Manuel Caballero Bonald, Ángel Álvarez Caballero, Luis López Anglada, Manuel Ríos Ruiz, Manuel Cano Tamayo y Antonio Gala.

"Siempre he estado muy cerca del arte en el flamenco a raíz de ser íntimo amigo de Antonio Povedano", señala Manuel Concha, añadiendo que el flamenco siempre le ha "gustado desde el punto de vista de las artes plásticas".

"Estamos acostumbrados a entender el flamenco como el cante en la taberna, las palmas... y este es un aspecto menos conocido que hay que difundir, la riqueza que tiene el flamenco en las artes plásticas lo largo de la historia, desde el siglo XIX hasta la actualidad", apunta.

Al margen de Povedano, entre los artistas que ha analizado se queda con Álvarez Caballero, López Mezquita, Capuletti y con contemporáneos cordobeses como Julia Hidalgo, Juan Hidalgo y Cantabrana. Pero aclara que "hay muchos, y buenos todos".

Manuel Concha se crio en Cádiz, donde vivió más de 20 años, pero no tuvo ocasión ni tiempo de meterse en el mundo flamenco. Cuando llegó a Córdoba en 1977, conoció a Antonio Povedano y a raíz de ahí descubrió a Luis de Córdoba, a Vicente Amigo y Agustín Gómez. "Me metí de lleno en el flamenco", recuerda.

Empezó a asistir a algunos recitales de El Rincón del Cante cuando estaba en la carretera de Palma del Río, a festivales y tuvo un contacto muy directo con artistas como El Pele o Luis de Córdoba. En este sentido, recuerda que tenían una tertulia flamenca todos los jueves que duró 35 años. "Con mis poros abiertos, me dejé embaucar y moldear por el flamenco", concluye el autor.

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