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Patrimonio
En el año 965, el arquitecto de Alhakén II vio finalizada la bóveda central de la Maqsura de la Mezquita de Córdoba. Desconocemos su nombre, pero su obra ha sobrevivido a más de un milenio de avatares hasta llegar a 2024 como la joya de la corona de la Mezquita-Catedral. Ahora un equipo de arquitectos, obreros y conservadores han emprendido una restauración integral de ese espacio único desde la techumbre a la base, para garantizar que durante los próximos siglos los visitantes del singular monumento puedan seguir disfrutando de sus relieves, su arquitectura y su luz.
Los trabajos de restauración de la Maqsura comenzaron el pasado 31 de enero por el tejado, por sus tres bóvedas, las más antiguas cúpulas nervadas de la historia de la arquitectura universal, modelos para la arquitectura nervada gótica que se desarrolló en Europa. "Empezamos la casa por el tejado para evitar posibles daños al interior por goteras o humedades", explica uno de los arquitectos de la Catedral, Gabriel Rebollo. Aunque en realidad, la actuación ha comenzado mucho antes, en una larga fase de estudio e investigación de todos los elementos de esta zona tan sensible: se han hecho análisis arqueológicos, de los materiales, pintura, los mosaicos... "El primer paso es conocer", remarca Rebollo.
Un paseo por las cubiertas del templo descubre la estructura de andamios (hecha a medida) que protege las cúpulas y su entorno para garantizar que las obras se realizan sin causar daño alguno al tejado y el interior. El primer paso ha sido retirar las tejas, que se han depositado cuidadosamente en un lateral de las bóvedas para volver a ser utilizadas en el recubrimiento de estas; los arquitectos calculan que un porcentaje importante podrán volver a su sitio, para aquellas que no puedan ser reutilizadas se fabricarán réplicas. Una vez retiradas las tejas, empieza una labor de descubrimiento, que permitirá a los arquitectos e historiadores confirmar o no las hipótesis previas que tenían sobre la construcción.
En este caso, como ocurre en la mayoría de las iglesias, sobre los arcos cruzados de la Maqsura existía una cubierta para colocar las tejas. En época islámica, esta era de madera, pero se sustituyó por ladrillo durante la restauración de Ricardo Velázquez Bosco, a principios del siglo XX. Si siguen siendo de madera los cinturones que rodean las cúpulas para contener su empuje. Esa madera será tratada con productos antixilófagos para hacer frente a las termitas, de las que tienen ataques "pero no preocupantes". Actualmente, los paramentos de las linternas, es decir, los muros de cerramiento de las mismas, se encuentran muy deteriorados. Durante su restauración se propone recuperar sus perfiles, reconstruyendo los contrafuertes, así como los planos de fachada. Una vez delineados los perfiles, se procederá a proteger las fábricas mediante enlucidos de mortero de cal, así como a consolidar la policromía original.
Con el cambio de la madera de las cúpulas durante la actuación de Velázquez Bosco llegó probablemente también otra modificación, señala Rebollo. La cúpula oeste es diferente de las otras dos, con una especie de cuerpo añadido sobre la misma. Los actuales arquitectos consideran que la cúpula este también tuvo esa forma, pero por alguna razón se modificó la estructura a principios del XX. La parte superior de la Maqsura cambió, pero la restauración no va a devolverla a su forma original: en línea con las últimas corrientes de restauración (y la normativa actual) se optará por mantener los cambios como parte de la historia del edificio.
Sí se retrotraerá otra actuación sobre las cúpulas, en este caso más reciente: hace treinta años se protegió con una estructura de madera las celosías, que estaban en muy mal estado. Ahora, se retirará esta estructura, también las celosías, se repararán y devolverán a su sitio. Un panel de vidrio separado por unos centímetros las protegerá del viento, la lluvia y las palomas y otras aves, recuperando su función original y aportando luminosidad a la Maqsura, además de resolver los problemas de ventilación y condensación en el interior de las cúpulas.
Estas celosías son otra singularidad del edificio. No guardan una uniformidad: las hay visigodas, del siglo XVIII, reutilizadas de otros sitios. Son un crisol histórico que ahora se quiere recuperar de tal valor que los arquitectos tuvieron la tentación de retirarlas y llevarlas a un museo. Sin embargo, se ha optado finalmente por devolverlas a su sitio.
En total, la actuación en la zona superior de la Maqsura debería durar un año. La están ejecutando los especialistas que mejor conocen cada piedra de la Mezquita-Catedral: la obrería del Cabildo. Es esta institución la encargada de la obra, que cuenta con un presupuesto total de 4 millones de euros y tres años de duración en todas sus fases.
En la siguiente fase, la actuación pasará al interior de la Maqsura, con sus mosaicos y relieves. La intención del Cabildo es ir ejecutándola cúpula a cúpula, de forma que siempre haya dos visibles para el público. E incluso se plantea la posibilidad, explica el deán-presidente, Joaquín Alberto Nieva, de optar por la fórmula actual del "abierto por obras", que de alguna forma los visitantes puedan observar los trabajos de restauración conforme estos se producen.
Se comenzará la restauración por la cúpula oriental, intensamente intervenida en 1771 por Baltasar Devreton por encargo del Cabildo, ya que la misma amenazaba ruina. Se restaurarán sus enlucidos, localizando y delimitando en primer lugar las zonas de actuación y su estado de deterioro. Por su parte, los emplacados se consolidarán y solo aquellos que se consideren irrecuperables serán repuestos, mientras que en las figuras decorativas, que están realizadas en yeso tallado y recibidas en huecos preparados en los plementos, no presentan deterioros de importancia, por lo que solo se plantea su limpieza. Una vez restaurada la cúpula oriental y los paramentos que la soportan, se acometerá la consolidación del pavimento cerámico existente para garantizar su conservación.
La segunda cúpula será la occidental. Para la misma se ha pensado en la consolidación de enlucidos y emplacados, y se limpiará y consolidará la restauración del mosaico realizada por el arquitecto Duroni en 1815, ello después de que en las catas realizadas durante los estudios previos de 2016 se documentaran gran cantidad de restos de pintura original sobre los arcos y paramentos de la cúpula occidental. El proyecto plantea la limpieza y localización de todos los restos originales que aún se conservan y su consolidación. Estos mismos restos de pintura han sido encontrados en los paramentos verticales que sustentan las tres cúpulas por lo que también será necesaria su limpieza y consolidación.
Por último, se acometerá la restauración de la cúpula central y de su mosaico, realizado por los artesanos del emperador de Bizancio en el año 965. En los estudios previos se identificaron con claridad las zonas originales y aquellas restauradas con anterioridad, restauraciones realizadas con diferentes técnicas, incluida la pintura. Se acotarán las distintas actuaciones previas limitando la intervención a realizar con el objetivo de mantener la obra tal y como ha llegado hasta ahora, mientras que la moldura cerámica, que sustenta el octógono gallonado, parece encontrarse en perfecto estado de conservación, por lo que solo se plantea su limpieza.
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