Maravillas escondidas en los conventos

El Palacio Episcopal de Córdoba acoge la VIII Muestra de dulces monacalesl Gastronomía La exposición permanecerá abierta hasta el próximo domingo, desde las 10:30 hasta las 20:00.

Visitantes de la muestra contemplan la oferta de productos.
Visitantes de la muestra contemplan la oferta de productos.

Desde la Edad Media, los conventos han sido lugares de recogimiento, de meditación y de reflexión. Con el paso del tiempo se transformaron también en un repositorio de las mejores recetas de la repostería cristiana, árabe y judía. En la actualidad las monjas de conventos de clausura son depositarias de estos conocimientos y los utilizan para garantizarse unos ingresos a través de la venta de pasteles, confituras o bizcochos.

Desde el martes, el Palacio Episcopal de la calle Torrijos acoge la VIII Muestra de Dulces conventuales de Córdoba, organizada por la Hermandad del Calvario y cuya recaudación se repartirá entre los conventos participantes y Cáritas Diocesana.

En total ocho los conventos de toda Andalucía han enviado sus artículos a la muestra. Así, han colaborado las Hermanas Trinitarias de Martos, en Jaén; los conventos de Santa Clara de Úbeda y Montilla; el de la Santísima Trinidad de Baza, en Granada; el de la Purísima Concepción de Marchena, en Sevilla, y el de Santa Ana y San José de Córdoba. A estas religiosas, ya habituales en otras ediciones se han unido en esta ocasión las d de los conventos de las Monjas Capuchinas de Valladolid y el de Santa Clara de Estepa.

Los dulces que se pueden adquirir han sido elaborados todos de una manera artesanal, para lo que se ha empleado productos totalmente naturales, sin ningún tipo de aditivo alimenticio. Así que se puede disfrutar de azúcar, huevos, harina, vainilla o chocolate. Todo un lujo para el paladar y un peligro para la talla. Además, según ha expuesto Rafael Guerra, Hermano Mayor de la hermandad del Calvario, las monjas han prestado especial atención a las delicias de almendra.

En un auténtico desafío a los sentidos, principalmente al del gusto, quien pasee por el patio del Palacio Episcopal puede adquirir también los tradicionales polvorones, turrones y mantecados con los que agasajar a familia y amigos durante las múltiples reuniones, comidas y cenas que se suceen con motivo de la Navidad. Entre las delicias que se pueden encontrar tampoco hay que dejar a un lado a los mazapanes, que se ofertan en todos los tamaños y formas posibles y entre los que destaca uno enorme realizado en forma de pez por las religiosas del convento de Santa Clara de Estepa. Otra innovación viene d el mano de las monjas de Santa Ana y San José de Córdoba, que han elaborado panettones con miel, un postre tradicional de la Navidad en Milán realizado a base de pasas y frutas confitadas.

Pero no todo va a ser comer. Para acompañar tan suculentos manjares, las Hermanas Trinitarias ofrecen en su stand una mistela con la que acompañar a los dulces y evitar empalagarse.

El Hermano Mayor del Calvario insiste en que uno de los objetivos de esta muestra de dulces conventuales responde a su deseo de mostrar "este tesoro escondido entre las paredes de nuestros conventos", pues considera que aún se desconoce la magnífica labor de estas monjas: "unas auténticas maestras de la repostería".

En esta línea se manifiesta también Manuel Hinojosa, Vicario y Delegado Episcopal, quien además destaca la labor de la hermandad organizadora en su ayuda a las religiosas.

Además de los tradicionales dulces, los visitantes también pueden adquirir en el Palacio Episcopal otros productos que complementen la oferta navideña y que satisfagan el gusto de todos y cada uno de los cordobeses y visitantes. Botellas de aceite y de vino, dulces sin azúcar, algún pastel cordobés, alfajores, roscos de vino, además de llaveros y colgantes procedentes de Cáritas.

Un lujo difícil de disfrutar durante el resto del año que permanecerá abierto hasta el próximo domingo y por el que no se puede dejar de pasar durante este puente.

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