Marcus Miller: Cuando el Dios del bajo pasó por Córdoba
42 Festival de la Guitarra
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El Dios del bajo pasa por Córdoba. Nadie hace hablar como él a esa guitarra de cuatro cuerdas de sonido grave que, junto con la batería, marca el ritmo de cada tema de rock, blues, jazz...o cualquier otro género musical. Pero Marcus Miller va más allá, lo suyo con el bajo es de otro planeta, de otra galaxia, como demuestra en la 42 edición del Festival de la Guitarra de Córdoba. El inicio del primer tema de su recital en el Gran Teatro, Detroit, es toda una declaración de intenciones, el canapé de la borrachera de jazz que va a poseer a un público que llena el recinto y que desde el primer minuto está dispuesto a entregarse.
Un público que sabe que Marcus Miller ha sido calificado como uno de los artistas más influyentes de nuestro tiempo. Un artista que, en la cima de su carrera durante más de 30 años, ha ganado dos premios Grammy, el Premio Edison 2013 a la Trayectoria en el Jazz (Holanda), la Victoire du Jazz 2010 (Francia) y en 2013, fue nombrado Artista por la Paz de la Unesco. Galones que deja a un lado cada vez que se sube al escenario acompañado de unos músicos también virtuosos en lo suyo: Anwar Marshall, a la batería; Donald Hayes, al saxo; Xavier Gordon a los teclados y Russell Gunn a la trompeta. Músicos que desaparecen de la escena cada vez que no entran con sus instrumentos en acción para que el protagonismo lo tenga ese jazz especial que Marcus Miller convierte en una especie de divinidad musical.
Untamed, Gorée (Go-ray) o Higher Ground, que también suenan en su concierto cordobés, son una muestra de ello. El último de estos temas, un clásico entre los clásicos de Stevie Wonder, es además un ejemplo de cómo Marcus Miller es capaz de, a base de una producción muy pulida, conseguir que su versión sea incluso mejor que la original. Y es que ese su característico sonido de bajo es toda una garantía también para otros artistas. Puede escucharse, por ejemplo, en un catálogo ilimitado de éxitos musicales, desde Just The Two Of Us de Bill Wither hasta Never Too Much de Luther Vandross, pasando por canciones de Chaka Khan, David Sanborn, Herbie Hancock, Eric Clapton, Aretha Franklin, George Benson, Elton John y Bryan Ferry, por nombrar solo algunos. Con su estilo distintivo -una combinación única de funk, groove, soul y pura habilidad técnica-, Marcus Miller ha sido calificado como uno de los bajistas más significativos del jazz, R&B, fusión y soul. Es más, la prestigiosa revista Bass Player lo incluye en su lista de los diez bajistas más influyentes de esta generación.
Precisamente de David Sanborn es Run for Cover, tema que no falta en sus recitales, como tampoco falta Mr. Pastorius, tema que, como el propio Dios del Bajo explica en Córdoba, compuso como homenaje a Jaco Pastorius, bajista de Pensilvania, miembro de prestigiosas bandas como Blood, Sweat & Tears y Weather Report, con quien trabajó y que falleció con tan solo 35 años en 1987. "Se la di a Miles Davis y él la grabó", detalla. Precisamente, se nota en su manera de acariciar el bajo que Marcus Miller fue un alumno aventajado de ese Dios del jazz que fue el mítico Miles Davis.
Y es que después de varios años de gira con la banda de Miles Davis a principios de los 80, Marcus Miller desarrolló una estrecha relación profesional y personal con éste que lo llevó a colaborar en tres álbumes aclamados por la crítica, siendo el más famoso el innovador y Tutu, convirtiéndolo en el último productor principal, arreglista y compositor de esta gran leyenda del jazz. El álbum y la canción principal, que Miller compuso, produjo, arregló e interpretó, es ampliamente considerado como una adición significativa al canon de la música de jazz contemporánea. El álbum no solo ganó dos premios Grammy, sino que se considera uno de los álbumes definitivos de Miles Davis gracias a la aportación de Marcus Miller.
De hecho, Tutu, tema de ese álbum homónimo, no falta en sus recitales, como tampoco suele faltar su revisión del Come Together de The Beatles, interpretación que en este último caso se echa de menos en Córdoba, ciudad que comprueba que el poderoso bajo jazz/funk de Marcus Miller está en plena vigencia con esa música que hace tan especial, empujando los límites y llevando el jazz a nuevos niveles. Marcus Miller, junto con su increíble grupo de jóvenes talentos, emociona y transporta a un más que entregado público cordobés a su Olimpo musical personal, un público que, en el Gran Teatro, tras los últimos compases de Blast, su larguísimo y único tema interpretado en los bises, lo despide de pie con un fortísimo e infinito aplauso. El prestigioso Montreux Jazz Festival ya espera como cabeza de cartel este jueves 13 de julio al Dios del bajo tras su paso por Córdoba.
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