María José Ruiz, pintora: "Se puede vivir sin todo, pero no sin el arte"
Entrevista
María José Ruiz se licenció en Derecho, una anécdota en la vida de una artista cuyas obras cuelgan en lugares tan especiales como la Mezquita, importantes museos mundiales o El Vaticano
Una conversación con María José Ruiz (Montilla, 1966) es toda una lección magistral de arte. Y qué mejor lugar para ello que donde da rienda suelta a su imaginación para transformarla en creatividad, entre pinceles, caballetes, pintura, paletas...y algunas de sus mejores obras, en su estudio.
–Me llama la atención que tenga en su estudio un cuadro del revés.
–Es un cuadro que estoy pintando; y no me gusta que nadie vea mis obras antes de acabarlas. El cuadro es de una Virgen con niño y lo estoy pintando para una iglesia minimalista muy grande que hay en Jerez. Mide 2,40 de altura, irá en el altar mayor y lo entregaré en diciembre.
–Usted ha llegado a decir en alguna ocasión que el pintor convierte a sus modelos en algo así como en minidioses; usted le ha puesto cara al Gran Capitán, a San Juan de Ávila...a tantos y tantos personajes de la historia, ¿cómo escoge a sus modelos?
–Normalmente son personas conocidas, algo que no ocurrió en el caso del Gran Capitán. Por ejemplo, la Virgen que estoy pintando es hija de mis amigos Inmaculada Herrador y Virgilio Robles. Y el niño es también de aquí, de Córdoba. En el caso del Gran Capitán tenía que tener una cara renacentista, una cara heroica y encontré al modelo haciendo mi particular casting por las calles de Córdoba.
–Supongo que todo lo contrario en el caso, por ejemplo, de la Virgen.
–Exacto. Una Virgen tiene que ser todo lo contrario, tiene que tener una cara dulce, pero, en este caso, he buscado a una chica que tiene una cara muy cordobesa y muy contemporánea. Realizo el casting en base al personaje y jamás pinto una obra inspirándome en obras anteriores de otros artistas, como sí sé que hay compañeros que lo hacen. Es algo que nunca he hecho. Para mí la elección del o de la modelo es fundamental.
–¿Qué significa para usted el cuadro que pintó de la Madre Teresa de Calcuta?
–Esa fue mi primera obra de gran formato y de tema religioso. Entonces yo estudiaba en Italia, era 1997, se organizó una exposición en la Basílica de San Juan de Letrán y mi cuadro fue elegido entre las obras que se presentaron por parte de mi academia, la Academia de Bellas Artes de Reggio Calabria. Ese cuadro supuso eso, mi primera exposición en el claustro maravilloso de la Basílica de San Juan de Letrán, la Catedral de Roma. Fue algo impensable. Ese cuadro abrió una puerta que me demostró que cualquier sueño se podía hacer realidad.
–¿Y qué significa para usted su cuadro de San Juan de Ávila?
–Algo parecido. Me llamó el alcalde de Montilla con motivo del Año Jubilar de SanJuan de Ávila, doctor de la Iglesia que vivió en Montilla, y me encargó algo pequeñito, que pintara la cabecita del Santo para llevar a Roma y yo pensé que para una vez que iba a llevar algo a Roma no iba a ser algo pequeñito. Entonces pinté un cuadro grande, también de dos metros, y con el personaje a tamaño real que entregué personalmente al Santo Padre.
–¿Cómo fue esa experiencia de entregarle el cuadro en persona al Papa Francisco?
–Maravillosa. Verte en la plaza de San Pedro, por la mañana, con esa luz romana, esas gaviotas que sobrevolaban Roma, con esas esculturas inmensas, en ese escenario tan mágico... El hecho de haber pintado para la Iglesia me ha regalado momentos mágicos, únicos.
–Ha hecho muchos trabajos para la Iglesia, pero la temática religiosa no es la única en la que ha trabajado.
–Por supuesto.
–¿Qué le lleva a escoger una temática u otra a la hora de decidirse a pintar un cuadro?
–Cuando yo pinto cuadros para mí, que no son de encargo, son de mi temática preferida, pinto figuras humanas y animales; paisajes toco menos y bodegones, a veces. Mi temática preferida siempre va a ser plasmar al ser humano en toda su grandeza y en toda sus miserias.
–Lo suyo es la figuración.
–Sí. Y eso que yo no empecé haciendo figuración, yo empecé haciendo cosas más bien expresionistas, más bien cubistas, más bien abstractas, y el desarrollo de mi carrera me llevó a desembocar en la figuración. A la hora de pintar tengo una temática muy social en la que mezclo mucho la modernidad, lo actual, con el mito, hago esa simbiosis, esa síntesis, para dar así un aire más atemporal a mi obra, para que se pueda ver ahora lo mismo que dentro de 20 años, para que no envejezca. El primer cuadro que pinté de temática contra la violencia de género es de hace 20 años y tú lo ves ahora y es completamente contemporáneo. En los cuadros de encargo, como el que he pintado del ya exrector de la Universidad de Córdoba José Carlos Gómez Villamandos también intento un poco modernizar las iconografías, como también lo estoy haciendo en el que estoy pintando ahora de la Virgen. Y el encargo es el encargo, de eso hemos vivido todos los pintores.
–Usted se ha formado como pintora, como ha dicho, en la Academia de Bellas Artes de Reggio Calabria (Italia) y en la Academia de Bellas Artes de Sevilla, ¿quiénes han sido sus grandes referentes?
–Cuando yo apenas tendría 11 años, mi primer referente fue Modigliani. Cuando yo vi esas caritas que pintaba Modigliani con esos ojos vacíos, esa expresividad, me quedé totalmente cogida, capturada por esa emoción. Mi referencia ha estado mucho en la pintura italiana renacentista y en la pintura también un poquito posterior, sobre todo en Tiziano. Tiziano ha sido mi gran maestro del retrato. Y después de Tiziano han venido todos. Mi pintura bebe también mucho de El Greco y de todos los grandes maestros. Es que no hay uno que no haya estudiado, desde Van Dyck a Rubens. Cuando le digo estudiado es haciendo copias de sus cuadros, que es como se estudiaba antes. Si a la hora de pintar cuadros de estilo realista, como yo hago, no has estudiado a los grandes maestros, a tu obra siempre le va a faltar algo. Esas grandísimas obras de la historia, ese sustrato pictórico, esa composición, esa materia, esa forma de trabajar de los grandes es un patrimonio que tenemos toda la humanidad, un patrimonio que sí que está valorado, pero que se debería todavía investigar y estudiar más, porque todavía hay mucho que aprender de ellas.
–La estética es muy importante en sus obras, ¿pero qué importancia le da al mensaje que encierran?
–El mensaje en mi obra es para mí fundamental. No podemos olvidar que la primera premisa del arte es ser una forma de expresión y cuando expresas es porque hay algo que decir. Un cuadro vacío, un cuadro que no tenga mensaje no deja de ser un objeto decorativo y una obra de arte no es un objeto decorativo.
–¿Y la gente sabe diferenciar cuando un cuadro es una obra de arte o un objeto decorativo?
–Mucha gente, no, y esa es la gran pena sobre todo para los artistas que tocamos la figuración. Una persona que no tiene formación artística ve una pintura figurativa pésima, de esas que no hay por donde cogerlas, y la valora igual que, por ejemplo, un cuadro de Guillermo Lorca o de Antonio López, de los grandes artistas figurativos. Es una pena que en los planes de estudio de hoy en día no haya espacio para la estética, tampoco para la ética, pero yo siempre digo que no hay ética sin estética. La formación artística, la formación estética, sería fundamental en los niños, porque es algo que forma parte de nuestra esencia como seres humanos.
–De todos los estilos pictóricos decidió que lo suyo iba a ser el realismo, estilo en el que supongo que será muy difícil innovar, ¿verdad?
–Exactamente. Ha dado en la tecla. Ese es mi reto, innovar en una cosa en la que está todo hecho, porque en la Historia del Arte está todo hecho. Se han hecho maravillas, cosas que no has visto en tu vida. Nadie se puede ni imaginar las pintoras tan impresionantes que hay, y que han creado verdaderas y únicas obras de artes. Esas mujeres están ahí olvidadas, olvidadas por los historiadores, olvidadas por los planes de estudio, olvidadas por los museos...
–Difíciles tiempos estos, los digitales, en los que mucha gente asemeja el realismo más con la fotografía que con la pintura.
–Exacto. Y no tiene nada que ver el realismo del arte fotográfico con el del pictórico. Una foto es un click y luego le das a la imagen toda la elaboración que quieras. Hoy en día hay programas fantásticos para ello. Pero un cuadro tiene otro desarrollo hasta hacerse realidad. A la hora de crear una obra pictórica realizas en el cuadro muchísimos cambios, muchísimos; no sé, es como Dolor y gloria, como la película de Almodóvar. Hay dolor y gloria en toda obra de arte pictórica.
–Hablando de dolor y gloria, en estos tiempos también se podrían aplicar esos términos a los meses más duros de la pandemia, ¿cómo la vivió como artista?
–Durante el confinamiento tuve que elegir entre quedarme en mi piso, con todas las comodidades, o venirme al estudio, donde no tenía cocina ni tenía baño ni nada, venirme en plan Robinson Crusoe. Y ahí me di cuenta de que se puede vivir sin nevera, sin lavadora, sin hornilla, usando como ducha la goma de la azotea...todo ese se puede hacer y no pasa nada, te vas acostumbrando y ya está, pero desde luego, no se puede vivir sin el arte, eso está claro. No se puede vivir sin música... no se puede vivir sin la belleza, que es hoy un concepto ya obsoleto; yo busco la belleza a la hora de pintar, para mí crear belleza, algo que es tan difícil, es fundamental. Pero volviendo a su pregunta, la pandemia me ha demostrado que se puede vivir sin todo, pero que no se puede vivir sin el arte.
–¿Cómo ve el mundo del arte en Córdoba en la actualidad?
–No sé si sabe que formo parte de un colectivo de artistas...
–Sí, de Córdoba Contemporánea.
–En la exposición de obras de los miembros de ese colectivo en la Sala Vimcorsa se demostró que en Córdoba la gente tiene ganas de arte y hay que buscar las vías para que los artistas podamos dar a conocer nuestras obras, para impulsar aún más el arte en Córdoba. Para ello se podrían aunar voluntades, desde los políticos, las instituciones, la enseñanza, por supuesto, y nosotros mismos, usted y yo, los que nos dedicamos al arte y los que os dedicáis a difundirlo. La unión hace la fuerza, si es que es así.
–¿Qué necesidades básicas tenéis los artistas para que vuestras obras se puedan dar a conocer?
–Hay que partir de la base de que es muy difícil vivir del arte, es complicadísimo, casi todo artista tiene que tener un segundo trabajo, en Córdoba, por ejemplo, pues desde profesor a policía. En mi caso me dedico exclusivamente a la pintura y es muy complicado. Tendríamos que empezar por regular un sistema fiscal en el que se contemplase que el artista no tiene una tienda abierta. Es decir, una persona me puede comprar un cuadro y a lo mejor hasta el año siguiente no vendo otro y sin embargo yo tengo que pagar mensualmente un autónomo bastante caro. Eso no ocurre en otros países, en Alemania, por ejemplo, donde yo he expuesto, se considera al artista, se le ayuda y se le financian exposiciones. Y luego está el tema de las salas expositivas; en Córdoba apenas quedan galerías y es fundamental que pudiéramos contar con más salas. Córdoba tiene grandes creadores y eso es fundamental que la gente lo sepa. También es fundamental que haya un estatuto del artista.
–Si le pido que me destaque tres cuadros de toda su obra, cuáles serían?
–Quizás, Metamorfosis Barroca, Sísifo y ¿Por qué?
–¿Cuál es el mensaje de ‘Metamorfosis Barroca’ una obra en el que aparece un hombre mayor con barba vestido de mujer?
–Metamorfosis Barroca es un canto a la dignidad del ser humano, un cuadro basado en el existencialismo, tanto de Kafka, el personaje lleva el libro de La Metamorfosis en la mano, como en la pintura de José de Ribera, que es uno de los más grandes artistas de la Historia. Este cuadro hoy en día estaría relacionado con el transgénero.
–En el de ‘Sísifo’ aparecen tres albañiles que representan las tres edades del hombre.
–Sí. Y la figura del eterno retorno que retoma Nietzsche en su filosofía, en el cuadro está expresada en ese albañil anciano que sigue acarreando adoquines, que sería ese Sísifo mitológico condenado a transportar eternamente una grandísima piedra por una montaña empinada. Este cuadro lo pinté justo en el boom económico y la posterior crisis y también habla de que, como los ciclos económicos, todo es muy cíclico en la vida. Esa idea aristotélica del movimiento del ciclo está muy presente en el cuadro, aunque yo soy muy platónica en el concepto de la belleza.
–Y por desgracia, el tema que aborda en ‘¿Por qué?’, cuadro que pintó hace 20 años, sigue estando muy de actualidad.
–Sí, en ese cuadro aparece una mujer vestida de novia con la ropa chorreando de sangre. El escritor y finalista del Premio Planeta Salvador Compán lo definió muy bien en un bello artículo que escribió sobre él, con un discurso feminista y contra la violencia de género.
–Se ha dejado en ese ranking el cuadro ‘Alejandro y Pol’, en el que ha pintado al diseñador cordobés Palomo Spain (de Posadas) y a su pareja, Pol Roig, ¿por qué Palomo aparece con tres manos?
–Tiene una explicación. En ese cuadro he querido hacer un recorrido a través de la Historia del Arte. La composición es totalmente renacentista, triangular, perfecta, leonardesca. He querido demostrar que la Historia del Arte es un único discurso. Sin renacimiento no hay surrealismo y yo he incluido una tercera mano, que es un elemento burdo, enorme, y, sin embargo, casi nadie la ve o la aprecia al primer vistazo, se pasan minutos y minutos analizando el cuadro hasta que ya la ven. ¿Por qué? Porque cuando la composición está perfecta tú puedes meter lo que quieras. Como le he dicho, la composición de Alejandro y Pol es renacentista; el color, barroco, con esos azules muy murallescos; el ambiente, romántico, con ese piano, la gabardina así como muy napoleónica, y las botas de charol totalmente ochenteras. Y el elemento surrealista viene a demostrar eso, que la Historia del arte es un discurso único.
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