Mascarillas obligatorias, ofertas y ganas de comprar en el regreso de los mercadillos de Córdoba
Con la mitad de los puestos instalados, los mercados ambulantes acogen a sus primeros clientes después de casi tres meses
Los comerciantes piden que el Ayuntamiento les condone las cuotas hasta 2021
El regreso de los mercadillos de Córdoba tras la crisis del coronavirus, en fotos
Después de casi tres meses, había muchas ganas de mercadillos y ni el uso obligatorio de mascarillas ni la disminución de puestos a la mitad han parado a los cientos de cordobeses que este martes han salido a comprar.
Los mercados ambulantes de la Ladera, el Sector Sur y uno de los más multitudinarios de la ciudad, el de las Setas de Noreña, han regresado este martes con una buena aceptación de los ciudadanos.
El primero en pasar la prueba fue el de Alcolea, que se celebra los lunes y es más pequeño, por lo que la afluencia de público que ha habido esta mañana es una buena señal dentro de esta nueva normalidad a la que también se tendrán que acostumbrar los vendedores y sus clientes.
"Estamos muy contentos, empezamos la mañana con nervios, pero estamos notando el afecto de los clientes, que tenían hambre de comprar", señala el presidente de la Asociación de Comerciantes Autónomos de Córdoba (Comacor), Antonio Torcuato, que este martes tenía su puesto instalado en las Setas.
Después de casi tres meses "duros" al no tener ingresos, los comerciantes tenían "ganas de que la economía se reactivara"" y, aunque arrancan al 50%, esperan "que vuelva la normalidad en unas semanas".
La salida de esta crisis "no va a ser fácil" para ellos, porque además se les ha quedado mercancía pendiente de la temporada pasada que ahora va a ser difícil vender, sobre todo en lo referente a ropa de invierno. Por eso, según Torcuato, "hay compañeros que no han podido empezar" al no tener capacidad adquisitiva para ofrecer al cliente producto de primavera y verano.
Estas familias esperan que el Ayuntamiento de Córdoba les condone las cuotas "hasta principios de 2021" porque, de otra forma, ven difícil continuar. Además, piden que las tasas se adecuen a los días que van a trabajar ya que al reducirse el número de puestos por mercadillo, también se reducen las jornadas de venta.
El presidente de Comacor agradece el delegado de Mercados, Antonio Álvarez, el esfuerzo que esté realizando, pero advierte que "queda mucho por hacer y esperemos que no nos deje".
Los mercados ambulantes han vuelto con varias normas, como el uso obligatorio de mascarillas, el distanciamiento social (entre un metro y medio y dos metros) y la prohibición de acceder con guantes. Además, hay establecida una entrada y una salida para que se siga un circuito predeterminado, de forma que todo el mundo camine en la misma dirección y no se creen aglomeraciones. Al haber la mitad de puestos, queda mucho espacio libre para caminar.
Nada más entrar en las Setas, da la bienvenida el puesto de ropa y complementos de Diego Plantón, que conoce a la perfección lo que es la venta al público por su tradición familiar. "Pensábamos que este primer día iba a ser caótico, pero la gente viene con ganas de mercadillo", indica.
La mañana ha estado "muy bien", según su experiencia en esta reapertura, y espera que sea igual en el resto de mercadillos a los que acude. Además de a las Setas, va al de Las Moreras (que ahora se divide entre miércoles y sábados) y al de El Arenal, el único que se puede poner entero al haber mucho espacio.
Estos meses sin trabajar él y su familia lo han pasado "fatal" y además se les ha quedado "ropa colgada" de la temporada pasada. Ahora esperan "salir del bache" por el apoyo de los clientes.
Otro de los vendedores que este martes ha podido instalar su puesto es Antonio Onieva, que ofrece tanto ropa interior como de calle, aunque se está planteando dejar de vender esta última al menos hasta que acabe el año y pueda recuperarse del destrozo económico que han supuesto los tres últimos meses. Por suerte, la crisis le pilló cuando aún no había comprado ropa de temporada, por lo que el daño ha sido un poco menor.
"El ambiente es raro, no es un día normal, como antes de que pasara todo lo del coronavirus", explica, pero a pesar de ello las ventas "no han ido mal". Aunque tiene licencia para abrir cinco días, esta semana, por ejemplo, solo va a poder hacerlo dos ya que en el mercadillo de Alcolea no le ha tocado y los de Fernán Núñez y Villaviciosa no se han puesto en marcha aún. Por eso, asegura que "así no compensa porque los impuestos son los mismos que si lo pusiera todos los días".
Un veterano de los mercados ambulantes, Fernando García, ha vuelto este martes con sus telas a las Setas, aunque para él no ha sido una buena mañana, sino "un día flojo". "No tenemos la ruina, tenemos el ruinón porque además las mujeres tienen miedo a venir", asevera.
En ese sentido, espera "que se conciencien" de que el ambiente en el mercadillo es seguro porque "aquí estamos al aire libre, el puesto es amplio, tenemos gel y guardamos las distancias, por lo que lo estamos haciendo bien dentro de nuestras posibilidades", apunta.
Aunque él vende telas, también hay temporadas y modas, por lo que va a perder parte de lo que ya tenía comprado de cara al invierno y la primavera. Por eso, tiene esperanza de que se pase "el miedo" y "vengan las mujeres" para que se reactive este tipo de comercio.
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