Médicos advierten del aumento de mujeres jóvenes con enfermedades cardiovasculares
Mes del Corazón
El estrés emocional y la ansiedad son dos de las causas que llevan al infarto y que se suman a otros factores de riesgo como el tabaquismo, el sobrepeso o la hipertensión
El estrés emocional, la ansiedad, los malos hábitos y la precocidad en el tabaquismo están provocando que haya un aumento del número de mujeres jóvenes que llegan a las consultas médicas con cardiopatías. Frente a la creencia popular de que el sexo femenino es menos proclive al infarto, los especialistas advierten de que los problemas cardiovasculares son la primera causa de muerte en mujeres en todo el mundo.
Otro factor a tener en cuenta es que ellas tardan más que los hombres en acudir al médico cuando sienten dolor, lo que puede suponer peores resultados en el tratamiento a largo plazo ya que a menor tiempo de reacción ante un infarto, menos daño sufre el corazón.
Estas son algunas de las claves que han ofrecido este sábado los profesionales participantes en la primera jornada del Mes del Corazón, un programa organizado por el Hospital Cruz Roja y el Colegio de Médicos que se desarrollará durante los fines de semana de febrero.
El especialista en Cardiología José Suárez de Lezo señala que “la propia naturaleza establece diferencias” entre el organismo de hombres y mujeres. Por ejemplo, si la mujer tiene la piel externa más frágil, fina y suave, lo mismo ocurre con la interna; esto es, con el endotelio vascular (tejido que recubre la zona interna de todos los vasos sanguíneos). Por lo tanto, será más fácil para ellas tener heridas internas en el endotelio vascular. La rotura de ese tejido puede generar una disección de la arteria que a su vez provoca un infarto.
El jefe de la Unidad de Hemodinámica y Arritmia del Hospital Cruz Roja explica que “lo clásico que provoca el infarto, tanto en el hombre como en la mujer, es la placa de ateroma”, que se forma por el depósito de lípidos y colesterol, por lo que este supuesto se suele dar en edades adultas o más avanzadas.
Sin embargo, Suárez de Lezo manifiesta que “la mujer joven sin factores de riesgo es más proclive por las situaciones de tensión emocional y estrés”, que provocan una erosión de la piel interna y generan la obstrucción de la arteria coronaria (cuando se ocluye el músculo se inicia un proceso destructivo y se llega al infarto).
El cardiólogo puntualiza que en los últimos años se han notado dos tendencias:por una parte, hay una precocidad en términos de edad, y por otra, esto es más frecuente en la mujer joven. La razón “puede estar en el estrés, la tensión emocional y en cuestiones que pueden ser tóxicas como el tabaco o el café”, que también desencadenan la herida en el endotelio.
Un aspecto que preocupa de forma especial a los médicos es que la mujer aguanta mucho el dolor y no quiere preocupar a los demás, por lo que tarda en acudir a la consulta. “El hombre tiene una particularidad, es más quejica, y la mujer es más estoica, aguanta mejor e incluso no percibe la sensación de gravedad que puede tener un episodio de dolor”, aclara Suárez de Lezo. A veces incluso tienen presentaciones sin molestias, lo cual lleva a demorar el diagnóstico.
Al respecto, el cardiólogo recuerda que “un diagnóstico rápido es igual a un tratamiento rápido porque el proceso destructivo del corazón dura unas horas y, como no se coja a tiempo, el infarto se consuma, mientras que si se coge a tiempo, es posible frenarlo”. Por esto, “hay que concienciar a las mujeres de que acudan a Urgencias” al menor síntoma.
Por su parte, el especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Enrique Martín Rioboo asegura que es necesario desterrar falsas creencias como que la mujer fuma menos que el hombre, que tiene una mejor alimentación o que no tiene problemas de corazón. De hecho, el también profesor de la Universidad de Córdoba (UCO) señala que el porcentaje de mujeres obesas ya ha superado al de varones y, respecto al tabaquismo, aunque el número de hombres fumadores sigue siendo mayor, en la franja de edad de 15 a 24 años el porcentaje está prácticamente igualado.
Por otro lado, la percepción de que las cardiopatías no afectan a la mujer está muy extendida:“Se suele pensar que la primera causa de mortalidad en el sexo femenino es el cáncer de mama, pero en realidad es por la enfermedad cardiovascular, fundamentalmente el ictus y en segundo término el infarto agudo de miocardio”, indica Martín Rioboo.
A esto hay que sumar las diferentes connotaciones que afectan, por ejemplo, a los síntomas con los que se puede diagnosticar un infarto en la mujer. “Sabemos que el dolor suele ser más atípico –apostilla el doctor– y las pacientes no lo suelen reconocer tan precozmente, probablemente en relación a esa percepción falsa de que ellas no van a tener problemas de corazón, por lo que lo achacan a otra cosa”.
Martín Rioboo incide en que la mujer aguanta más el dolor “por su forma de ser, por su psiquis y por su desarrollo evolutivo”. Además, explica que se ha demostrado en estudios clínicos que el dolor del hombre suele ser más clásico (opresivo y precordial irradiado al brazo) y en la mujer es más atípico: ya no solo es en el brazo, a veces no es tan opresivo y la duración incluso suele ser menor.
El médico de familia señala que, “si bien es cierto que hay un desajuste o desfase entre ocho y diez años posiblemente por el efecto protector que suponen los estrógenos en la premenopausia, ni mucho menos están exentas” de sufrir la enfermedad cardiovascular ya que hay que tener en cuenta la conjunción del resto de factores de riesgo (una dieta inadecuada, el aumento de peso, el tabaquismo precoz, entre otros), sin olvidar los antecedentes familiares.
Y a todo ello hay que añadir la sobrecarga laboral: “La mujer, por desgracia, hoy sigue soportando el doble trabajo de casa y de fuera”. En esa línea, el especialista en Medicina Familiar recuerda un estudio que refleja que el estrés está entre los diez factores de riesgo más importantes que explicarían el 90% de casos de enfermedad cardiovascular.
Esto hace que los “cada vez se estén viendo más mujeres con 30, 40 y 50 años que llegan a las consultas con una sintomatología característica de una patología isquémica”, asevera.
La especialista en Cardiología de Cruz Roja Laura Pardo resalta que según estudios observacionales, la mujer tiene un riesgo de enfermedad cardiovascular inferior al del hombre de forma general. Esta protección se traslada hasta la llegada de la menopausia, cuando el nivel hormonal sufre alteraciones y el riesgo cardiovascular aumenta.
Sin embargo, a lo largo de la vida de la mujer las hormonas pasan por estadios diferentes a los del hombre por determinados factores como el uso de anticonceptivos orales, de terapias hormonales sustitutivas en edad menopáusica o incluso en la época del embarazo y el posparto. “En general son riesgos bajos y se asume que el beneficio que puede tener la mujer en la toma de este tipo de tratamientos está por encima de los riesgos”, incide la doctora.
Pardo señala que las mujeres están infradiagnosticadas por varios factores. El primero es el sociocultural: ellas perciben los síntomas de una manera distinta e incluso “el profesional que los atiende en la consulta puede valorar esos síntomas de una forma confusa porque a veces las mujeres no los explican claramente”. “A eso se añade que los médicos a veces trabajamos sin darnos cuenta con algunos sesgos” y hay cardiopatías que se presentan con dolor torácico, palpitaciones y arritmias que están infradiagnosticadas como crisis de ansiedad, nerviosismo o estrés.
En los trastornos del corazón es fundamental el tratamiento psicológico ya que “llega un momento en que, una vez que se supera la patología física con tratamiento médico, el problema es el desajuste emocional; los miedos que aparecen después de que a uno le dé un infarto porque pueda volver a repetirse”, expone el psicólogo y profesor de la UCO Antonio García Moreno. "Se queda una sensación de que el mundo no es tan seguro como pensábamos antes", agrega.
En su trabajo trata la parte emocional de todos los problemas del corazón e incluso de personas que aún no tienen una cardiopatía pero, por temas de ansiedad, van a veces a Urgencias porque piensan que les está dando un infarto. García Moreno les da trucos prácticos para controlar esos miedos, les enseña cómo manejarlos y a conseguir relajarse para prevenir que puedan surgir complicaciones derivadas de la ansiedad mantenida durante mucho tiempo.
“Cuando tienes un infarto, si te distraes o piensas en otra cosa, los síntomas siguen; pero si se trata de una percepción errónea, sí consigues que esos síntomas disminuyan”, explica. En caso de trastorno de ansiedad o miedo importante, lo más adecuado es acudir directamente a la consulta del psicólogo.
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