Medina vuelve a brillar
La Unesco inscribe a la ciudad califal en su Lista Representativa, lo que supone un reconocimiento pero a la vez entraña una gran responsabilidad en su conservación y gestión
Todo comenzó con el sueño de un califa de construir una ciudad que mostrara al mundo su poder. Una ciudad única y extraordinaria que en el siglo XXI ha logrado resurgir gracias a un exhaustivo trabajo que culminó ayer con su inscripción como Patrimonio Mundial de la Unesco. Han tenido que pasar dos décadas para que la candidatura de Medina Azahara cumpla su objetivo. La cumbre de Manama (Baréin), donde se ha reunido el Comité de Patrimonio Mundial, ha marcado un antes y un después en la historia del conjunto arqueológico, que fue evaluado ayer por la mañana.
La ciudad califal ha logrado un título que supondrá un impulso para su promoción pero también una responsabilidad ya que se tendrá que someter a exámenes cada seis años para certificar que su estado de conservación es el correcto y que cumple todas las condiciones indicadas por la Unesco.
El museo del yacimiento fue el escenario elegido para vivir en directo la retransmisión de la sesión del Comité, cuyas deliberaciones comenzaron el pasado viernes. Por fin le tocaba a la aspirante cordobesa y, desde las 09:00, representantes institucionales, trabajadores del conjunto arqueológico (incluidos sus exdirectores) y periodistas esperaban ansiosos el turno de Medina. Parecía que no iba a llegar nunca ya que incluso se dio una situación excepcional con una de las candidaturas que la antecedían, las Colinas del Prosecco de Conegliano y Valdobbiadene (Italia), que, ante la negativa de la Unesco, solicitó una votación secreta que tampoco dio buenos resultados. Luego le tocó a Ivrea, ciudad industrial del siglo XX (Italia), que tampoco consiguió el aprobado.
Mientras se debatían ambas, el hall del museo se llenaba de forma progresiva y saludos, abrazos y conversaciones servían para aplacar los nervios. Medina Azahara se encontraba en un momento crucial para su historia y, sobre todo, para su futuro.
La consejera de Justicia, Rosa Aguilar, y la de Salud, Marina Álvarez, fueron de las primeras en llegar. También el parlamentario de Podemos David Moscoso, y la directora del Museo Arqueológico, María Dolores Baena. Al público se fueron incorporando el presidente del Parlamento andaluz, Juan Pablo Durán; el presidente de la Asociación Amigos de Medina Azahara, Juan Serrano; el coordinador de Casa Árabe, Javier Rosón; o el teniente de alcalde de Presidencia del Ayuntamiento de Córdoba, Emilio Aumente.
Tras el apoyo recibido por la candidatura en el último año y la cantidad de entidades (más de 60) que firmaron el manifiesto "Enamorados de la ciudad que brilla", ayer se echó en falta más presencia institucional en el museo. Por parte del Ayuntamiento tan solo apareció Aumente (la alcaldesa estaba en Manama como parte de la delegación andaluza). Ni rastro de otros compañeros del PSOE, ni de concejales de IU, ni de Cs ni del PP. Tampoco acudieron más parlamentarios andaluces ni ningún representante de la Diputación (el presidente estaba en Manama). Una circunstancia cuanto menos curiosa cuando la Junta ha implicado a fondo en este proyecto al Ayuntamiento y a la Diputación, que deben trabajar también en el nuevo impulso de la ciudad palatina. Y tampoco estuvo representada la Universidad de Córdoba, otra pieza fundamental para el conjunto arqueológico.
Esto no influyó en que la designación se viviera con júbilo en el centro de interpretación del yacimiento. Cuando llegó la hora, un experto de la Unesco presentó la candidatura, cuyo informe iba avalado por Icomos. Tras esto se abrió un breve turno de palabra en el que intervinieron Brasil, Noruega y Francia, todas para alabar el trabajo realizado y destacar el expediente presentado como ejemplar. Por último, la presidenta de la reunión del Comité del Patrimonio Mundial, la jequesa Haya Bint Rashed Al-Khalifa, dio su visto bueno con el correspondiente martillazo, lo que provocó los aplausos y abrazos de los presentes en el hall.
Ahora comienza una nueva etapa en la que Medina tiene como retos, entre otros, vigilar las parcelaciones de su alrededor, aislarse de ellas mediante una pantalla vegetal, establecer unos criterios de conservación específicos, desarrollar un plan director, acercarse más a la sociedad y mejorar las comunicaciones con Córdoba para que sea más accesible a los visitantes. Este título también conlleva un cambio de nombre que supone una vuelta a los orígenes. La Ciudad Califal de Madinat al-Zahra vuelve a brillar.
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