Pablo nació siendo Paula: La lucha de los niños trans para reivindicar su identidad en Córdoba

Inclusión

La historia de Mercedes y David Cuevas refleja la realidad de muchas familias que se enfrentan a la incertidumbre social de criar menores trans

Los padres echan en falta una mayor educación en inclusión en los centros educativos y en los profesionales de la psicología

Mercedes y David Cuevas, los padres de Paula. / Miguel Ángel Salas

Pablo nació siendo Paula. Desde que vio el mundo, hace hoy 10 años, y tuvo consciencia del espacio que le rodeaba, reivindicó su más profundo deseo: no era un niño, siempre ha sido una niña.

Paula, -en ese entonces Pablo- necesitaba ser entendida, reivindicaba su género a través de todo lo que tenía al alcance teniendo apenas tres años: rechazo a la ropa que socialmente se asigna al sexo con el que nació y a los juguetes y juegos asignados a niños, porque es lo más cercano y visible que tenía, a su corta edad, para expresar lo que sentía.

Mercedes y David Cuevas no son padres de prohibir unos juegos u otros, pero sí les llamaba la atención la rabia con la que su hijo rechazaba todo lo que socialmente tiene que ver con los niños. Aunque nació con pene, tenía ropa de chico y pistas de coches, quería llevar el pelo largo, cantar y bailar todas las canciones de Frozen y, claro, usar los vestidos de mamá.

Una cocinita fue el primer regalo unisex que sus padres le dieron, seguido de una casa de muñecas que compraron para su hermana menor y con la que lo dejaban jugar a él. "Al principio no le dábamos mucha importancia a eso, porque estaba muy pequeño, pero lo que nos llegó a chocar era la furia con la que rechazaba las cosas de niños", destaca su madre. Pablo tenía algo en su interior que no sabía cómo expresar.

Y es que el género no son dos puntas, hay grises. Biológicamente y según la carga genética, no hay personas iguales, ni por dentro ni por fuera. Lo mismo ocurre cuando se habla de la diferencia entre género, identidad y sexualidad. "Hay niñas con pene y niños con vulva", explica al respecto David, que ha aprendido mucho, en apenas unos años, sobre sexualidad, género, biología e incluso la carga genética, que nos hace diferentes a todos.

David y Mercedes posan para el Día. / Miguel Ángel Salas

Las actitudes de Pablo y su rechazo a la masculinidad eran cada vez más frecuentes en su infancia. Los demostraba físicamente, con rabietas, con llantos, una situación incontrolable que parece ser un patrón en los menores trans y que "no comprendes al principio", comentan sus padres, que buscaron ayuda para entender qué estaba ocurriendo.

David y Mercedes son unos padres sinceros, "nadie sueña con tener un hijo trans", comenta, con dolor, su padre, y agrega que en un principio "sentía vergüenza de que las demás personas supieran que a mi hijo le gustaba jugar con muñecas, no se lo quería impedir pero tampoco se lo quería facilitar". Ahora, para David, "el miedo es social".

"Vivimos en una sociedad en la que está muy marcado el ser un hombre o una mujer", expresa David, y cuando los menores se dan cuenta de que para ellos ser del género que quieren ser no es posible, expresan la contradicción de la forma en que pueden. Las preguntas de Pablo parecían no tener respuestas en su mente y le atormentaban.

Son niños que "se han enfrentado a una contradicción meramente social desde muy pequeños y adquieren una madurez por encima de su edad". David y Mercedes lo han notado también en sus compañeros de la escuela, que han aceptado la transición de Pablo a Paula casi sin hacer preguntas. Los demás padres incluso les han agradecido por el aprendizaje en inclusión que sus hijos están adquiriendo al tener en su aula a una niña trans. David y Mercedes ahora no cambiarían por nada el aprendizaje de vida que trae consigo el proceso.

La libre elección del género

Andalucía fue la primera comunidad autónoma en permitir la libre elección del género en una ley pionera que se aprobó hace ya seis años. Con ella, se alcanzó también la despatologización de la transexualidad, que hasta ese momento era clasificada como un trastorno mental. En Córdoba, actualmente hay más de un centenar de familias con integrantes trans, según la asociación Todes Transformando Córdoba.

Ese protocolo fue el que permitió a los padres de Paula orientar y demandar los derechos de su hija en el colegio, que pudiera usar el uniforme de las chicas, cambiar su nombre en las listas, boletín informativo de

calificaciones, que tenga acceso a los aseos y vestuarios que le corresponda de acuerdo con su identidad de género y también en sus documentos de identidad.

Así, parece un proceso fácil y comprensible, pero es burocrático y más o menos difícil de acuerdo a la provincia en donde viva la familia y la experiencia de los funcionarios que atienden los casos de cambio de nombre. David y Mercedes, que están involucrados en la asociación Todes Transformando, ponen de ejemplo a una familia de Jaén, que no han conseguido cambiar el nombre a su hijo, aun estando dentro del avanzado protocolo andaluz.

África Rodríguez, abuela de Paula, junto a Carmen Cevallos de la plataforma Todes Transformando. / Miguel Ángel Salas

Es la educación y una mayor información en las escuelas lo que más echan en falta los padres de niños trans en Córdoba, que en busca de respuestas acuden a los tutores y orientadores y se encuentran, en muchos casos, con desconocimiento. Fue el caso de la familia Cuevas, que tras acudir al tutor del colegio, que les recomendó reforzar los juegos de niños y no funcionó, y una psicóloga, terminaron acudiendo a otra familia que había atravesado un proceso muy similar. Para todos, aún hoy, se trata de ensayo y error.

El proceso de hormonación

Paula siempre lo supo, nació con pene pero nunca se sintió un niño. Así lo expresa y así logró reivindicarlo. Sin embargo, a medida que vaya creciendo y llegue, que falta poco, a la preadolescencia, irán apareciendo ciertos rasgos masculinos con su desarrollo y deberá tomar, junto a sus padres, varias decisiones. La hormonación es la forma que tienen las personas trans de adecuar el cuerpo a la identidad y al género con el que se identifican. La norma andaluza garantiza la atención sanitaria para el proceso de hormonación, no así para las operaciones de cambio de sexo, por ahora.

Paula cumplirá 11 años este verano y ahora mismo “no se siente incómoda con su sexo”, sus padres iniciarán un proceso de análisis médicos para estar preparados por si llega el momento en el que Paula decida, porque “será ella quien lo decida”, iniciar el primer paso, el bloqueo a las hormonas masculinas, que empezarán a aflorar en su adolescencia y tras ello, la transición y operaciones que ella decida hacerse para verse físicamente como una mujer, si así lo quiere.

Para sus padres, ni el físico ni el sexo son ya un impedimento para que Paula sea lo que quiere y siente que es. “Hay estereotipos de género y de sexo, así como mandatos sociales que tenemos todos, como el que los hombres no se pintan las uñas o no se pueden maquillar y las mujeres se deben depilar las piernas”, para David y Mercedes “son todos condicionamientos sociales, idearios colectivos que te dicen que eso es lo que está bien y todos queremos encajar en eso y si no, lo pasas mal, y eso le pasa a estos niños, algo que mucha gente no entiende, incluso nosotros no lo conocíamos”, explican.

Una persona en una concentración por los derechos trans en Córdoba. / Miguel Ángel Salas

Una vez que a Pablo le permitieron ser Paula, ser quien era, su vida, su actitud, el rechazo hacia las cosas masculinas y su relación con otros niños cambió completamente. Su vida mejoró el día en que sus padres decidieron dar los primeros grandes pasos para su transición: la acompañaron a hacer su primera compra de ropa, se dejó el pelo largo y finalmente fue aceptaba por lo que es en su colegio, con sus compañeros y con su familia. Se acabó la rabia, las preguntas y la ansiedad, “este sí es el camino”, concluyeron sus padres, aliviados.

Llega un momento en el que el pensamiento se da un poco la vuelta, confiesan, “si Paula no fuera trans no tendría que haber enfrentado estas cosas, pero nosotros hemos aprendido tanto, nos ha abierto tanto la mente, el crecimiento personal, para ver que cada persona es diferente, singular”. El aprendizaje más importante que una niña tan pequeña hoy ha dejado a sus padres y sus maestros radica en “lo importante que es atreverse a ser uno mismo, si yo me he atrevido a hacer cosas nuevas es gracias a que he acompañado a mi hija, que me ha enseñado lo importante que es romper el miedo, muchas veces dejamos de ser por vergüenza, pero en eso está la base de la felicidad, en atreverte a ser tu mismo”.

Los padres de Paula, aunque confesaron que nadie sueña con un hijo trans, han llegado al momento en el que aseguran que “ya no sé si no hubiese preferido tener una hija trans, ahora pienso que ha sido una suerte”.

Ahora, cuando la discusión de la ley trans en España sigue abierta y conceptos como género fluido, queer, cisgénero o no binario siguen siendo prácticamente desconocidos por gran parte de la población, el colectivo cordobés demanda que las personas transexuales puedan tener un nombre y una identidad en sus documentos sin informes médicos o judiciales, solo mostrando su voluntad en un registro civil y no solo en Andalucía, sino en todo el país.

En los últimos años España ha vivido una apertura hacia el colectivo trans sin precedentes, destacan desde la asociación Todes Transformando Córdoba, en gran parte por el surgimiento de asociaciones especificas trans, "más allá de las organizaciones LGBTI tradicionales" y también la aparición de asociaciones de familias que representan a la infancia y juventud trans, "que han realizado un gran trabajo de sensibilización e información".

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