Mucha tensión, pocos resultados
El ruido político marca el primer año del mandato, sobre todo en el gobierno municipal, donde los enfrentamientos han sido constantes · El aeropuerto es el único aval del equipo de IU y PSOE

La Corporación municipal cumple hoy, 27 de mayo, su primer ciclo político marcado por las desavenencias de un equipo de gobierno que, de nuevo, volvía a ser bicolor. Hace justo un año, los cordobeses se acercaron a las urnas para elegir a sus representantes en el Pleno municipal. La holgada victoria obtenida por el Partido Popular, que obtuvo 14 concejales, no le sirvió para formar gobierno ante el acuerdo de IU (que perdió 15.000 votos) y el PSOE (que mantuvo el peor resultado en ediles de su historia), que han tenido un primer año tenso, donde se han escuchado más palabras gruesas que resultados, donde la crisis de cada día tiene más relevancia que los efectos de la gestión, donde la política se ha impuesto a los resultados con la excepción del desbloqueo del aeropuerto, bien es verdad que a costa de aceptar una inversión millonaria desde las menguadas arcas municipales.
IU ha tenido que afrontar, en lo político, una de sus etapas más complicadas desde el punto de vista interno. Primero, los malos resultados electorales. Después, la crisis provincial que supuso la salida del ex coordinador provincial Enrique Centella. Ahora, la coalición se enfrenta a un proceso en toda España que algunos llaman refundación y, otros, disolución. Si los malos resultados de las municipales fueron claves, el batacazo de las generales fue la espita que motivó la dimisión de Gaspar Llamazares. Precisamente, esa situación interna ha generado una serie de tensiones relacionadas con la presunta marcha de Rosa Aguilar a otros cargos, algo que ella niega y que no llega a concretarse. La aludida ha asegurado que se comerá el turrón en su despacho de la Alcaldía.
Ya en el día a día, IU ha tenido que hacer frente a numerosos frentes relativos a la gestión, que le han provocado no pocos quebraderos de cabeza. Asuntos como el caso Torreblanca o la gestión del Palacio del Sur han servido de munición para sus más fervientes críticos, que se encuentran sentados en los mismos sillones del equipo de gobierno. El equipo de Aguilar, además, ha tenido que amoldarse a las caras nuevas junto con un cambio en la portavocía del grupo municipal.
Los cuatro ediles socialistas que dirige Rafael Blanco han trabajado, con respecto a IU, como el perro del hortelano. Durante la negociación, los socialistas optaron por un perfil bajo de gestión, de forma que las áreas de desgaste (salvo Vivienda) quedaran en manos de Rosa Aguilar y su equipo. Blanco ha querido mantener cierto perfil de oposición desde el gobierno, lo que ha hecho inevitable el choque.
Los asuntos de fricción son ya numerosos: desde los presupuestos de 2008 y su retraso (aún no están aprobados definitivamente), a todo lo relacionado con el caso Colecor o el Palacio del Sur. Blanco, además, ha querido marcar un perfil propio desde el primer momento. Tanto, que intenta -cada día- crear una estructura paralela de poder preparando el camino para lo que pudiera llegar con un panorama político sin Rosa Aguilar.
Mientras tanto, el PP ha tenido que digerir un proceso de renovación de caras y modos que le ha supuesto empezar progresivamente a hacer una labor de oposición. La llegada de nuevo equipo y, sobre todo, la decisión de presentar a su portavoz, José Antonio Nieto, al cargo de parlamentario andaluz ha obligado al único grupo de la oposición a ir de menos a más, en un proceso demasiado lento para parte de su parroquia, que pide zurras diarias al cogobierno.
Hay que precisar que, con todo, los populares han tenido demasiado fácil el trabajo de oposición. El equipo de gobierno se ha metido en un año en tantos y tan variados problemas por sí mismo que el PP ha tenido que realizar un esfuerzo relativo por ensalzar las contradicciones de quien se encontraba al mando de Capitulares. En una semana negra para el gobierno municipal, José Antonio Nieto optó por pedir la dimisión de Rosa Aguilar en un punto de inflexión de su presencia en el Ayuntamiento. Sigue estando ahí el peligro de que el PP muera otra vez de éxito. De que su escaño en Sevilla descentre a Nieto del objetivo de la Alcaldía o que interpreta mal las señales que le obligan a ser una fuerza de gobierno dispuesta a cumplir con las expectativas cuando toca estar a la altura de las circunstancias.
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