Muerte en la calle Reina Mercedes de Córdoba: Sagunto clama justicia
Sucesos
Los vecinos de la zona del barrio del Distrito de Levante en la que vivía Rafael 'El Pollita' defienden que era "una buena persona que no se metía con nadie" y que no se merecía una muerte violenta
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"Virgencita, te pido por el alma de Rafael. No se merecía morir así". Son casi las 18:00 del jueves 4 de abril e Isabel suplica a la imagen de la Virgen de Fátima a la que reza todas las tardes en la calle Cinco Caballeros del barrio de Sagunto que lo "ampares en tu seno". Isabel se agarra a la cancela que protege esa conocida gran capilla de la Virgen de Fátima esperando que lleguen las 19:00, la hora en la que cada día vecinos y vecinas del barrio rezan el rosario.
"Algunos estábamos todavía aquí por el revuelo que se formó cuando la Policía encontró [sobre las 20:00 del miércoles] el cuerpo de Rafael, a quien todos conocíamos en el barrio", destaca tan solo unas horas después de que la propia Policía informara de que todo apunta que la muerte de quien conocen en Sagunto como El Pollita se produjo violentamente de forma accidental y causada por terceros.
Rafael vivía en el número 3 de la calle Reina Mercedes, donde fue encontrado sin vida por los agentes después de que fueran avisados por su hermana. "Desde anoche en el barrio no se habla nada más que del suceso", cuenta. Desde que se conoció la noticia, se extendió por todo el barrio como la pólvora.
"Sagunto es un barrio tranquilo y afortunadamente no está acostumbrado a sucesos de este tipo; estamos todos consternados por lo que ha pasado y por cómo nos hemos enterado que ha sido. Dicen que le destrozaron la cara y que lo dejaron liado en unas mantas, pobre hombre, no se merecía eso", sentencia la mujer, quien asegura conocer muy bien a la madre de Rafael.
Justo en la esquina, dos vecinos del barrio, un hombre septuagenario y una mujer de algo más de 40 años, lamentan lo que le ha ocurrido a "una persona que yo personalmente conozco desde que era chaval". "Se ha criado en el barrio, luego al casarse se marchó y tras divorciarse se vino de nuevo a la calle Reina Mercedes a vivir con su madre, al número 3", cuenta él, quien asegura que antes su trato con quien llama El Pollita era más cercano, "y en los últimos años se había enfriado algo, pero siempre tenía para todos un hola y un adiós, era un buen claval". "Él, que tenía unos cincuenta y tantos años, ya vivía solo en el piso desde que ingresaron a su madre en una residencia", añade.
De los dos vecinos, el hombre reside en el barrio de Sagunto, pero no en la calle Reina Mercedes. La mujer, sí. "Desde mi bloque se oyó en la madrugada del miércoles una música muy alta a altas horas de la noche, una cosa totalmente anormal. Estuvimos a punto de llamar a la Policía. Luego, una vecina me comentó que se habían escuchado golpes y chillidos en medio de una discusión acalorada", sentencia. "Cuentan que últimamente traía a su piso a personas que pedían comida, lo hacía para que se asearan, a saber qué ha podido pasar", cuenta también otra vecina de la calle Reina Mercedes, quien destaca que "donde conocen bien a Rafael El Pollita es el en bar Bonillo", ubicado a escasos metros de su bloque, en la calle Sagunto. Explica que El Pollita ayudaba en ese bar, entre otras cosas, a montar y desmontar los veladores de su inmensa terraza.
Allí un vendedor de la ONCE lamenta el suceso en la barra del local con uno de los clientes habituales del Bonillo, establecimiento de restauración que también está ubicado frente al conocido como parque de los Teletubbies. "No entiendo qué ha podido pasar, que supiéramos, él no tenía malas juntas ni se metía con nadie, no es justo", refiere. El cliente habitual del bar explica que El Pollita "también les hacía favores a los del Bonillo, como ir a echarles la primitiva o la quiniela, y a cambio de esos favores lo invitaban a café". "Venía todas las mañanas a tomarse su café y luego iba y se daba una vuelta por ahí, por la tarde hacía lo mismo, pero desde hace unos tres meses no aparece por el bar, aunque yo hace unas tres semanas que lo vi por última vez. Luego me han dicho que ha muerto de una paliza", relata uno de los camareros del Bonillo.
Otros dos de los clientes habituales del bar, que están sentados en la terraza tomando café y que también son del barrio de Sagunto, comentan que la Policía ha dado a conocer que en principio se trata de una muerte violenta accidental en la que están terceros implicados, aunque insisten en que el caso está bajo secreto de sumario. Ambos coinciden con el sentir de muchos de los vecinos de la zona. "Este es un barrio de gente trabajadora, un barrio tranquilo, donde afortunadamente no pasan este tipo de sucesos. Los vecinos de Sagunto pedimos que se haga justicia y se llegue hasta el fondo en la investigación y se detenga a quien se tenga que detener. Una persona buena no merece morir de esa manera y Rafael era una persona buena", defiende.
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