"Normalizar el cáncer es la única forma de sobrellevarlo"

Día de la lucha contra el cáncer de mama

Paqui Otero y Natalia García cuentan cómo recibieron su diagnóstico y cómo es, a nivel físico y psicológico, el proceso que están viviendo

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Natalia García y Paqui Otero posan juntas antes de la entrevista. / Juan Ayala

Después de la preocupación llega la esperanza, luego el dolor y, tras este, la positividad. Y así sucesivamente en una "montaña rusa" de emociones sin fin. Esto es lo que viven las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, una enfermedad cuyo día mundial se celebra este jueves 19 de octubre.

Paqui Otero y Natalia García han vivido y siguen viviendo en ese vaivén de sentimientos causado por el cáncer de mama. La primera se encuentra en tratamiento y la segunda lo acabó hace meses, pero ahora está intentando mejorar las secuelas que le han quedado y que principalmente afectan a la movilidad de sus piernas.

Con una diferencia de edad de 28 años -Paqui va a cumplir 65 años y Natalia tiene 37-, sus historias han transcurrido de forma paralela. Las operaron con un día y un año de diferencia (el 4 de mayo de 2023 a la primera y el 5 de mayo de 2022 a la segunda), ambas tienen familia y son madres (lo que centraba todas sus preocupaciones), se sometieron a una mastectomía y han estado con sesiones de radio y ciclos de quimio.

"La palabra cáncer asusta mucho, pero no se le puede llamar de otra forma", por lo que "hay que normalizarlo", explica Paqui. "Normalizar el cáncer es la única forma de sobrellevarlo", añade. Sus vidas han cambiado, pero se alegran de estar vivas: "Estamos aquí y estaremos, no hay otra".

Paqui Otero: "Nunca piensas que te va a tocar a ti"

A Paqui Otero le descubrieron el turno en una mamografía rutinaria y recibió el diagnóstico el 19 de septiembre de 2022. Ese día acudió a su cita con la radióloga sola porque su marido se quedó buscando aparcamiento. Cuando se reunió con él, su cara lo decía todo. "Yo soy de poco llorar, pero en esas circunstancias es imposible retener las lágrimas", señala.

Con su edad, ella solo pensaba en jubilarse y "vivir una vida tranquila", por lo que "fue un jarro de agua fría, como le ocurre a cualquier paciente de cualquier edad". La probabilidad estimada de desarrollar cáncer de mama siendo mujer es de 1 de cada 8, "pero no piensas que vas a ser una de esas nunca". Por eso, "al principio lo llevas mal, lo intentas pero no remontas", así que se dio cuenta de que necesitaba que le echaran "una mano". "Soy una persona muy positiva, siempre veo el vaso medio lleno, pero en ese momento no lo veía", indica Paqui, por lo que acudió a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), donde recibe terapia de las psicooncólogas y de la fisioterapeuta. "Solo puedo estar agradecida", asegura.

Paqui Otero. / Juan Ayala

Le dieron un tratamiento combinado antes de la operación y el pasado 4 de mayo entró en quirófano y le hicieron una mastectomía. Tras ello recibió 15 sesiones de radio y 14 ciclos más de quimio por precaución porque "había una célula que se había acabado y hay que estar pendiente". En marzo o abril de 2024 acabará con el tratamiento.

Un año después de su diagnóstico, aún necesita sus terapias porque sigue subida en esa "montaña rusa" de sentimientos. "Me da mucha pena de mi marido y de mi hija, pero como me dicen las profesionales de la AECC, primero eres tú", lo que ocurre es que "cuesta trabajo" porque no los quiere "ver sufrir".

A nivel laboral, se tuvo que dar de baja en su trabajo y ahora tiene que pasar una inspección porque ha pasado un año y sigue en tratamiento. Le encantaría la incorporación a su trabajo, pero es consciente de que en la actualidad es complicado por los dolores y el cansancio, lo que le causa mucha pena.

Natalia García: "El mundo se detiene en ese momento"

Con 37 años, Natalia García estaba en la flor de la vida cuando le detectaron cáncer de mama. Antes de ser madre, ella ya tenía varios nódulos en los pechos, pero en las revisiones le decían que no había problema. Hasta que un día se palpó uno que "era diferente". Era abril de 2022, fue a una biopsia -a la que entró sola- y el radiólogo lo primero que le preguntó fue "¿sabes a qué oncóloga vas a ir?".

En ese momento, "te cambia la vida por completo" y lo único en lo que pensaba era en su hija, que tenía tres años, explica Natalia emocionada. "El mundo se detiene en ese momento, esa noche fue muy dura, creo que la peor de mi vida, pero pensé que por mi bien y por el bien de los que me rodean tenía que tomármelo bien, no había otra", resalta.

Natalia García. / Juan Ayala

"Como siempre dicen que gran parte de la supervivencia va en la actitud, dije esto no puede conmigo y, gracias a dios, no ha podido, por lo menos este", asevera. Fue preparando a su hija explicándole que "mamá tenía unos bichitos" que había que quitar y hasta esta misma semana no ha sido capaz de decirle la palabra "cáncer".

El 5 de mayo de 2022 la operaron; le hicieron una mastectomía del pecho afectado y un vaciamiento de los ganglios linfáticos de la axila. El 30 de mayo empezó con la quimio y luego vino la radio, con sesiones que acabaron en enero de este año. "Gracias a dios lo puedo contar, estoy bien", pero le han quedado secuelas en las piernas, que no la dejan "hacer vida normal". Tiene "muchísimas limitaciones", tanto que sigue de baja porque no ha mejorado y probablemente le den una incapacidad porque es maestra de Educación Infantil y, tal y como está ahora mismo, es "inconcebible" desarrollar su trabajo.

Esas limitaciones la "queman por dentro" porque, además, hay muchas "cosas normales" que no puede hacer con su hija como, por ejemplo, correr detrás de ella en el parque y está en terapia psicológica en la AECC.

A nivel social, su vida también ha cambiado. Antes quedaban los fines de semana con amigos para hacer senderismo o visitar pueblos, pero ahora sus problemas de movilidad se lo impiden. También ha sido difícil afrontar ciertas preguntas de la gente sobre la operación y su enfermedad.

Ahora, Natalia va a la consulta de su oncólogo, Juan de la Haba, cada tres meses y cada seis le hacen un TAC más una analítica de marcadores tumorales cada tres meses. Aparte, va al neurólogo por la polineuropatía que tiene en las piernas y sigue con la terapia con la psicooncóloga y la fisio de la AECC.

Mensaje para las mujeres

La revisiones son "el primer paso para detectar un nodulito que puede convertirse en maligno", señala Paqui, y con ello "se pueden evitar muchísimos procesos dolorosos física y psicológicamente" tanto para la paciente como para su familia.

En el caso de Natalia, su tía tuvo cáncer de mama, así que ella se hacía de vez en cuando una palpación mamaria y también revisiones: "No he perdido ni una porque es fundamental", concluye.

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