“Hay que evitar que el talento que hay en Córdoba se vaya, pero para eso necesitamos recursos”
Pablo Pérez Martínez. Director científico del Imibic
El internista y catedrático acaba de ponerse al frente del instituto con los objetivos de potenciar la innovación y la traslación para que el paciente se beneficie de las investigaciones lo antes posible
El médico, catedrático e investigador cordobés Pablo Pérez Martínez acaba de ponerse al frente del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) como director científico, aunque la vinculación de este especialista en Medicina Interna viene de lejos, desde sus inicios en 2008. Esta responsabilidad supone para él “un nuevo reto”, pero era un ofrecimiento “que no podía rechazar”. Pérez Martínez es responsable del Grupo de Investigación Nutrición y Enfermedad del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación; y responsable de Investigación de la Sociedad Española de Medicina Interna, entre otras.
–¿Qué momento vive el Imibic?
–Me gusta decir que es un instituto que está acabando la adolescencia, pero aún quedan muchas cosas por hacer. Ya tiene un largo recorrido y ahora se encuentra en una fase muy bonita porque tiene una estructura sólida. Eso es importante porque la investigación que se hacía antes de la aparición de estos institutos por parte de muchos médicos era digamos que poco profesional. Este centro ha permitido que esa investigación se estructure y gestione de una forma mucho más profesinal. Además, la incorporación de personal de la Universidad ha permitido que se combine esa investigación clínica, cercana al paciente, con la más experimental, de forma que se complementan y dan lugar a una investigación de excelencia.
–¿Qué objetivos se plantea?
–Las líneas estratégicas del siguiente salto serían potenciar todo lo relacionado con la innovación y con la traslación, es decir, que todo lo que hagamos llegue a la cama del paciente; y todo ello con la internacionalización, esto es, establecer más colaboraciones con otros países. Al final Córdoba es una ciudad mediana y atraer talento de fuera no es fácil porque si le hablas a un holandés, inglés o alemán de que hay un instituto muy importante en España, ellos se quieren ir a Barcelona o Madrid. Entonces, nuestro siguiente reto es captar talento para que se establezca en Córdoba, colabore con los grupos que ya hay establecidos y continúe dando ese salto de calidad que necesita el Imibic en esta fase. También hay que evitar que el talento que tenemos en Córdoba, que es mucho, se nos vaya, pero para eso necesitamos recursos. Al final, si quieres mantener el talento de aquí le tienes que dar al investigador dinero para que desarrolle sus proyectos, sino no puede generar ideas ni nuevas dianas terapéuticas. Este es un instituto de investigación biosanitaria cuyo centro fundamental tiene que ser el paciente. Es decir, todo lo que se hace en este tipo de centros va dirigido a mejorar la salud de las personas. Si se hace en modelo animal, rápidamente tiene que pasar al humano para que, no en un muy lejano periodo de tiempo, el paciente se beneficie. Por eso es tan importante la ubicación que tiene el Imibic, que está entre la Facultad de Medicina y el Hospital Reina Sofía. Eso no es sencillo y en otras ciudades no es así. Esto es importante porque vamos de un edificio a otro y si no el clínico no ve la necesidad de hacer investigación. Otro de mis retos es intentar que el médico se impregne de esto porque hay algunos más reticentes, aunque cuando uno se sienta delante de un enfermo siempre hay algo que investigar y se tiene que plantear la pregunta de qué puede ayudar al paciente según las evidencias, pero ¿podría dar un salto y acabar con ella? Es importante que se visualice que todo médico tiene que dar ese salto.
–¿Por qué esa reticencia de algunos facultativos?
–Es por el tiempo, pero también es importante que en nuestro país, aunque se habla mucho de investigación, esta no se considera como un punto de excelencia en la actividad del médico. En este sentido, cuando hay procesos de selección u ofertas de empleo público, realmente se le sigue dando muy poco peso a la investigación en detrimento de otros conceptos.
–¿Qué lugar ocupa Córdoba dentro de este campo?
–Córdoba está considerada como una de las más importantes a nivel nacional, siempre ponderando el tamaño de los recursos que tenemos. Se está haciendo un esfuerzo, y esto viene del anterior equipo directivo, para que también se impliquen los hospitales de la provincia. Estamos en el top, con muchas cosas por mejorar, evidentemente. Otro aspecto importante es que tenemos que conseguir implicar a la Atención Primaria porque es donde se ve el mayor número de pacientes. Otro de mis retos es potenciar la investigación en esa especialidad enfocada a la epidemiología porque se pueden extraer resultados muy interesantes y de aplicación importante para el paciente en un periodo de tiempo muy corto.
–¿Qué más hay que mejorar?
–Tenemos que dar el salto a Europe, no nos podemos conformar con los fondos de nuestro sistema nacional. En España se invierte poco en investigación; esa es la realidad. Y la investigación es fundamental para mejorar la salud de nuestros pacientes. Nuestra clase política tiene que entender que si queremos mantener la investigación de calidad, tenemos que proporcionar los recursos a los investigadores porque el talento español es alto. Cuando se hacen estadísticas comparando países, España, invirtiendo muy poco, produce mucho. De hecho, con la crisis ha habido una reducción en la inversión, pero se ha mantenido el nivel de producción científica. Entonces la pregunta es ¿qué pasaría si tuviéramos los recursos de otros países? Estaríamos en el top. ¿Qué ocurre? Que nos roban a los buenos investigadores porque les ponen los recursos por delante. Y eso que pasa con el investigador también pasa con el médico. Tenemos que mantener ese talento con recursos.
–¿Suele ser lenta la traslación de lo que se descubre hasta que llega al paciente?
–Pues cada vez es más rápida porque la tecnología avanza mucho. Hoy en día tenemos todas las ciencias que nos permiten que eso sea así. El aparataje cada vez es mejor y las herramientas son cada vez más baratas. Por ejemplo, en mi área, en Genética, en la actualidad la secuenciación masiva, que antes era extremadamente cara, hoy en día es mucho más rápida. Eso nos permite el desarrollo de herramientas dirigidas a ciertos tipos de tumores que van a permitir que ese tratamiento responda de forma más eficiente a esa diana terapéutica. Antes se ponía el mismo tratamiento al mismo tipo de cáncer.
–¿Esa es la medicina personalizada?
–Sí, en los últimos años en nuestro instituto ha sido nuestro marchamo de investigación. Hacia ella van dirigidas nuestros programas tanto en el cáncer como en enfermedades reumatológicas o nutrición. Estamos intentando ver por qué el mismo modelo de alimentación no es igual de eficicente para la prevención de la obesidad. Incluso el concepto de medicina personalizada está quedando anticuado por el de medicina de precisión e incluso se habla de la medicina de imprecisión. Al final el objetivo es que, en función de los rasgos genéticos de cada paciente, cuando le pongan un tratamiento sea más eficaz para curar su problema y su salud mejore.
–A nivel personal, ¿cómo se lleva conjugar la docencia, la práctica clínica y la investigación?
–Con mucha ilusión, gustándote mucho lo que haces. Sobre todo, ves que al final todo se complementa. Yo enseño a mis alumnos de Medicina cómo tienen que tratar las enfermedades que estoy viendo en las consultas de mis pacientes e intento mejorar todo ese proceso con la investigación. Digamos que es como un ciclo que se cumplimenta a la perfección. De hecho, en la actualidad el médico no se puede plantear solamente como perspectiva lo que es la asistencia, como pasaba antiguamente. Un médico hoy en día, sobre todo que trabaje en un hospital como el nuestro, tiene que hacer una asistencia de calidad, investigación, docencia –porque tenemos la responsabilidad social de formar a nuestros estudiantes– y todo ello con una buena gestión de los recursos que tenemos. Hay que hacer proyectos que vayan enfocados al envejecimiento y al género, algo que no hemos trabajado lo suficiente, porque desde la perspectiva de la salud los hombres y las mujeres no somos iguales. Hay muchas patologías crónicas que están asociadas al envejecimiento: las enfermedades metabólicas, la diabetes, la obesidad, enfermedad cardiovascular... que conforme nos hacemos mayores aparecen. En España tenemos la suerte de ser una de las poblaciones más longevas, y eso es bueno, pero siempre digo que eso no significa que envejezcamos con mejor calidad de vida. Vivimos más tiempo, pero vivimos más tiempo enfermos; y el objetivo tiene que ser conseguir retrasar la aparición de estas enfermedades crónicas. Un instituto tampoco puede dejar fuera esas enfermedades minoritarias, raras, que por diferentes motivos no tienen tanto interés por las grandes compañías farmacéuticas.
–¿Cómo llega a la profesión médica y a la especialidad de Medicina Interna?
–De niño me gustaba mucho la medicina, mi padre era médico internista y me transmititó la vocación de lo importante que es intentar ayudar a los pacientes. Pero no solo desde la perspectiva del tratamiento, sino desde la prevención.
–Está especializado en el llamado Síndrome Metabólico. ¿Es esta la lacra del siglo XXI?
–Es la antesala o paso previo de la enfermedad cardiovascular y de la diabetes. Pero no solo eso; ya hay datos que asocian la obesidad y el síndrome metabólico con un mayor riesgo de desarrollar cáncer. Y todo en el contexto de un estilo de vida poco saludable: sedentarismo, mala dieta, hábito tabáquico... Ahí hay mucho que hacer y la sociedad civil se tiene que implicar, igual que nuestros políticos, porque son los que legislan y dirigen los recursos que tenemos. Si alguna vez somos conscientes de eso empezaremos a poner los primeros pasos para invertir en prevención y no solo en tratamiento porque desde luego si seguimos así, vamos por mal camino. Y aunque a día de hoy nuestra longevidad sea alta, en pocas años eso se irá reduciendo. De hecho, ya hay estudios en EEUU que están demostrando cómo hay subgrupos de personas obesas cuya longevidad se está reduciendo. En España no estamos exentos de eso.
–Además ocurre en niños cada vez más pequeños...
–España, desgraciadamente, es uno de los tres países que tienen una mayor tasa de sobrepeso u obesidad infantil. No podemos mirar para otro lado porque las personas que ahora son mayores vienen de una época en la que en España no había muchos recursos, pero cuando los niños obesos de hoy en día se hagan adultos, la longevidad se va a acortar. Es cierto que la medicina va avanzando y tenemos herramientas diagnósticas muy potentes, pero la herramienta más potente que tenemos es llevar un estilo de vida saludable. Y eso no es sencillo.
–Otro de sus estudios está enfocado a la dieta mediterránea y la mejora de los problemas cognitivos leves. ¿Qué avances hay en este sentido?
–Estamos en la última fase de intervención de ese proyecto. Intentamos ver cómo una dieta asociada a ciertos probióticos podía mejorar nuestra salud intelectual. Otro de los grandes problemas que tenemos en la actualudad es la enfermedad de Alzheimer y el deterioro cognitivo y tenemos evidencias de que existe una comunicación entre nuestra microbiota intestinal y nuestro cerebro. Nuestra idea era intentar ver cómo modificando la microbiota y otros sistemas biológicos podemos retrasar ese deterioro cognitivo. Durante el año que viene es probable que tengamos los primeros resultados. En el siguiente paso que estamos empezando a dar ya no solo podemos buscar que una dieta sea saludable, sino también sostenible. Otro de los problemas que tenemos es que ciertos alimentos no cuidan el medio ambiente. Hay que trabajar en la búsqueda de modelos de alimentación que sean buenos para la salud y buenos para el medio ambiente porque algunos favorecen el calentamiento global. Todo esto converge en un concepto nuevo que es la “sindemia global”, que asocia la malnutrición, la obesidad y el cambio climático. Estamos empezando a trabajar sobre ello de forma que intentamos mejorar la salud de la población con una dieta saludable para prevenir enfermedades, pero también que sea beneficiosa desde el punto de vista de la sostenibilidad del medio ambiente.
–¿Cuáles son los estudios más punteros que hay ahora en el Imibic?
–En total hay varios cientos de estudios. Se están haciendo algunos de compra pública, uno de ellos ha sido el desarrollo del robot quirúrgico Broca, que va a permitir que nuestros pacientes se intervengan mejor. Ahora mismo está en una fase muy avanzada y hay varias empresas interesadas en comprarlo. Ha sido un desarrollo completo, paso a paso. La idea es seguir trabajando en esta línea, en proyectos que permitan que se desarrolle innovación y se traduzca en beneficio del paciente.
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