El Patriarca, el 'pulmón' de Córdoba que necesita protección
Medio ambiente
Los árboles de este espacio natural podrían tener más de 10.700 toneladas de CO2 retenidas en su estructura, de forma que actúan como sumidero de la contaminación atmosférica
Un paseo fotográfico por El Patriarca, la joya natural de Córdoba
La basura, un triste y habitual paisaje en este espacio natural
A un paso del núcleo urbano de Córdoba se encuentra un bosque mediterráneo que acoge a más de 40 especies vegetales, 113 de aves y 33 de hormigas. La gran variedad de estas últimas es un indicador de la rica biodiversidad que encierra El Patriarca, un espacio natural único que, por suerte, ha llegado a nuestros días a pesar de las amenazas de urbanizarlo que hubo en los años 80 y de la suciedad que dejan algunas personas que hacen allí peroles y botellones.
En sus 47,5 hectáreas de extensión hay aproximadamente 4.170 árboles, una cantidad tan grande que hace de El Patriarca el pulmón de Córdoba, una especie de "sumidero" del dióxido de carbono (CO2) que los coches y la industria expulsan al aire que luego respiramos los ciudadanos.
Un estudio realizado por Rosa Casillas y Diego Jordano, del Área de Ecología de la Universidad de Córdoba, explica que "los arboles fijan mediante la fotosíntesis importantes cantidades de CO2 atmosférico, que pasa a quedar secuestrado durante cientos de años, formando parte estructural de troncos, ramas y raíces". Según los cálculos hechos en esta investigación, los árboles de El Patriarca podrían tener más de 10.700 toneladas de CO2 retenidas en su estructura.
Esta zona presenta una considerable variedad de hábitats con diferentes tipos de vegetación: dehesa, encinar con monte bajo, bosque mixto de encinas, acebuches y algarrobos, monte bajo, pastizal y bosque en galería. Contiene una masa forestal compuesta por una mezcla de especies de árboles que no es usual en otras partes de Sierra Morena.
La "abundancia arbórea" que hay en este espacio natural es una de sus principales características y la mayor densidad se da en la parte de la dehesa. El estudio de Casillas y Jordano cifra en alrededor de 40 las especies vegetales (árboles y arbustos) que hay en él. Una curiosidad es que el almezo, una planta que estuvo un tiempo sin aparecer por varias zonas, ahora se puede encontrar de nuevo, según explica la Casillas, bióloga y miembro de Ecologistas en Acción. Otra peculiaridad es la gran envergadura que tienen los algarrobos. Las mayoritarias son las encinas, pero también se pueden encontrar olivos, acebuches, alcornoques y unas pocas higueras.
Por su parte, tal y como refleja el informe, desde mediados de los 80 el sotobosque de El Patriarca ha experimentado un aumento significativo de su cobertura, su complejidad estructural y de la riqueza de especies de arbustos que lo conforman, hasta llegar a catalogar 35 diferentes. Hay aulaga, matagallo, lavanda, mirto, esparraguera, rascavieja, espino, torvisco, jazmín silvestre, guardalobo, coscoja, retama o zarza y varias especies de jaras.
Además, 14 de las especies de arbustos registradas producen "frutos carnosos que son muy consumidos por las aves y por algunos mamíferos, que dispersan las semillas". Por otro lado, es llamativa la rareza de algunas especies de matorral que en otras zonas de la sierra son abundantes, como el madroño (durante el estudio solo detectaron uno), el tomillo (muy localizado en algunos pequeños rodales) o la madreselva. También hay que resaltar "la ausencia de otras especies que en principio cabría esperar que estuvieran presentes, como por ejemplo el romero o el labiérnago".
Respecto al mundo animal, lo que más destaca es la riqueza en especies de aves. Pueden llegar a observarse en torno a 113 especies, aunque hay que tener en cuenta que algunas son muy escasas en nuestra región geográfica y que se pueden avistar solo ocasionalmente en épocas del año concretas, lo que explica que no sean fácilmente detectables.
Durante la realización del estudio que hicieron Casillas y Jordano observaron currucas, cucos, estorninos, golondrinas (común y dáurica), abubillas, oropéndolas, mochuelos, pito real (una especie de pájaro carpintero), cernícalos primilla y vulgar, carboneros y abejarucos, entre otras muchas especies. Incluso vieron a un águila calzada sobrevolar la zona. También viven en este espacio natural herrerillos, jilgueros, alcaudones, herrerillos capuchinos, gavilanes, ruiseñores o petirrojos.
En el grupo de los mamíferos, hay liebres, jabalíes (se pueden ver sus movimientos de tierra en la zona próxima a la vaguada), conejos y también observaron algunas marcas que podrían corresponder a zorros. En reptiles sobresalen la culebra de herradura y culebra de escalera, mientras que en invertebrados destacan las mariposas, con variedades como la arlequín, cleopatra o loba. Aunque hay muchas, el número de ejemplares ha ido decreciendo con los años, como está ocurriendo a nivel global.
Las zonas más alejadas de las entradas a El Patriarca y del tránsito de personas son las que tienen más riqueza tanto de árboles como de animales. "Tenemos una gran suerte de poder disfrutar de una zona tan rica cerca de la ciudad, pero debería estar protegida para evitar que la vayamos perdiendo poco a poco", asevera Casillas.
La intención del Ayuntamiento es convertir esta zona en un parque periurbano para regular sus usos, un proyecto que se presentó el pasado mes de junio y cuya licitación está prevista para comienzos de 2021. El reto será combinar su uso público mientras se garantiza la conservación de sus valores ecológicos y paisajísticos para que Córdoba pueda seguir respirando gracias a El Patriarca.
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