Proyecto e-ducass del Imibic: el móvil como herramienta para mejorar la salud en los barrios más desfavorecidos de Córdoba
Ciencia
Los profesionales que participan en esta iniciativa realizan intervenciones presenciales y digitales en familias de Las Palmeras, Moreras y el Sector Sur
Han enseñado a los participantes consejos nutricionales, recetas sencillas y económicas y trucos para comprar los alimentos a mejor precio
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El Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) está finalizando el proyecto e-ducass, con el que pretende mejorar la salud cardiovascular de un grupo de familias vulnerables, en riesgo de inseguridad alimentaria, pertenecientes a los tres barrios más desfavorecidos de Córdoba: Moreras, Palmeras y Sector Sur. Hace más de tres años que comenzó esta iniciativa que está formada por un equipo multidisciplinar en el que se incluyen médicos, nutricionistas, tecnólogos de los alimentos, un integrador social y una periodista. Todos ellos están liderados por el director científico del Imibic, Pablo Pérez, que es el investigador principal.
El proyecto se inició antes de la pandemia, pero se tuvo que paralizar y se retomó a principios de 2021. El integrador social, Jesús Campos, fue el encargado de reclutar a las personas que iban a participar en él y lo hizo a través de las asociaciones que trabajan en esos barrios. Él es el "enganche" entre el Imibic y los vecinos. No en vano, conoce bien estas tres zonas de la ciudad ya que se crio en Las Palmeras, se mudó a las Moreras y ahora reside en el Sector Sur.
El trabajo en equipo ha sido imprescindible para la buena marcha del proyecto e-ducass. Todos los profesionales están permanentemente en estrecha colaboración para las intervenciones, recogida de muestras, volcado de datos, desarrollo del contenido y diseminación de los resultados, entre otras tareas.
El proyecto quiere demostrar que un modelo de intervención virtual, sostenible y perdurable en el tiempo mejora más los conocimientos en salud en la población en estudio y, por tanto, puede ser extrapolable a otros grupos sociales. Para ello, los 460 participantes (agrupados en 162 familias) se han dividido en tres grupos: de no intervención (que solo recibieron una charla inicial), un segundo grupo que ha recibido talleres motivacionales cada tres meses y, por último, el grupo de intervención digital que semanalmente recibe a través del What's app consejos nutricionales, recetas sencillas y económicas, consejos de profesionales de la salud o dietas para distintas edades.
Del desarrollo de la estrategia digital y envío de contenido se ha encargado la periodista Isabel de Castro, responsable de comunicación del Imibic. La tecnóloga de los alimentos Esther Porras y la nutricionista Patricia Peña la han asesorado para la elaboración del contenido nutricional, que luego ella ha adaptado a diferentes formatos (Tik Tok, reels, vídeos de Youtube o infografías, entre otros). Los propios profesionales han grabado los contenidos y en ocasiones han recurrido "a personas del barrio muy conocidas, lo que llamamos los influencers del barrio", indica Esther Porras. En este sentido, han colaborado, por ejemplo, el Chache de Las Palmeras o el abogado Marcos Santiago. También han participado futbolistas del Córdoba CF para fomentar la actividad física.
El internista e investigador Juan Luis Romero explica que "los modelos de intervención que se hacen de forma presencial llegan a poca población y necesitan muchos recursos, tanto humanos como económicos". La intención es demostrar que la intervención digital es igual de eficaz que la tradicional o presencial, y además puede abarcar a mucha más población de forma "más accesible y más sostenible en el tiempo". Para ello, el contenido que se ofrece a los grupos que acuden a las intervenciones presenciales y que lo reciben por el móvil es el mismo. Ya han recogido las últimas muestras (analíticas) y están evaluando resultados para ver el impacto que ha tenido el proyecto.
Pablo Pérez puntualiza que este proyecto surge como "un interés del Imibic por hacer una investigación que se abra a la sociedad". "Queríamos trasladar a la sociedad todo el conocimiento que hemos generado en la última década en relación a los beneficios que tiene la dieta para la salud", agrega. En ese sentido, alude a "la responsabilidad" que los investigadores tienen sobre el abordaje de "problemas que tiene la sociedad y que son una necesidad que ellos nos reclaman". Su intención es que este tipo de proyectos "cada vez sean más frecuentes" en el Imibic.
La captación y el enganche al proyecto
El integrador social destaca que hay que partir de la base de que "da igual que seas de un barrio u otro", las personas con las que han trabajado son "iguales que nosotros". Los profesionales que están llevando a cabo el proyecto se han acercado a los participantes "desde lo humano, como iguales". Esto ha hecho que "a muchos compañeros les haya cambiado la percepción de estos barrios y de estas personas" porque los tenían "muy estereotipados", apunta Jesús Campos, que ha trabajado muchos años en el ámbito social.
Por otro lado, la tecnóloga de los alimentos Esther Porras añade que todo el proceso se ha desarrollado en los barrios, donde han hecho la toma de muestras y las intervenciones cada tres meses. "Así creo que llegan a conocernos, algo que es muy necesario, y que sepan que lo que hacemos es un bien para ellos, para su salud", apunta. "Antes me lo preguntaban todo a mí", explica Campos, pero ahora "también van a Juanlu, Patri y Esther", por lo que "se han abierto mucho, son gente muy cercana".
Educación para alimentarse mejor
Lo primero que les dijeron fue: "Si no tenemos para comer, ¿cómo vamos a comer bien?", recuerda el integrador social. Entonces, les han enseñado "que comprar productos de temporada es mucho más barato y se puede llegar a una dieta equilibrada gastando lo mismo", indica. También se dieron cuenta de que estas familias comen muchos pucheros, lo que es positivo, aunque "hay que quitarle la morcilla, el chorizo...".
Los profesionales del proyecto e-ducass han acercado a la población de Las Palmeras, Moreras y Sector Sur hábitos de compra y "educación para que ellos sepan diferenciar lo que realmente es sano y qué no", señala Juan Luis Romero. También les han inculcado la importancia de la actividad física, que el consumo de tabaco y alcohol es un hábito tóxico y las enfermedades que pueden aparecer con un estilo de vida poco saludable, como la diabetes, el colesterol o la hipertensión.
Por su parte, Patricia Peña agrega que les han resaltado "las recomendaciones de la dieta mediterránea", les han instado a que "sigan comiendo legumbres" y les han enseñado lo que son los alimentos ultraprocesados y precocinados que, "aunque son más baratos, son malos para la salud". "La conclusión es que la educación es la llave de todo", destaca Jesús Campos, añadiendo que al conocer qué alimentos producen ciertas enfermedades, los están evitando. Por ejemplo, muchas de las personas participantes en el estudio pensaban que los zumos eran buenos y les daban uno al día a sus hijos y ya saben que este producto es perjudicial por la gran cantidad de azúcar que contiene. Comían muchos procesados, comida precocinada y había quien desayunada refrescos. Sin embargo, apenas se alimentaban de frutas, verduras ni pescado.
En este sentido, la nutricionista explica que, tras recibir la información, se les hace unas evaluaciones presenciales y digitales y a los ganadores les dan un incentivo (como aceite de oliva o cestas de comida) para que sigan participando. "Queremos un feed back, que ellos reciban la información y luego nos digan todo lo que han aprendido", puntualiza. Y, después de analizar los cuestionarios, "nos hemos dado cuenta que han aprendido bastante durante el transcurso del proyecto, lo que también es un incentivo para nosotros". "Se están viendo resultados", confirma.
Los datos del principio del estudio reflejan que casi un 90% de los participantes padece al menos una inseguridad alimentaria leve y un 40% una inseguridad alimentaria severa, lo que quiere decir que en algún momento incluso no han podido realizar alguna de las comidas del día, resalta el internista. "Es una población muy vulnerable", y así lo reflejan los datos recogidos sobre los niños: tienen una alta prevalencia de obesidad y problemas a nivel metabólico, por encima del nivel nacional. "La educación es un pilar que puede hacerlos cambiar su estilo de vida", insiste el doctor.
Gracias a las analíticas que les han realizado a lo largo del proceso han salido a la luz problemas de salud que desconocían y les han aconsejado ir a su médico de familia porque necesitan tratamiento. "Ellos comentan que van al médico y no se enteran de nada, por eso no van, pero teniendo a Juanlu y a los otros médicos han perdido ese miedo que tenían", destaca el integrador social. "A veces nos han comentado que cómo les ha salido en la analítica que tienen algo si ellos están bien", apunta la tecnóloga de los alimentos.
Próximo objetivo: trasladar el proyecto fuera de España
El Imibic tiene varios proyectos concedidos para trasladar el proyecto e-ducass fuera de España gracias a una ayuda europea. En concreto, consiste en hacer este estudio en Portugal y Taiwán. Se trata de utilizar el mismo tipo de intervención digital, algo mejorada y aprendiendo de las limitaciones, y ver si puede ser eficaz en otras poblaciones que también tienen riesgo de inseguridad alimentaria. Todo ello, adaptándolo a su cultura, su idioma y su dieta.
Del proceso se encargará un equipo de Portugal y otro de Taiwán, mientras que los investigadores del Imibic serán los coordinadores y analizarán los resultados. Además, seguirán con el estudio en Córdoba una vez que se mejoren las herramientas digitales. La nueva intervención comenzaría después de verano.
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Contenido ofrecido por el Colegio de Graduados Sociales de Córdoba