Puchero y potajes frente a la comida rápida en los comedores de Córdoba
Un total de 3.100 escolares en riesgo de exclusión de 144 centros de la provincia reciben tres comidas diarias para toda la semana basados en platos de cuchara
Potaje de lentejas con calabaza, puchero, garbanzos estofados, jamoncito de pollo al horno, macarrones con tomate o muslo de pollo asado. Estos son algunos de los platos que se reparten en los colegios de la provincia de Córdoba para los escolares más vulnerables, dentro del Plan de Solidaridad y Garantías Alimentarias (Syga), y a los que se añade una pieza de fruta fresca de temporada, pan blanco y yogur.
La comida saludable es el ingrediente principal de estos menús que reciben 3.100 escolares en riesgo de exclusión que están basados en plato de cuchara y alejados de la comida rápida. Es decir, nada de pizzas al igual que ha ocurrido en la Comunidad de Madrid durante la crisis del covid-19, en el caso de las empresas de catering que trabajan con los espacios educativos de la provincia cordobesa.
Al respecto, la delegada de Educación en Córdoba, Inmaculada Troncoso, explica que las tres comidas al día que se sirven con el Plan de Refuerzo Alimentario Infantil siguen todas las recomendaciones del Ministerio de Sanidad y de la Consejería de Salud en cuanto a alimentación saludable.
No en vano, los pliegos de prescripciones técnicas que rigen este servicio, confeccionados con la colaboración de expertos en bromatología y nutrición de las Universidades de Granada, Córdoba y Pablo de Olavide de Sevilla, así como de la Sociedad Andaluza de Nutrición Clínica y Dietética, establecen de forma estricta los parámetros para la confección de las comidas, de obligado cumplimiento para las empresas adjudicatarias.
Uno de los 144 colegios que entrega estos menús dos veces a la semana -lunes y miércoles- es el Federico García Lorca. Su directora es María Alejandra Toledano, quien destaca a el Día que todos los platos siguen "una dieta equilibrada y variada".
Guisos, pucheros, lentejas, cremas o purés de verduras, además de pescado o carne, más la fruta forman parte de estos menús, de los que "las familias están muy satisfechas", anota y añade que los alumnos también reciben pan de molde, batidos y patés.
Como anécdota, Toledano expone el hecho de que "una de las cosas que comentan las familias es que incluso tienen que echar sal y condimentan la comida" cuando llegan a sus casas.
En este centro son casi un centenar de escolares los que reciben estos menús dentro del Plan de Solidaridad y Garantías Alimentarias. La directora del Federico García Lorca explica que gran parte del alumnado del centro pertenecen al colectivo de familias vulnerables. "Muchos se dedican a la venta ambulante y ahora no pueden vender y esta ayuda les viene bien", anota.
El 16 de marzo, el primer día lectivo con los comedores escolares cerrados debido al decreto del estado de alarma por el covid-19, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobó la tramitación de emergencia del suministro de comidas para el refuerzo de alimentación infantil para escolares en exclusión social o en riesgo de padecerla.
Otro de los centros que distribuye los menús cada lunes y miércoles en la capital cordobesa es el Mirasierra, aunque lo hace desde las instalaciones del colegio Alfonso Churruca, debido a las actuaciones que se llevan en su interior. Su directora, Almudena Salinas, destaca que se entregan "menús completos y comidas caseras a casi 60 escolares".
En este centro, además, hacen una apuesta por la comida saludable y, prueba de ello, es que entre sus programas cuentan con huertos escolares, tanto para los alumnos de Infantil como los de Primaria. El huerto, explica, "cuenta con sistema por goteo y también tenemos un paseo con árboles frutales". Patatas, lechugas, fresas, manzanas, melocotones o nísperos son algunos de los frutos que cosechan, además de acelgas y garbanzos. Una vez recolectados, anota, "se trasladan al taller de cocina y se elaboran recetas" y recuerda que "todo lo que se planta, se consume".
Desde la Delegación de Educación recuerdan también que el servicio está funcionando con normalidad, con un seguimiento que permite que los menús que no son recogidos por las familias sean distribuidos a otras familias a través de los servicios sociales de los ayuntamientos.
Además, señalan que el alumnado que recibe esta atención es el que ya estaba identificado como en riesgo de exclusión social cuando se suspendió el comedor escolar, y se han ido incorporando a más alumnado, a petición de los servicios sociales, hasta que se han arbitrado ayudas directas a las familias. En ningún caso la identificación está vinculada al porcentaje de bonificación en el comedor escolar que se pueda
establecer durante el curso escolar normal en los distintos servicios complementarios.
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