Rafael Lozano defiende que "jamás" le alzó la mano a su mujer

El boxeador asegura que "siempre" trató "con el máximo respeto" a su ex, que insiste en que la golpeó contra la pared

Rafael Lozano, a la salida de los juzgados, acompañado por su abogado.
Á. R.

06 de abril 2010 - 01:00

"Jamás le he puesto la mano encima a la madre de mis hijos, porque esa no es mi forma de actuar". Así de contundente se expresó ayer el boxeador Rafael Lozano para defenderse de un supuesto delito de malos tratos a su ex mujer, por el que la Fiscalía Provincial de Córdoba le pide tres años de cárcel. "Nunca la he amenazado ni la he agredido, siempre he actuado con el máximo de respeto", declaró el bimedallista olímpico, quien insistió en que "no son ciertos" los contenidos de la denuncia.

La Fiscalía mantuvo ayer que prácticamente desde el inicio de la convivencia marital las discusiones entre ambos eran "constantes" y, supuestamente, dirigió contra su mujer expresiones denigrantes como "tú no eres nadie". Conforme transcurría el tiempo, el deportista fue adoptando "actitudes más agresivas" y, al parecer, llegó a propinar "empujones, golpes, tirones de pelo y violentos agarrones" a su cónyuge. El 3 de febrero de 2008, se produjo uno de los episodios más violentos, cuando el deportista, según el relato del fiscal, agarró "violentamente" a su ex de la cabeza en presencia de los menores y la golpeó contra la pared.

Aquel suceso se produjo cuando el acusado dejaba a sus tres hijos con su ex tras pasar el fin de semana con ellos. Lozano había participado en un campeonato en el pabellón de Fátima: "La velada terminó sobre las 20:15. Fui a recoger a mis niños y los entregué a las 21:15, un cuarto de hora más tarde lo acordado", reconoció. Se encontró a su ex mujer "alterada, fuera de sus casillas y con amenazas", aunque negó que se produjera algún contacto físico. "Cuando me alzó la voz, me marché. Me ha amenazado muchas veces con denunciarme por agresión, porque como soy boxeador decía que la creerían a ella", relató.

La víctima recordó que no fue ella quien interpuso la denuncia contra el boxeador, sino que fue el Hospital Universitario Reina Sofía la institución que remitió el parte de lesiones al juzgado de guardia ante las sospechas de que pudieran ser consecuencia de un episodio de violencia de género. "Lo que ocurrió aquel día no fue una discusión. Le reproché que había llegado tarde, me golpeó contra la pared y me dijo que era una puta", recordó la víctima. La mujer cogió a los niños y fue a casa de un familiar, que le recomendó que acudiera al centro de salud. Y así lo hizo: "No lo denuncié antes porque no quería estropearle la vida", se justificó. También aseguró que le dio una segunda oportunidad tras una ruptura porque la amenazó supuestamente con quitarle la custodia de los niños.

Una veintena de personas -entre ellas deportistas de elite- fueron llamados a declarar como testigos en la vista oral. Un boxeador que acompañó a Lozano a entregar a los niños a su ex la tarde de los hechos dijo que la denunciante y el acusado "intercambiaron algunas palabras", aunque no vio que se produjera una agresión. "Por los gestos parece que hablaban de manera acalorada, pero no vi que ocurriera nada más", dijo. "Jamás lo he visto discutir con nadie", declaró. La juez tuvo que cortar las declaraciones en numerosas ocasiones para centrarlas en los hechos enjuiciados.

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