El mensaje del cordobés Rafael Martínez en su 106 cumpleaños: "Hay que aguantar el chaparrón"
Coronavirus en Córdoba
"He vivido dos gripes que fastidiaron mucho, pero esta debe ser de las más malas que hemos pasado los españoles", recuerda
Nació en Tánger, "por accidente", el 25 de marzo de 1914 y ahora, confinado, echa de menos sus paseos matutinos hasta el bar La Campera de la Fuensanta
"Hay que aguantar el chaparrón que se nos ha venido encima". Es el mensaje de ánimo del cordobés Rafael Martínez Ruiz, que este miércoles 25 de marzo celebra su 106 cumpleaños recluido en casa, como buena parte de los europeos. El coronavirus es otra piedra en el camino de una vida larguísima que ahora, de sopetón, le priva de los pequeños placeres, como los paseos hasta La Campera, el bar de la Fuensanta hasta donde "cada mañanita" acude a compartir un café o una copa de vino con los demás parroquianos y para conversar un rato.
"He vivido dos gripes que fastidiaron mucho, pero esta debe ser de las más malas que hemos pasado los españoles", intenta rebuscar en una memoria donde el paso del tiempo acumula recuerdos de más de un siglo. En todos estos años, todo lo que ha vivido, serviría para llenar varios volúmenes de Historia Contemporánea. Conflictos bélicos, la caída de sistemas políticos, cambios económicos, varios crisis mundiales... De todo esto puede dar cuenta la memoria lúcida de Rafael, y que es imposible abarcar en una simple información periodística.
Por resumir, nació en Tánger "por accidente" el 25 de marzo de 1914. Sus padres regresaron pronto a Jerez de la Frontera, donde se encuentra registrado, y más tarde vivieron en Santaella y Fernán Núñez. Después de la guerra, ya con su familia, emigró a Francia como muchos otros españoles en busca de un futuro económico que encontró en Aviñón. Volviendo a España en 1963 para pasar la Nochebuena con sus hermanos, un gravísimo accidente de coche en Valencia le cambió la vida de forma dramática: perdió a toda su familia excepto a una hija, Anita como la llama.
Tras 18 años viudo, contrajo matrimonio en segundas nupcias con Ana Claro, "muy comunista" como a él le gusta recordar y que falleció hace ahora cuatro años. Durante décadas, Rafael y Ana, que tiene una calle en Cañero, han sido símbolos de esta corriente política en Córdoba, un movimiento que sigue latiendo todavía en las instituciones de la ciudad y que de alguna manera es la sangre que bombea la vida de este vecino de Fátima. "Mi padre me llevó a recoger el carnet del Partido Comunista a Écija", describe todavía con nitidez este hombre que militó en Francia desde el exilio económico. "Mi vida es esa", resume con orgullo.
Eso sí, cuando se le pregunta por algún momento en estos 106 años en que se haya visto obligado a mantenerse recluido como ahora, tiene que pensar mucho. Y responde: "El tiempo que estuve en la cama por un accidente de trabajo. Me caí desde ocho metros y me rompí todo el cuerpo. Fueron tres meses, pero tuve suerte y ahora no me duele ningún hueso". Su vídeo de la campaña #YoMeQuedoEnCasa circula por las redes sociales y ha llegado, dicen sus cuidadores, hasta Nueva York.
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