Recuerdos de la Córdoba más cinéfila
Cultura
Las fachadas de los últimos cines que cerraron sus puertas mantienen su presencia en las calles de Córdoba pese a que su actividad cinematográfica solo queda en el recuerdo
Al pasear por las calles de Córdoba todavía quedan restos de los cines más emblemáticos de la ciudad. El cine Alkázar, en la calle Reyes Católicos, fue uno de los más populares de Córdoba pues se inauguró en 1943 y aguantó hasta 2011 tras un parón para “llevar a cabo una reformar digital de las salas” que nunca se llegó a ver.
Todavía se puede ver la fachada del Palacio del Cine en la calle Duque de Hornachuelos, junto a las Tendillas. Este establecimiento nació en 1949 como sala de cine y teatro tras ser antes un frontón, a finales de los 90 un bingo, y a comienzos de siglo XXI, cerró sus puertas. Al igual pasa con el cine Góngora, que es el actual teatro Góngora de la calle Jesús María y tenía exactamente la misma fachada, solo que con distinto nombre.
Haciendo esquina entre la plaza de Puerta del Rincón y la plaza de Colón, el cine Isabel la Católica, todo un icono de la historia cinematográfica cordobesa entre sus 960 butacas, mantiene el edificio que cerró en 2007. Se encuentra abandonado, sucio y a merced de la pintura de los grafiteros, como también ocurre con el edificio del cine Almirante, en la avenida del Mediterráneo de Parque Figueroa. En 2007, un multicine que apenas llegó a los diez años de vida, como era el cine del centro comercial Zoco, que también cerró sus puertas y hasta la fecha mantiene su estructura.
Lo mismo ocurrió con el centro comercial El Arcángel, inaugurado en 1994 con su multicine llevado por la empresa Unión Cines, que en 2014, a causa de la crisis, decidió dejar atrás 20 años de historia.
Sin embargo, en ese mismo espacio, el cine ha vuelto a través de cines Axion, el centro comercial El Arcángel vuelve a tener diez salas de cine y un total de 1.200 butacas con la máxima tecnología, nada comparable con los clásicos cines de antaño. Con este espacio cinematrográfico, ya son tres los cines que hay en Córdoba tras el CineSur El Tablero y los Multicines Gudalquivir, además de los cinco que muestran sus pantallas solo en verano (Fuenseca, Olimpia, San Andrés, Delicias y Plaza de Toros).
No obstante, pese a que el esplendor cinematográfico solo queda en el recuerdo, Córdoba es una ciudad con muchos amantes de la gran pantalla a lo largo de la historia. El cine comercial comienza en los años 30, y a partir de los 40, la gran pantalla es considerada el espectáculo de masas más popular. En Córdoba no fue para menos. Por ejemplo, el cine Góngora se inauguró en torno al año 1932 y estaba considerado como uno de los cines más modernos de toda España.
A partir de 1960, la ciudad vivió su máximo esplendor en el mundo cinematográfico con más de 30 cines repartidos, tanto en salas de invierno como de verano. Las salas de cine más conocidas eran la de Isabel La católica, el cine Alkázar, el Palacio del Cine, el cine Góngora (que nace como cine pues como teatro tenía poca actividad), y el cine Magdalena, que tenía sala de invierno en la parte de abajo y en la azotea el cine de verano, entre otros muchas salas.
Pero no solo en el centro de la ciudad convivían los grandes cines. Hubo un momento en el que cada barrio prácticamente tenía su cine, igual que un barrio nuevo tiene su colegio y su supermercado. El barrio de Santa Rosa a finales de los 60, montó su cine, al igual que el barrio de Ciudad Jardín o Parque Figueroa, la Fuenseca (que mantiene su cine de verano) o Carlos III.
Aunque al final pasa como todo, que el paso del tiempo y los rápidos avances del sector cinematográfico obligan a los cines más humildes de barrio a cerrar sus puertas. Que las películas comenzaran a poder verse desde el sofá de tu casa fue una de las novedades que más afectó negativamente a la economía de las salas de cine. Sin embargo, con la llegada del cine doméstico, las salas de Córdoba siguieron funcionando muy bien en barrios como Sector Sur, con el Córdoba Cinema, el cine de Santa Rosa, el Cabrera Vistarama de Ciudad Jardín, el cine Almirante de Figueroa o el cine Carlos III, que, además, resistieron a las presiones de las empresas inmobiliarias, deseosas de adquirir estos locales de gran tamaña ubicados en zonas productivas de la ciudad.
Otro problema es que la industria cinematográfica perdió su romanticismo y pasó a ser un atractivo de grandes consorcios con el dinero como objetivo. Por ello, con el cambio de las formas de ocio y el alto coste necesario para renovar la industria cinematográfica año tras año, las grandes empresas decidían echar el cierra antes que salvar un proyecto que económicamente no fuese rentable.
De una época a otra, Córdoba pasa de 30 cines únicos a tres grandes multicines. Así, en la memoria solo quedan otros muchos cines a los que merece el respeto mencionar como el cine Magdalena, ubicado en la plaza con su mismo nombre y demolido en 2011; el cine Córdoba Cinema, cuyo edificio forma parte en la actualidad del colegio Córdoba; el cine de la Avenida Gran Capitán, teatro Duque de Rivas; el cine Estadio Cinema, que es el actual centro comercial El Arcángel; el cine Club liceo, en las instalaciones del Círculo de la Amistad; el cine Iris del barrio de San lorenzo; el cine Club Senda de la calle Juan de Mena; el cine Plaza de Toros de los Tejares; el cine Alfonso XII; el cine Benavente del Campo de la Verdad; el cine Goya en la ribera; el cine de verano Lucano; el cine Maxi del barrio de Cañero; el cine Osio, también en Cañero; el cine Avenida, en Doctor Fleming; el cine de verano Campo Deportes, en el distrito sur de la ciudad; el cine Salón San Lorenzo, abierto en 1923; y el cine Séneca de Fray Albino.
Hoy día, con un par de clicks puedes apropiarte de tu película favorita en HD. La piratería acabó por cerrar los últimos cines que aguantaron hasta después del año 2000, y las plataformas digitales en la actualidad dificultan que los cines puedan beneficiarse de la nueva y digitalizada industria cinematográfica. Cines como el del centro comercial El Arcángel, con grandes comodidades y múltiples opciones de ocio diferentes se reinventan para poder devolver la magia de la gran pantalla a esa Córdoba cinéfila que fue esplendorosa hace décadas. “Reformarse o morir”, el resto solo queda en el recuerdo y, por el momento, en algunas fachadas sobre las que ya nadie se fija.
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