El Reina Sofía triplica la atención psicológica a menores por la pandemia en Córdoba
Sanidad
Las niñas ocupan el 74% de las consultas, con una edad media de 12 años
El Hospital Reina Sofía de Córdoba ha triplicado la atención psicológica a menores de 14 años por la pandemia. En el último año, y comparado con los datos precovid, las consultas en Urgencias se han multiplicado por tres, con especial incidencia en los meses de febrero a abril de 2021. Así se extrae del estudio Sars-CoV-2 y salud mental infantil: impacto en urgencias pediátricas realizado por Carmen Martín Ramírez bajo la tutoría del facultativo del área Alejandro Aranda Mora, datos que certifica el coordinador en funciones de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del hospital y psiquiatra infantil, Rafael de Burgos.
La incidencia psicológica de la pandemia se está estudiando desde marzo de 2020, pero es este año el que ha mostrado los datos más reales y certeros acerca de cómo está influyendo la nueva normalidad en la conducta de las personas y, también, de los menores. Son las niñas las que ocupan el 74% de las consultas, con una edad media de 12 años, según estos datos.
De hecho, el miedo al contagio, a transmitir la enfermedad a los padres o abuelos y las demás preocupaciones derivadas de la pandemia ahora también figuran entre las principales razones de las consultas en menores. La ansiedad continúa siendo el primer motivo de consulta, además del bullying, las autolesiones con cortes en los brazos o muslos como expresión de un sufrimiento que no saben cómo exteriorizar, seguido de conductas de suicidio por ingesta de medicamentos, que ha pasado del 10% al 14% de las consultas, los trastornos de conducta, mayor adicción a videojuegos por el tiempo libre y los desordenes alimentarios.
Este aumento en los desordenes alimentarios en menores durante y tras el confinamiento, por ejemplo, preocupa especialmente al psiquiatra infantil Rafael de Burgos. Aunque los datos disponibles rezan que el aumento en la atención en este tipo de trastornos es de cuatro pacientes, las consultas en Los Morales son más porque reciben casos de mayores de 14 años que son, de hecho, la mayoría, según explica el facultativo.
Más casos y mayor gravedad
"Hemos notado un aumento tanto de la demanda como de los casos graves y con una mayor necesidad de hospitalización", ha explicado De Burgos, quien asegura que el tiempo del confinamiento "sin ninguna duda" ha afectado el comportamiento de los menores, sobre todo de niñas, que "al estar más tiempo en casa y mayor tiempo estando pendientes de sí mismas, de mirarse al espejo, de las redes sociales y la alimentación, a la que se le ha dado mayor atención en casa, han dado lugar al boom de estos casos".
El perfil es de una niña con cuadro de anorexia restrictiva, que come pocas cantidades, compensan con muchos ejercicios o vomitan y llegan a la disminución de masa corporal, que se puede traducir en una desnutrición. "Los pacientes psiquiátricos fallecen principalmente por dos causas: el suicidio o los trastornos de conducta alimentarias", explica el psiquiatra, porque los pacientes se desnutren, pierden peso, se deshidratan, se afecta la función cardíaca, la temperatura, pierden la regla, entra otras consecuencias físicas, alerta.
En estos casos, resalta De Burgos, la coordinación y sintonía entre la Unidad de Pediatría y la de Endocrinología es especialmente importante para la atención integral de estos pacientes. El facultativo explica que cuentan con personal y habitaciones para atender casos de este tipo, además de psiquiatras y psicólogas que tienen constantemente sesiones de formación con los pediatras.
El ingreso dura en función del estado de la enfermedad de las niñas, ingresan solo casos muy graves, sobre todo las que necesitan sonda gástrica para ser alimentadas. Cuando los casos son más severos, la paciente no haya respondido al tratamiento en el Reina Sofía, pueden ser trasladas a Jaén, con quienes también tienen buena coordinación.
La atención a las familias
La enfermedad de la anorexia "es muy difícil de entender, genera mucho sufrimiento" en las familias. Los desordenes alimentarios requieren atención y colaboración de todo el entorno, la supervisión de las comidas y las cantidades. Las psicólogas y psiquiatras del centro trabajan en programas y jornadas con los padres, además de la consulta ambulatoria cotidiana, para que entiendan cuál es el pensamiento de su hija y lo fundamental de su colaboración.
"La niña que está consciente de que tiene la enfermedad, aunque no quiera coger un kilo, querrá colaborar, por eso se trabaja mucho con ellas la conciencia de la enfermedad", explica De Burgos, que agrega que trabajan también en grupos de dos o tres chicas, porque es una patología mucho más frecuente en mujeres, en un comedor terapéutico que se ha puesto en marcha recientemente donde "aprenden a comer, las cantidades, los ingredientes, las calorías, la obligatoriedad de comer y una serie de hábitos que puedan hacer en casa", agrega.
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