Salvador Meléndez, de camarero desaparecido en Berlín a deportado en un campo nazi
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Hasta el pasado 30 de junio, Salvador Meléndez Mélendez era un camarero que para su familia había desaparecido en 1944 tras un bombardeo aliado de Berlín en la Segunda Guerra Mundial. Ahora, saben que en realidad Salvador, que había sido combatiente en el bando franquista y emigró a Alemania en busca de trabajo, acabó en un campo de concentración nazi.
Ese viernes, Antonio Muñoz Sánchez, investigador de la Universidad de Lisboa, dirigió por Twitter un mensaje a Juan Antonio Domínguez para preguntarle si "por casualidad" era familiar de Salvador, natural de Constantina (Sevilla). Le respondió a los siete minutos afirmativamente: "Sería emocionante saber dónde está enterrado". Han sido cinco trepidantes semanas de investigación junto a Muñoz para desentrañar una parte de la historia de su tío abuelo, que era "un fantasma, desaparecido para siempre", ha afirmado Domínguez en una entrevista.
Su bisabuela recibió de vuelta en 1944 la carta con los papeles para que se pudiese casar en Alemania y en el Ayuntamiento de Constantina, de donde su familia es originaria, le dieron la información falsa sobre su destino. Domínguez, que desde hace veinte años vive en Córdoba por su trabajo como estadístico, ha recordado cómo su bisabuela Carmen, la madre de Salvador, se acostaba todos los días, hasta su fallecimiento en 1979, mirando la foto de su hijo sin saber nada de su suerte.
Combatiente en el bando sublevado
Ahora se va descifrando parte de lo que le sucedió a este combatiente en el bando sublevado en 1936. "Estalla la Guerra Civil, con lo que entiendo que actúas en donde te toca, o te fusilan. Tampoco creo que tuviera realmente ideas políticas", indica su sobrino nieto. Se sabe que en la batalla del Ebro fue herido en el brazo, y aunque no lo perdió le afectó a la movilidad. Terminó el conflicto y solo le ofrecían ser aparcacoches.
"Mi tío Plácido dice que escuchaba la frase de que no había estado luchando en una guerra para terminar aparcando coches", dice Domínguez. La España franquista gestionaba emigración organizada en pago de la deuda por la ayuda nazi en la Guerra Civil, recuerda Domínguez, que ahora estudia también la situación de esos 10.000 españoles que como Salvador viajaron en busca de trabajo.
Antonio Muñoz ha localizado una documentación que acredita que Salvador trabajó también en Argus, una fábrica de motores que empleó a deportados. De tener programado su matrimonio con Luisa, cuya relación conocía la familia al menos desde el 3 de septiembre de 1943 porque la cita en la única carta suya que se conserva, a ser detenido por la Gestapo. Únicamente se conoce que se le asigna la categoría de Schutzhaft, un arresto extrajudicial aplicado a opositores políticos y grupos perseguidos.
Esto fue entre octubre de 1943 y el 23 de mayo de 1944, en que es tratado en el hospital de la policía de Berlín, para ingresar primero en el campo de concentración Sachsenhausen, al norte de Berlín, y, más tarde, el 16 de octubre de 1944, en el Neuengamme, cerca de Hamburgo. En la huida de los nazis ante el avance aliado, los prisioneros de Schandelah, un subcampo de Neuengamme donde estaba Salvador, fueron trasladados a otro, Wöbbelin.
El de Salvador sería uno de los mil cadáveres que los estadounidenses encontraron el 2 de mayo de 1945, si no murió en uno de los vagones de mercancías que se utilizaron para el transporte, especula su sobrino nieto, aunque no hay constancia ni dónde ni cómo murió.
El anillo recuperado de los nazis
Neuengamme es el hilo que ha unido a Muñoz con Domínguez para comenzar a perfilar la historia y que va a devolver a la familia, que en la posguerra española emigró desde Constantina a Sevilla, el anillo que ahora se custodia en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca tras ser expuesta por Arolsen Archives en Plasencia (Cáceres).
Muñoz colabora con Arolsen Archives, que atesora millones de documentos sobre las víctimas del nazismo, y que conservaba, dentro de un sobre, la alianza. La única referencia era "Salvador Melendes", un nombre con el apellido erróneo, una fecha de nacimiento, 11.3.17, y el número de preso asignado, 58705. "Al haber ido a Alemania como trabajador había documentación anterior que nos permitió concretar el nombre y el origen", ha asegurado Muñoz.
La labor del investigador con Arolsen es intentar devolver a los descendientes de los deportados españoles la veintena de objetos que los nazis no destruyeron en su huida. La fortuna, ha explicado Domínguez, propició que Muñoz pudiese acertar con el mensaje de Twitter.
Su hijo se llama como él y es aficionado a la genealogía. En 2021 completaron el árbol genealógico que dispone en My Heritage y en Family Search con datos de Salvador y otros familiares procedentes de la parroquia y del Ayuntamiento de Constantina. Un certificado de defunción de la hermana de Salvador y el nombre de su nieta, hermana de Juan Antonio, fue la hebra de la que tiró Muñoz para localizar por Twitter al que creía que podía ser, el familiar del deportado.
"La primera sensación fue de asombro y luego un poco de rabia" por la desprotección de España a uno de sus ciudadanos, ha rememorado Domínguez sobre el momento en que se enteró de que su tío abuelo ni pereció en un bombardeo ni se había quedado "en la Alemania del Este por el Muro de Berlín", sobre lo que bromeaba, de adolescente, con su abuela Robledo, hermana de Salvador. Después fue "indignación y luego también acordarme mucho de mi abuela", que fue la última persona que conoció a Salvador. Falleció en 2013, sin conocer la historia y "no sé si fue mejor que se muriera sin saber todo esto".
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