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Córdoba se viste de verde. El verde es, por tradición, conocido como el color de la esperanza. Con esperanza es, precisamente, con lo que la primera edición de La Puerta Verde pretende llenar los hogares cordobeses con menos recursos económicos. Esta iniciativa surge por las necesidades que detecta la parroquia de Santa Luisa de Marillac en el barrio del Sector Sur de Córdoba y gracias a ella unos 100 niños, de 3 a 14 años, residentes en la zona y en riesgo de exclusión social, se podrán beneficiar del programa más esperanzador de este verano.
La programación solidaria comenzó ayer con diferentes actividades y juegos para que los niños se conocieran, “aunque no hacía falta”. El párroco y promotor del proyecto, Miguel David Pozo, más conocido como el Padre Miguel, destaca que “desde el primer momento estaban jugando y riendo, porque tenían muchas ganas de disfrutar”.
Durante la semana pasada, los 25 monitores, de entre 16 y 45 años, que velarán por el bienestar de los más jóvenes, han recibido un taller de monitoraje. Este grupo está formado en su mayoría por vecinos del barrio, aunque también participan seminaristas y un grupo joven de La Salle, de Madrid. Además, “como el campamento acoge a niños de hasta 14 años, se han incluido a los jóvenes de 15, como ayudantes de los monitores”, indica Pozo. En el mismo sentido, han formado grupos de dos monitores, llamados Las Cigüeñas, encargados de recoger cada mañana a los niños en sus casas.
La realización de actividades, como No hago ni el huevo, fomentan el ocio didáctico. En particular, esta actividad “trata de mentalizar a los niños sobre situaciones que deben romperse”, explica el párroco. Por ejemplo, “en este juego, pueden observar como las niñas lo hacen todo y los niños nada”, entre otros métodos de aprendizaje.
La agenda didáctica se divide en dos líneas: Exposiciones a Riesgo y Hábitos Saludables. En estos talleres, los niños aprenden sobre micromachismos, roles y otras conductas tóxicas.
Pozo asegura que el reto para la próxima edición es “empezar a primeros de julio, pero necesitamos más financiación”. No obstante, “vamos a continuar con el proyecto”, porque “todo lo que tenemos, lo vamos a dar”.
Hasta el 4 de agosto, el campamento urbano se desarrollará en Córdoba. Después, los 100 jóvenes se marcharán de vacaciones solidarias al municipio de Torrox, donde disfrutarán de unos días de playa y, “lo más importante, que salgan de esta situación”, destaca Pozo.
“Algunas de estas familias no tienen camas y los frigoríficos están vacíos”. Por este motivo, la iniciativa da de comer y merendar todos los días a los niños.
Sin embargo, algún día recibirán cena, como La Noche del Cine. Se instalará una pantalla digital para visualizar una película y colchones para pasar la noche en convivencia. Para esta actividad, Telepizza procurará la cena de todos los participantes.
La agenda incluye La Noche del terror –26 de julio– y la Gymkana en la Catedral –lunes 29–, entre otras jornadas, como la Fiesta de la Espuma.
“Hay muchos niños tristes”, comenta Pozo. Ellos “tienen ganas de divertirse. Nosotros queremos sacarlos de las relaciones tóxicas y cambiarlas por relaciones afectivas y sanas”.
No sólo los jóvenes celebran las actividades del proyecto. “Se me saltan lágrimas de felicidad por ver cosas así, como este campamento”, añade Julia González mientras observa a sus dos nietos y dos bisnietos como juegan.
Una madre, María del Carmen Castro, explica que en su casa no trabaja nadie y, gracias a La Puerta Verde, “estos niños disfrutan de lo que no podemos ofrecerle los padres. Unas vacaciones, un día de piscina, ir a Sevilla o comer en el McDonalds”.
Por su parte, el seminarista, Jorge Barreiro, tiene un objetivo que es “enseñar valores humanos” y ver que “los niños están ilusionados y disfrutan”.
La Puerta Verde se financia con aportaciones particulares, acciones de crowdfunding que se han llevado a cabo y con la colaboración del Cabildo Catedral de Córdoba, la Fundación La Caixa, la aportación de los talleres por parte de la Fundación Cajasol, y de Aucorsa, encargada del transporte de los niños.
El Cabildo Catedral de Córdoba se hará cargo de sufragar los 7.000 euros de gastos de la Escuela de Verano celebrada en la parroquia de San Vicente Ferrer. Esta iniciativa supone el desarrollo de un programa de actividades lúdicas y educativas de las que participan en torno a ciento 20 niños, de entre cuatro a 12 años, de los barrios de Cañero y Fidiana. Por otro lado, unos 17 monitores son residentes en la zona. En la mayoría de los casos, los escolares pertenecen a familias de escasos recursos económicos, en situación de precariedad, o en los que se detectan problemas de conciliación laboral. Con la financiación de este proyecto, la entidad muestra su compromiso social con las realidades más cercanas y vulnerables de la capital.
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