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"Un intruso silencioso recorre el río Guadalquivir. Llegó por la mano humana desde los grandes ríos de Europa Central. Oportunista, voraz y agresivo, el siluro es un gran depredador que amenaza los hábitats naturales y la economía local". Así describe la Universidad de Córdoba (UCO) al siluro, especie invasora que pone miles de huevos, puede vivir más de 100 años y que supone una amenaza medioambiental en todos los ríos nacionales porque devora todo tipo de peces, anfibios, mamíferos e incluso aves acuáticas.
El siluro, considerado el pez más grande de Europa, está presente en el río Guadalquivir desde hace, al menos, una década. El objetivo del equipo de investigación científica de la UCO junto con el Instituto de Formación e Investigación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) es el de analizar a este pez para poder darle caza y acabar con su existencia. De ahí que la institución universitaria haya puesto marcha un estudio piloto que tratará la presencia del siluro en el bajo Guadalquivir y que ha sido presentado este lunes en en el Molino de Martos.
Financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica y con una duración estimada de unos dos años, como ha explicado el catedrático de Zoología de la UCO y coordinador de este estudio, Carlos Fernández Delgado, el proyecto tiene como fin acabar con esta "amenaza a la biodiversidad del Parque Nacional de Doñana, que es muy importante biológicamente además de una zona de importancia económica por la pesca del cangrejo rojo y los albures" entre otras especies.
La primera fase de este estudio consiste en "intentar ver cuáles son las dimensiones del problema, conocer los límites y densidades del siluro en el Guadalquivir". Y es que Fernández ha confirmado que todavía se desconoce la densidad de población de siluros en el principal río de Andalucía, pero sí que existen estos peces en todo el cauce principal de Guadalquivir hasta la presa de Alcalá del Río, en la desembocadura de la rivera de Huelva principalmente y en el embalse de Iznájar, aunque "todavía con muchas zonas que investigar".
De hecho, la primera vez que se hizo este estudio fue para "estudiar la presencia del siluro en el embalse de Iznájar", pero, como ha explicado el coordinador, la financiación por parte del ministerio cambió el objetivo al bajo Guadalquivir tras la aparición de esta especie en esa zona que es "más urgente por sus necesidades económicas y sociales", en especial Doñana.
"En la primera fase estamos haciendo estudios de ADN ambiental con muestreos en el agua que se están analizando y que estarán listos para primeros de 2024. La segunda parte del proyecto es una protección hidroacústica con ecosonda de la que ya tenemos los resultados. Y la tercera fase será un estudio de las proteínas que estructuran la musculatura del siluro para conocer la dieta y a qué especies sensibles ataca, aunque todavía no se ha empezado", ha precisado el líder del proyecto, quien ha añadido que la última fase será la de empezar a buscar a la especie y capturarla con redes.
Sin embargo, lo más importante de este estudio será la labor de concienciación a la población y a los pescadores para evitar la proliferación de este depredador por las aguas dulces españolas. "Hay que crear una convención social advirtiendo del peligro que tienen los siluros", ha hecho hincapié el coordinador del proyecto, quien ha anunciado que desde la plataforma Stopsiluro pondrán en marcha un plan de sensibilización y educación ambiental para asociaciones, ciudadanos e incluso en las escuelas, donde prevén instalar trituradoras de papel con forma de siluro para que los más pequeños asocien a este pez como un animal perjudicial.
La decana de la Facultad de Ciencias de la UCO, Maripaz Aguilar, y la vicerrectora de Política Científica de la institución académica, María José Polo, han acudido a la presentación de este estudio para poner en valor "esta investigación puesta en marcha desde la universidad pública" y el impacto social" que pueden tener los resultados en el ámbito medioambiental y en el control de especies como barbos, boas o black bass entre otros muchos peces que son devorados por los siluros.
El siluro fue encontrado en aguas dulces españolas por primera vez en el río Ebro en 1974. Que esta especie se haya reproducido llegando a otros ríos de España es "exclusivamente por interés de pescadores irresponsables y desaprensivos" que lo han trasladado en sus coches a otras aguas más cercanas a sus hogares para su propio ocio y beneficio. Así lo ha explicado la Asociación medioambiental de pescadores del pantano de Iznájar (Amapila), cuyo presidente, José Manuel, ha confirmado que el primer siluro detectado en el embalse iznajeño fue en abril de 2011.
"Cuando pescamos el primer siluro nos pusimos en contacto con el Seprona. A raíz de la aparición de ese siluro, se nota que se ha mermado la existencia de otras especies como los black bass, ya que son alimento del Siluro. En el río Genil, por ejemplo, también ha pasado con el barbo y en el propio pantano de Iznájar ha desaparecido la boga común", ha destacado el presidente de la entidad, quien ha recordado que trasladar esta especie de un lugar a otro es "un delito medioambiental".
Es por eso que desde Amapila han hecho hincapié en "concienciar al colectivo" y ser parte de la propuesta "para terminar con el problema". Además, el vicepresidente de la asociación pesquera, Rafael Serena, ha insistido en la demanda de "un plan a nivel estructural para la pesca furtiva de los siluros" y en la necesidad de "concienciar a los pescadores de la amenaza que supone tener al siluro presente en las aguas dulces".
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