El Teléfono de la Esperanza en Córdoba: La llamada que anuncia un suicidio nunca quiere morir, sino dejar de sufrir
Solidaridad
Este servicio telefónico de ayuda recibió durante el año pasado 4.935 llamadas de temática suicida, un 55% más que en 2019, por causas relacionadas con la pandemia
Cuando en el Teléfono de la Esperanza se recibe una llamada de temática suicida, la persona que la realiza no quiere dejar de vivir, sino dejar de sufrir, buscar una salida al sufrimiento que por alguna causa está padeciendo.
Josefina Santos y Jesús Lázaro son dos de las personas voluntarias del servicio de ayuda por teléfono que atendieron durante el año pasado algunas de las 4.935 llamadas de temática suicida que se recibieron en el Teléfono de la Esperanza, un 55% más que en el 2019.
Santos es médica y responsable de esta organización de voluntariado y acción social en Córdoba y achaca este aumento, dentro del crecimiento general experimentado en 2020, a "un cúmulo del confinamiento y todo lo que estamos pasando", lo que ha provocado que se hayan "incrementado los problemas emocionales a nivel general, tanto emocionales personales como relacionales".
Lázaro, que es psicólogo, aclara que el hecho de que se haya dado un alza tan significativa en las llamadas de temática suicida no tiene que haber influido en que hayan aumentado el número de casos de muerte por voluntad propiedad.
La sede del Teléfono de la Esperanza está en la plaza de Cañero, en un piso cedido por la Fundación Cajasur, y está prácticamente cerrada desde que se declaró la pandemia, aunque la actividad de atención telefónica se ha podido mantener en toda España gracias al desarrollo tecnológico que supuso la puesta en marcha de un número telefónico unificado en el que la llamada es atendida por la persona voluntaria que está libre en cualquier lugar del territorio desde su dispositivo móvil.
En ella, Lázaro muestra la estadística de suicidios del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuya última actualización es de 2019 y que ofrece un dato que no tiene explicación aparente y es que fue 2014 el que más muertes por esta causa registró en los últimos años, pese a que podría pensarse que habría anualidades vinculadas con crisis económicas más propicias para estar en el pico del gráfico.
Por ello, afirma que el "incremento de llamadas de ideación suicida no quiere decir que se traduzca en conductas suicidas", por lo que "la persona realmente no quiere morir, lo que quiere es dejar de sufrir y busca en el suicidio la salida a ese sufrimiento".
Así lo entiende también Josefina Santos, para quien "la persona que tiene ideación de algo suicida no es porque quiere dejar de vivir, sino porque está sufriendo tanto que lo que quiere es poner fin a su vida para dejar de sufrir".
En opinión del psicólogo, con la situación pandémica "se han exacerbado las personas que tenían antecedentes previos, por el aislamiento, por la falta de recursos, por sus creencias previas, entonces el aislarse ha incrementado la depresión".
El Teléfono de la Esperanza prepara el Día Internacional de la Prevención del Suicidio, no incluido en el calendario de Naciones Unidas pero se celebra en todo el mundo, bajo la idea de que "la pandemia ha incrementado significativamente los factores de riesgo asociados a la conducta suicida, por lo que la prevención es más necesaria que nunca", según recoge en su 'Cuadro de Mando' referido a 2020.
"Nosotros hacemos una intervención en crisis, digamos que es un primer choque, un primer freno a la ideación" del suicidio, dice Jesús Lázaro, ya que "si nos llaman intentamos que la persona verbalice lo que le pasa y a través de la escucha activa intentamos que se desahogue, que ventile sus emociones y luego vemos dónde ponemos esas razones para vivir, si hay alternativas o bien ayudarle a que las encuentre".
En caso de que no sea así, "podemos darle alguna alternativa de tal manera que vea que el suicidio no es la solución, sino que es el problema y a través del tiempo que sea necesario, porque la llamada no tiene límite de tiempo, intentamos que se vaya calmando, que se vayan atenuando sus emociones, hasta que consiga razonar para que no vea ya el suicidio como la solución a su problema".
Es lo que define como "una primera barrera de contención", aunque "no quiere decir que solucionemos los problemas, ni mucho menos, pero actuamos para que ese momento lo posponga".
A juicio de Josefina Santos, lo que anima a una persona que tiene una idea suicida o que tiene tomada la decisión de quitarse la vida a marca el número del Teléfono de la Esperanza es compañía o el alivio a su sufrimiento y que la ventaja "respecto de su familia y de las personas cercanas es que son llamadas anónimas, saben que no van a conocer ni quiénes somos, ni ellos te dicen el nombre, es totalmente anónimo".
Es, en definitiva, dice la responsable del Teléfono de la Esperanza en Córdoba, "como una llave a la esperanza para no llegar a donde están pensando llegar".
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