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Vígía junto a la plaza de Colón y al inicio de la avenida de las Ollerías, la Torre de la Malmuerta es toda historia y leyenda. Situada en el barrio de Santa Marina, fue construida a principios del siglo XV y tardó cuatro años en edificarse. Concretamente, se comenzó a edificar en 1404, para terminarse en 1408, y se construyó sobre los restos de una torre musulmana. Su misión consistía en defender las puertas del Rincón y del Colodro. Su construcción fue encargada por el rey Enrique III de Castilla al primer corregidor de la ciudad de Córdoba, Penedro Sánchez.
Bajo el arco se pueden observar las armas reales y una inscripción que ya se leía con dificultad en 1873, y que aparecía recogida en el libro Paseos por Córdoba, dice así: En el nombre de Dios: porque los buenos fechos de los Reyes no se olviden, esta torre mandó facer el muy poderoso Rey Don Henrique, é comenzóse á sentar en el año de nuestro Señor Jeso Christo de M.CCCCVI años, é sendo Obispo Don Fernando Deza, é oficiales por el Rey Diego Fernández, Mariscal, Alguacil Mayor, el Doctor Luis Sánchez, Corregidor, é regidores Fernando Díaz de Cabrera é Ruy Gutiérrez... é Ruy Alfonso... de Albolafia, é Fernan Gómez, é acabose en el año de M.CCCCVIII años.
Perdida su función defensiva, se utilizó como prisión para nobles. Después, en el siglo XVIII, el sabio cordobés Gonzalo Antonio Serrano realizaba sus observaciones astronómicas desde ella. Durante algún tiempo a finales del siglo XX fue sede de la Federación de Ajedrez.
Arquitectónicamente, de planta octogonal u ochavada, la torre se apoya en un arco que corta la muralla que va a descansar en la Puerta del Rincón. Bajo el arco se pueden observar las armas reales y una inscripción casi borrada que ha dado pie a una de las leyendas existentes sobre esta torre. Está construida con piedra de cantería.
Es maciza hasta la altura del arco pero a partir de él es hueca, albergando unas estancias desde las que parte una escalera de acceso a la plataforma.
Según Salcedo Hierro, la leyenda de la torre de la Malmuerta, también conocida como leyenda de los comendadores de Córdoba, está basada en un hecho histórico ocurrido en 1448 en la ciudad de Córdoba del que da fe un cuadro de José María Rodríguez de Losada fechado en 1872 y que se exhibe en la Diputación de Córdoba. El protagonista fue Fernando Alfonso de Córdoba, caballero Veinticuatro de la ciudad, quién asesinó a su esposa, Beatriz de Hinestrosa, y a Jorge de Córdoba y Solier, comendador de Cabeza del Buey, que la había seducido. Además asesinó a Fernando Alfonso de Córdoba y Solier, hermano del anterior y comendador de Moral, siendo ambos hermanos caballeros de la Orden de Calatrava y primos del asesino. La venganza de Fernando Alfonso también alcanzó a otros individuos, entre otros a varios criados y familiares suyos.
No obstante lo anterior, también según Salcedo Hierro, la leyenda de la torre de la Malmuerta señala, sin fundamento alguno, que Fernando Alfonso de Córdoba mató a su esposa, creyéndola erróneamente adúltera, por lo que, arrepentido, solicitó perdón al rey Juan II de Castilla, quien según la leyenda le ordenó construir una torre en Córdoba como expiación por su crimen, llamándose desde entonces dicha torre la Mal-muerta. No obstante, la torre de la Malmuerta fue construida en realidad entre 1404 y 1408, durante el reinado de Enrique III de Castilla. El protagonista de la leyenda, Fernando Alfonso de Córdoba, falleció en la ciudad de Córdoba en 1478 y fue sepultado en la capilla de San Antonio Abad de la Mezquita-Catedral de Córdoba. En ella descansan también los restos mortales de su segunda esposa, Constanza de Baeza y Haro.
Otra leyenda, independiente de la anterior, afirmaba que si un jinete, pasando bajo el arco de la torre al galope fuera capaz de leer toda la inscripción, en ese preciso instante la torre se derrumbaría y de sus entrañas saldría un fabuloso tesoro que sería propiedad del afortunado lector.
En el año 1951, el alcalde Alfonso Cruz Conde promovió la creación de un pequeño museo dedicado a los cordobeses que habían participado en el Descubrimiento de América. Este museo fue inaugurado el 12 de octubre de ese año. Durante algún tiempo a finales del siglo XX fue sede de la Federación Cordobesa de Ajedrez.
Ahora que el Ayuntamiento ha anunciado su restauración, la Asociación de Vecinos Torre de la Malmuerta quiere que se ahonde aún más en la historia del monumento. Ha dirigido una carta al presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo en la que le pide, por boca de su presidente, Jesús Padilla, que "entre los trabajos previos y dentro del estudio del monumento a realizar" sería de interés, para un mejor conocimiento de la historia del mismo, se efectuara una cata arqueológica de la cara oriental de la torre
cuadrada de dicha fortaleza, "en la que se puede apreciar resto de un arco almohade de la primitiva torre islámica sobre la que Enrique III construyó la actual Torre de la Malmuerta en 1406-1408; arco que probablemente no sea el único, sino que, tal vez, exista un segundo, recubierto por las cantería aplicada sobre el monumento en la remodelación que se hizo en la época cristiana indicada".
Padilla continúa insistiendo en que un detalle a tener en cuenta para sospechar el relleno realizado en el arco o arcos primitivos "el dato de que en las fotografías de finales del siglo XIX y principios del XX, nos aparece en el referido lugar una puerta de un habitáculo excavado en la torre".
"La existencia de esta primitiva edificación nos es dada, documentalmente, en el traslado fechado en Córdoba el 8 de agosto de 1405, de la real cédula otorgada por Enrique III, en Segovia el 2 de octubre de 1404, ordenando aplicar el sobrante de las rentas de las tahurerías a las labores que se estaban realizando en la Torre de la Malmuerta y en los adarves de la ciudad; es decir, que la actual torre se edificó sobre otra, de origen árabe, que ya se llamaba de la misma manera", mantiene Padilla.
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