La Universidad de Córdoba hace limpieza en sus bibliotecas con el plan de expurgo

Educación Superior

La institución académica prevé deshacerse de más de 1.300 obras al no ser usadas

La UCO dona varios centenares de libros a la biblioteca del Centro Penitenciario de Córdoba

Dependencias de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras. / Miguel Ángel Salas

La Universidad de Córdoba (UCO) está de 'limpieza' en sus bibliotecas, algo así como lo que hace la tan admirada empresaria y consultora de organización japonesa Marie Kondo a la hora de poner orden en casa y deshacerse de las cosas viejas que no se utilizas. Pues algo parecido es que lo que ha aprobado la institución académica en sus bibliotecas, dentro del denominado Plan de Deselección 2023.

Los objetivos que pretende este plan son muy claros, según recoge el Boletín Oficial de la UCO. Uno de ellos es el de identificar y aislar "el material obsoleto que ha dejado de interesar a los usuarios". A este reto se suma el de conseguir más espacio para el desarrollo de la colección, incrementar el uso de la misma y también detectar materiales dañados.

Otro de los objetivos que se fija este proyecto, con el que la UCO prevé liberarse de más de 1.300 obras, es que "el usuario, en líneas generales, perciba una colección suficiente y de actualidad", además de conseguir una "colección perfectamente adaptada a las necesidades de los usuarios de todas las titulaciones" que se imparten en los centros de la Universidad de Córdoba.

Se trata de un proceso que, según explica a El Día la directora de la Biblioteca Universitaria de la institución académica, Carmen Liñán, que carece de "un periodo establecido estándar", es decir que se lleva a cabo "dependiendo de lo que se acumule".

Liñán, además, reconoce que actualmente en las bibliotecas de la UCO "hay mucha colección electrónica" y que su uso va en aumento por parte de los usuarios, mientras que la consulta manual es menor. No obstante, también reseña que existen "diferencias en los patrones" de uso. Así, subraya que "los campos de investigación se están ampliando, lo que hace que las consultas sean más especializadas".

Criterios de deselección

Para deseleccionar los ejemplares se tienen en cuenta varios criterios. El primero de ellos es el de la obsolescencia. Y es que una colección desactualizada dificulta "el uso y puede frustrar a los usuarios, por lo que hay que someterla a evaluación cada cinco años como máximo", anota.

El uso es el segundo criterio que se utiliza para llevar a cabo este trabajo, puesto que "el no uso es fundamental en el expurgo". Y es que, continua, "el dato del último uso es muy relevante para la toma de decisiones". En general, se considera que un título que no se ha utilizado en los últimos cinco años, tiene un 2% de posibilidades de ser usado y, por tanto, es objeto de evaluación para expurgo.

El espacio en las bibliotecas es el tercero de los criterios que se utilizan, ya que se trata de un aspecto fundamental para el libre acceso y el almacenamiento en depósito. En esta tarea de deselección de libros también se tiene en cuenta el criterio de la redundancia, es decir comprobar la existencia de los mismos manuales en otras fuentes impresas o electrónicas más actualizadas o más usadas.

El proceso, anota, genera "un trabajo muy grande y hay que dedicarle mucho tiempo".

A los criterios citados se suman el de la duplicidad y también el estado físico. Este criterio, además, permite retirar del libre acceso los documentos deteriorados.

En concreto, toda esta labor se va a llevar a cabo en las bibliotecas de las facultades de Ciencias de la Educación, Ciencias del Trabajo, Derecho, Medicina, Filosofía y Letras y Maimónides.

"Lo que pretendemos es prolongar la vida útil" de los ejemplares que se descartan, detalla Liñán. Es una forma de darles una "segunda vida", ya que se trata de una iniciativa "que tiene éxito".

En el caso de las colecciones, la revisión se hace cada cinco años y se lleva al depósito un ejemplar disponible de cada una de las ediciones anteriores a la actual, mientras que el resto se van al expurgo. Por su parte, si se trata de revistas se hace un canje de duplicados y, en el caso de la prensa diaria, "se hace expurgo cuando se considere".

Sin embargo, hay excepciones a la deselección. Se trata de material básico en las bibliografías especializadas por materias, títulos considerados imprescindibles, los considerados como "fondos clásicos" en la docencia e investigación de la Universidad de Córdoba, también la historia de la UCO, además de publicaciones de autores institucionales y colecciones especiales, como de fondo antiguo y libros raros y curiosos.

Destino final

Pero, ¿qué pasa con todos estos manuales que la institución académica deselecciona? Pues todos ellos no mueren, ni pierden utilidad alguna. Así las cosas, según expone Liñán, se ofrecen al resto de bibliotecas de la UCO y también al profesorado de los centros y facultades, además de al personal.

No obstante, la directora de la Biblioteca Universitaria de la UCO también destaca que se ponen en marcha otras iniciativas. Entre ellas, el programa de Abril en la Biblioteca, con motivo de la celebración del día del Libro cada 23 de abril.

En este caso, una de las actividades incluidas en la programación es el ofrecimiento de ejemplares durante su celebración a la comunidad universitaria y también a la ciudadanía que participa en ellas. A todo ello hay que sumar los puntos de bookcrossing o la donación a otras instituciones, como la que se ha llevado a cabo recientemente a la cárcel de Córdoba.

Los libros descartados aquí en Córdoba también tienen otra oportunidad de uso, puesto que también forman parte de los programas de cooperación internacional y se envían, por ejemplo, a países de como Perú.

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