Vecinos de la Ribera piden declarar la zona como acústicamente saturada

Los residentes temen la apertura de un nuevo negocio justo al lado de la Cruz del Rastro

Algunos de los restaurantes que se encuentran en el Paseo de la Ribera.
Algunos de los restaurantes que se encuentran en el Paseo de la Ribera. / El Día
N. S. G.

18 de octubre 2018 - 02:31

Un grupo de vecinos de la Cruz del Rastro y Ronda de Isasa han exigido al Ayuntamiento que declare la Ribera como Zona Acústicamente Saturada (ZAS). Estos vecinos, liderados por Rafael Galán, explicaron ayer que, de cumplirse esta petición, se debería actuar "en consecuencia" y no conceder nuevas licencias de negocios hosteleros en la zona.

Estos vecinos detallaron que fue en mayo cuando recurrieron por primera vez tanto a la alcaldesa, Isabel Ambrosio, como al presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), Pedro García, sin obtener respuesta por su parte. Ahora el problema puede hacerse más grande ya que, añadieron, existe un proyecto hostelero para un terreno situado justo al lado de la Cruz del Rastro que lidera la inmobiliaria Barin. Según aseguraron estos vecinos, la empresa solicitó en su momento la licencia para ejecutar una actividad cultural, y ahora la han cambiado a hostelera, todo ello, sospechan, para agilizar los trámites.

Denuncian que los niveles de ruido se superan hasta en diez decibelios másLos ruidos de recogida de mesas y persianas se suman a las voces de quienes salen

En esos escritos remitidos al Ayuntamiento, detallaron los vecinos, se informaba de la "insoportable" realidad que viven en la zona debido a la "incontrolada" proliferación de establecimientos hosteleros, como pubs o cafeterías. En este sentido, añadieron que dichos locales "están originando una situación de caos, especialmente los fines de semana y los días festivos".

También denuncian "la molesta banda sonora que lleva aparejada la movida nocturna" por lo que exigieron que se regule esta problemática "con fórmulas taxativas". En este caso, especificaron que al ruido generado cuando se sale de los bares, también se une el de las mesas o las persianas al ser retiradas. Estos ruidos generan, aseguraron, "por efecto acumulativo, unos niveles sonoros en el exterior que sobrepasan los niveles recomendados en más de diez decibelios".

"Ni el Ayuntamiento ni la Gerencia pueden hacer oídos sordos a este grave problema aludiendo a que el turismo es un sector económico fundamental en la ciudad del que dependen muchas familias, puesto que hay que recordar que el derecho fundamental al descanso prevalece sobre otros", insistieron. Esto ha generado, aseveraron, que muchas personas "hayan optado por marcharse de esta zona a otros barrios de la ciudad cansados de aguantar esta situación". Los vecinos añadieron que, incluso, han tenido que cambiar la puerta de acero de una de las cocheras que da a la calle porque la acumulación de orina ha oxidado el material.

Por todo ello, los residentes de esta zona reclamaron que se realice "una verdadera actuación de inspección en los establecimientos ya abiertos en la zona" y, sobre todo, "que no se concedan más licencias de apertura de nuevos establecimientos como bares, restaurantes y pubs que supongan mayores problemas a los residentes de este enclave del Casco Histórico".

La Junta de Gobierno Local ya asignó en su momento a otras zonas de la ciudad esa categoría de ZAS. Fue en julio de 2005 cuando se declararon saturadas acústicamente las zonas comprendidas entre Gran Vía Parque, Julio Pellicer, Los Alderetes, Camino de los Sastres y Virgen del Perpetuo Socorro (en Ciudad Jardín); la plaza de la Corredera, Sánchez Peña, la plaza del Socorro y Rodríguez Marín; la avenida de la Libertad, la avenida Gran Capitán, calle de la Radio, Francisco Rabal y Llanos del Pretorio y la avenida Molinos Alta, plaza del Moreno, Llanos del Pretorio, Cronista Salcedo Hierro y Molina Sánchez.

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