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Cofradías
El 14 de septiembre de 2013, día de la Exaltación de la Cruz, Córdoba celebró el Vía Crucis Magno, un acto que se realizó con motivo del Año de la Fe y que contó con 18 pasos por las calles de una ciudad que se desbordó de gente de cualquier lugar de España. Más de 150.000 personas acudieron a un evento "histórico", como lo calificó por entonces ya Paco Gómez Sanmiguel, presidente en aquel momento de la Agrupación de Cofradías, y que supuso un antes y un después para la actual Semana Santa al realizarse en el entorno de la Santa Iglesia Catedral. Toda una estampa inédita en aquel instante.
Luz, bulla y silencio de un día del que se cumplen diez años y que aún se recuerda como el primer gran acto cofrade en Córdoba, el cual se alargó hasta bien entrada la madrugada del día siguiente con la recogida de los pasos en sus respectivas sedes canónicas. Un evento que fue un antes y un después para las cofradías cordobesas y un claro ensayo para un traslado posterior de la carrera oficial a la Santa Iglesia Catedral
La Reina de los Mártires, Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto, Nuestro Padre Jesús Rescatado, Nuestro Padre Jesús de las Penas, Nuestro Padre Jesús de la Redención, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas, Nuestro Padre Jesús de la Pasión, Nuestro Padre Jesús Caído, Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Santa Faz, Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, el Cristo del Amor, el Cristo de la Expiración, el Santísimo Cristo del Remedio de Ánimas, el Cristo del Descendimiento, las Angustias, el Santo Sepulcro y Nuestro Padre Jesús Resucitado fueron los pasos que completaron este Vía Crucis Magno de la Fe.
Tras salir de sus respectivas sedes canónicas, todos estos pasos realizaron un recorrido común por la Ronda de Isasa, la Puerta del Puente, la Plaza del Triunfo, Torrijos y Cardenal Herrero, hasta la entrada en la Santa Iglesia Catedral por la Puerta del Perdón. Una carrera oficial que contó con multitud de personas para ver el transitar de las cofradías por el entorno del primer templo de la diócesis.
Diez años después, el Día recuerda este Vía Crucis Magno de la Fe con Paco Gómez Sanmiguel, presidente en aquel momento de la Agrupación de Hermandades, y también con Olga Caballero, actual máxima dirigente de las cofradías cordobesas y ese instante vicepresidenta de penitencia y miembro de la comisión de este magno evento.
Paco Gómez Sanmiguel recuerda que este acto fue "un antes y un después porque la Semana Santa de hoy en la Santa Iglesia Catedral no habría sido posible sin aquel comienzo que fue el Vía Crucis Magno". "Fue un evento que particularmente a mí me trae muchos recuerdos porque estábamos poco menos que recién llegados a la Agrupación. Llevábamos meses y todavía no habíamos cumplido un año cuando lo celebramos y apenas llevábamos medio año cuando empezamos con la organización", reconoce.
"Es una cosa que no se había hecho antes nunca, no teníamos referencias y que de buenas a primeras nos proponemos a hacerlo en cuestión de unos pocos meses. Ahora te pones a pensar y no sabes muy bien cómo lo conseguimos, probablemente por la ilusión que teníamos todos en aquel acto que se iba a hacer en Córdoba y que todos soñábamos con hacerlo", expone.
Este evento era "una idea que teníamos muchos de nosotros de la junta de gobierno de aquel momento. Queríamos hacer un acto grande y traíamos el referente también del vía crucis que se había celebrado con motivo del AJMJ en Madrid con el Papa, pero entendíamos que queríamos algo más cofrade". De este modo, indica que "en lugar de que los pasos estuviesen estáticos y que los fieles fueran de estación en estación, pues que fueran los pasos los que procesionasen delante de los fieles, siguiendo ese orden el vía crucis".
También comenta Sanmiguel que fue "un acto que reivindicó la Semana Santa de Córdoba, que no era lo suficientemente conocida fuera de nuestra capital y ese acto sirvió para ponernos en el escaparate para enseñar a los demás cofrades de Andalucía y de España que Córdoba tenía una Semana Santa importante". "La repercusión fue tremenda y el número de excursiones y autobuses que venían de todas partes de España nos iba abrumando. La prueba está en que Córdoba se desbordó de gente aquel día", apunta sobre lo vivido en aquel día en la ciudad.
Por otro lado, Paco Gómez Sanmiguel también afirma que hubo "problemas". "Nosotros estábamos viendo la magnitud que estaba tomando el Vía Crucis y nos venían llegando noticias de excursiones que venían cofrades de todos los puntos del país. Éramos conscientes de que Córdoba iba a sufrir una llegada masiva de habitantes. De hecho, lo informamos y solicitamos a la Subdelegación del Gobierno en aquel momento la presencia de unidades de la UTR de Sevilla, que además son policías experimentados en el transitar de las cofradías de Sevilla, entre grandes bullas de cofrades".
"Entonces solicitamos la venida de efectivos de este dispositivo policial, pero cuando faltaban pocos días para la celebración del Vía Crucis, pues esto de tener internet y de estar pendientes del tiempo, pues daba lluvia para ese día, desde Subdelegación del Gobierno al parecer se pidió que no viniera esta unidad especial. Cuando se vio que se celebraba y el día era soleado, pues la policía nacional, creo que hubo algún problema de que suspendió permisos y vacaciones, vamos a decir que no vino muy colaborativa", expone.
"Todo aquello se salvó porque la policía local hizo un esfuerzo por encima de lo posible y conseguimos que no hubiera ningún tipo de suceso ni incidente. Lógicamente, Córdoba tenía muchísima gente y había un enclave que era la Cruz de Rastro que era donde comenzaba aquella especie de carrera oficial, por allí iban a pasar todos los pasos y entonces se produjo una aglomeración importante y no teníamos los efectivos de policía suficientes para poder controlar aquello, y quizás fue el punto más negativo", recuerda Paco Gómez Sanmiguel.
Más allá de ese problema organizativo, Gómez Sanmiguel se queda con que "el acto fue impresionante y Córdoba estaba llena". "Todos los cofrades disfrutábamos muchísimo de ver cofradías a las 06:00 de la mañana recogiéndose, y la verdad es que era una estampa inusual en la ciudad. Había cofrades repartidos por la ciudad a esas horas de madrugada y fue un día para el disfrute", apunta. Además, piensa que "los muchos o pocos problemas que pudiesen haber existido, se superaron con el éxito de la convocatoria y del acto en sí".
Con el paso de estos diez años, Gómez Sanmiguel recuerda este Vía Crucis Magno "como un día muy bonito". "Para mí ha sido el día que mejor recuerdo me ha dejado de los ocho años de presidente", señala. Además, recuerda "un momento que fue cuando llegaba la Reina de los Mártires. Habíamos estado esperando y la gente estaba expectante. Cuando entró la Reina de los Mártires con música, aquello fue un estallido de júbilo, todo el mundo aplaudía y aquello era poco menos que una fiesta cofrade".
También reconoce el que era presidente de la Agrupación de Cofradías que estaba "un poco asustado porque no sabía si íbamos a tener el orden y el recogimiento necesario para un acto de este tipo, pero cuando Fermín Pérez comenzó a rezar y se hizo el silencio en la plaza y todo el mundo contestó al unísono... la verdad es que se te eriza la piel solamente de recordar aquel momento y como fue fluyendo de una manera muy bonita".
"La verdad es que son recuerdos muy bonitos los que guardo del Vía Crucis Magno, aunque se que ha habido cosas más importantes en mi mandato como fue el traslado de la Semana Santa a la Catedral", apunta. No obstante, Gómez Sanmiguel cree que "el recuerdo más bonito para mí fue el del Vía Crucis y además fue lo que permitió a hacer creer a los cofrades que la carrera oficial en la Catedral era posible".
Por su parte, Olga Caballero, actual presidenta de la Agrupación y vicepresidenta de penitencia en aquel momento, reconoce a el Día que fue "un Vía Crucis muy trabajado, con muchísimas reuniones para poner de acuerdo a todas las hermandades para hacer los itinerarios y los horarios". "Hubo una comisión de gente que trabajó muchísimo y a la cual pertenecía", expone.
Sobre la celebración del Vía Crucis Magno, Caballero recuerda que fue "una ventana abierta a España porque Córdoba se conocía, pero creo el Vía Crucis abrió una ventana a Andalucía, aunque vino gente de Madrid, Salamanca, Zaragoza… Creo que a partir de ahí la Semana Santa subió un escalón. Es mi impresión, es cómo lo vi y los cordobeses disfrutamos muchísimo. Fue totalmente positivo".
Aunque en su momento se habló de unas 150.000 personas, Olga Caballero tiene entendido "por estadísticas que se llegó a 200 y pico". "Fue impresionante y bajo mi punto de vista estuvo muy bien", a pesar de que hubo "defectos" porque era "la primera cosa grande que se organizaba". Por último, recuerda que este acto ha sido "bueno porque Córdoba se ha conocido porque había gente que no la conocía".
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