Acoso escolar: la red de iguales ayuda a salir del problema

Tribuna universitaria

La intimidación, el maltrato y el ‘bullying’ suponen un problema de salud pública a nivel mundia

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Acoso escolar en la web. / Rosell
Ana Bravo, Rosario Ortega-Ruiz y Eva Romera

15 de diciembre 2024 - 06:55

Córdoba/La intimidación, el maltrato y el acoso escolar –conocido como bullying– suponen un problema de salud pública a nivel mundial. Un problema que perturba el necesario bienestar de los escolares y la calidad de vida de toda la comunidad educativa.

En las últimas décadas, investigaciones pioneras están buscando penetrar en las claves referidas a la intencionalidad y la toma de decisiones, en la naturaleza de la sensibilidad moral y en el papel que la red de iguales tiene tanto en el origen y el mantenimiento de estas conductas como en su potencia para hacer parar esta agresividad injustificada y cruel. Desde el Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (www.laecovi.com), un estudio reciente se ha centrado en la descripción de los cambios que se producen en el proceso de victimización por los iguales.

Ser víctima o dejar de serlo

A partir de un estudio longitudinal de cuatro oleadas realizado durante dos cursos escolares consecutivos con más de 3.000 adolescentes de entre 9 y 17 años de la provincia de Córdoba, las autoras identificaron que, aunque el 84% de los participantes no se ve implicado en procesos de victimización, lo que supone una evidencia esperanzadora si se compara con datos de estudios previos, el 16% de los escolares que habían sido victimizados por sus compañeros y compañeras de forma repetida, es decir, víctimas de verdadero acoso escolar, describían tres tipos de tendencias evolutivas en este proceso de victimización: a) estabilización; b) decrecimiento, y c) crecimiento de dicha situación. Es decir, que ser víctima de bullying o dejar de serlo puede variar en el tiempo, por lo que resulta clave analizar las características de la dinámica de interacción social entre los iguales para comprender estos cambios.

Describiendo la dinámica social de la victimización

De acuerdo con los resultados alcanzados en este estudio (ver reseña de su publicación científica abajo), del 16% de escolares que eran victimizados a lo largo de los dos cursos escolares que se llevó a cabo el estudio, uno de cada tres (el 31%) presentaba niveles estables y altos de victimización. Estos escolares, además, eran rechazados, poco queridos y escasamente populares dentro de su grupo de clase. Así, los adolescentes victimizados reducirían sus intentos de interactuar con los demás, y esto repercutiría en su posición dentro del grupo, lo que a su vez aumentaría el riesgo de ser percibidos como un “blanco fácil” por actuales o futuros acosadores. Este ciclo o círculo vicioso les excluye de los beneficios de la red protectora que son los compañeros, lo que retroalimenta un infierno de todo tipo de agresiones sutiles o directas, perpetuando así la situación de acoso y dañando fuertemente el desarrollo psicosocial de la víctima.

Un 44% de los escolares que reciben algún tipo de maltrato por sus iguales disminuyeron en sus niveles de victimización, es decir, casi la mitad de los que tienen experiencias de bullying logran salir de ese infierno. Estos cambios sugieren que los adolescentes que escapan de ser victimizados se verían también más implicados en dinámicas sociales positivas, en ser reconocidos como miembros activos y bien integrados en el grupo de iguales. Aquí se abre una línea importante para la prevención: superadas creencias o realidades de rechazo social, salvadas barreras de aislamiento, falta de amistades o desamor, las víctimas se sentían acogidas y aceptadas por el grupo, lo que favorece una actitud más positiva y motivada que les comunica con sus compañeros y los protegerá ante nuevos riesgos de acoso.

Por último, uno de cada cuatro (el 25%) adolescentes identificados como acosados presentaron una tendencia desgraciadamente creciente en sus niveles de victimización, lo que se asoció con un aumento en sus niveles de rechazo y popularidad. Estos escolares mostraban niveles moderadamente altos de popularidad al inicio del estudio y moderados de aceptación y también de rechazo social; es decir, ya eran chicos y chicas bastante visibles, socialmente bien identificados, en cierta forma marcados, lo que sugiere que ser popular también puede suponer un riesgo para ser victimizado y rechazado. 

Esta dinámica se ha identificado como el ciclo de la popularidad, según el cual los escolares populares generan en primer lugar un deseo de proximidad, una búsqueda de contacto y cercanía que no resulta correspondida, con el tiempo generaría emociones de rechazo, desprecio y, según los resultados de este estudio, tendencia a ser victimizados de forma prolongada. Quizás estos escolares incipientemente populares y luego victimizados podrían ser el objetivo de comportamientos agresivos de otros compañeros a los cuales irrita su visibilidad o prepotencia, convirtiéndoles en objeto de agresión del cual tienen muchas dificultades para salir.

Los resultados alcanzados en este trabajo subrayan la importancia de describir el acoso escolar desde una mirada dinámica y longitudinal que comprenda la relación interpersonal como algo vivo y cambiante, lo que ayudará a docentes y especialistas a estar atentos a los procesos de interacción que se generan en la red de iguales, en los estatus y los roles de las jerarquías sociales que se establecen entre el alumnado. Se trata de evitar etiquetas fijas: nadie nace víctima ni es víctima por naturaleza.

Los procesos de victimización se pueden revertir, igual que se puede reeducar a los agresores para eliminar la violencia. Los adolescentes cambian en su sistema de relaciones interpersonales, y estos cambios pueden fortalecer su competencia social y moral o debilitarla. Conocer las características personales y las del contexto social específico donde tienen lugar las situaciones de acoso escolar ayuda a comprender la dinámica agresiva e inmoral. Por ello, resulta fundamental mejorar en los futuros docentes su capacidad de observación sistemática y de análisis de la dinámica social del aula y el centro donde trabajarán, lo que les permitirá dar una respuesta mucho más ajustada y eficaz.

*El artículo científico en el que se publican estos resultados puede leerse en Bravo, A., Ortega-Ruiz R. y Romera, E. (2024). Bullying victimization trajectories: Associations with changes in social status dimensions within the classroom group. Psicothema, 36(3), 207-216. https://doi.org/10.7334/psicothema2023.56. Este estudio es parte de la tesis de Ana Bravo, dirigida por Eva M. Romera y Rosario Ortega-Ruiz. Las autoras son miembros del Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (www.laecovi.com).

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