A lo más alto sin hacer ruido
política | perfil de isabel ambrosio
La nueva alcaldesa destaca por su carácter discreto y sus maneras moderadas pero firmes, lo que hará falta para mantener en buena sintonía el cogobierno con IU en estos años
Sin una voz más alta que otra, casi sin hacer ruido, con la discreción que le caracteriza, Isabel Ambrosio se ha convertido en la primera alcaldesa socialista de la democracia en Córdoba, el cargo más alto de su carrera política. Pocos apostaban hace solo un mes por esta posibilidad, pero lo cierto es que Ambrosio ha sabido empatizar con una parte de la ciudadanía que sigue estando ahí a pesar de los mensajes de recuperación y que se estaba dejando a un segundo plano para vender el milagro económico. Mucho se habla ahora del nuevo escenario político, del mandato que los electores han dado en las urnas y la necesidad de adaptarse a ello, pero quizá el gran logro de Ambrosio es que ella ha sabido anticiparse a lo que iba a pasar y ha basado su discurso y su campaña precisamente en lo que muchos necesitaban escuchar.
La flamante alcaldesa ya venía con fama de mujer de diálogo y consenso y así se ha mostrado desde que dio el paso de liderar la candidatura socialista a las municipales. No era fácil el reto pero con maneras suaves aunque firmes ha sabido mantener sus ideas y hacer la campaña que ella quería, lo que le ha valido convertirse en la segunda fuerza política más votada y obtener los mejores resultados para el PSOE en la capital desde hace más de 20 años. A Ambrosio se le achacaba poca concreción de sus medidas durante la campaña o demasiada dulzura en una política más acostumbrada al enfrentamiento. Ni a una ni a otra cosa hizo caso y se mantuvo firme a su estilo y a su estrategia y, al final, acabó convenciendo y convirtiéndose en la gran esperanza del socialismo cordobés.
Ambrosio inició su carrera hacia Capitulares con un gran acto en el que estuvo avalada por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y allí se destapó ante centenares de personas y confesó que había tenido que madurar antes de la cuenta "por exigencias del guión": su padre falleció cuando ella tenía diez años y tuvo que asumir responsabilidades como la mayor de cuatro hermanos. Y precisamente hacia su padre dirigió también sus palabras en su primer discurso como alcaldesa, a la persona "que sembró la semilla del socialismo en mí y que por desgracia no ha podido ver crecer, pero estoy segura de que esté donde esté, hoy se sentirá orgulloso". Conocedora de las reglas internas del partido -que ha usado perfectamente a lo largo de su carrera hasta llegar hasta aquí, sin temor de dejar a alguien por el camino-, cercana y con un profundo respeto al papel de cada uno, Ambrosio quiere ser la alcaldesa del "diálogo y el consenso". Lo ha demostrado en sus años al frente de la Junta de Andalucía, cuando dejaba el protagonismo a los delegados en sus intervenciones y no acaparaba más papel del necesario y ayer también lo demostró cuando se dirigió a dar a un beso al líder de IU, Pedro García, cuando recibió el bastón de mando. Y a IU le dedicó su parte de protagonismo durante su discurso al alabarla como "formación responsable que ha estado a la altura de las circunstancias".
Ambrosio tiene 44 años, está casada y tiene dos hijas que ayer se abrazaron a su madre en cuanto pudo salir del salón de Plenos y se hizo la foto oficial. Ella misma confiesa que no existe la conciliación, sino que las madres realizan "sacrificios". Pese a todo y, a pesar de su intensa vida política y de lo que ahora se le viene encima, intenta no perderse ningún momento importante en la vida de sus niñas, aunque reconoce que ha tenido que tener alguna que otra conversación con ellas para que entiendan la nueva situación. Ambrosio ha imaginado su vida y está acostumbrada a tomar decisiones en el presente, pero que tienen como objetivo conseguir logros en el futuro. Por ahora todas las jugadas le están saliendo bien.
Es funcionaria en la Diputación y ha estado ligada al partido desde los años 90. En ese tiempo ha sido secretaria de organización, diputada o delegada del Gobierno de la Junta en Córdoba, cargo que abandonó en octubre de 2014 para centrarse en su carrera hacia las elecciones municipales.
No será nada fácil gobernar solo con 11 concejales -los mismos que el primer grupo de la oposición- por lo que Ambrosio tendrá que sacar todo el talante, mano izquierda y empatía que pueda para garantizar ese gobierno estable que se reivindica.
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