Aquel 14 de marzo en que Córdoba se paralizó: un año del estado de alarma

Efeméride

El coronavirus llegó a Córdoba el 10 de marzo de 2020 y desde entonces ha golpeado con fuerza a la población cordobesa: ha causado 890 muertes y ha hecho enfermar a 44.000 personas

El Puente Romano, desierto con la Mezquita al fondo.
El Puente Romano, desierto con la Mezquita al fondo. / Miguel Ángel Salas

Cerca de 900 fallecidos en tres mortíferas olas y un ambicioso plan de vacunación cierran los primeros 12 meses de covid-19 en Córdoba, que el 10 de marzo de 2020 recibió con alarma la confirmación de su primer contagio y un año después combate la tercera ola con ansias de regresar a la verdadera normalidad.

Un año de confinamientos, de restricciones que han supuesto un varapalo para el empleo y la economía y de hospitales bajo un estrés nunca antes experimentado. Y es que, desde su aparición en la provincia, el coronavirus ha golpeado con fuerza a la población cordobesa y ha puesto contra las cuerdas a los profesionales de la sanidad, que han sufrido el mayor reto de la historia reciente.

Hace justo un año, solo unos días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogara de pandemia el coronavirus, el día 14 de marzo de 2020, España decretó el estado de alarma. Un estado de alarma y un confinamiento total donde solo quedaron abiertas tiendas de primera necesidad y que se acabó, de manera total, el 21 de junio.

Fue una situación inédita que cogió por sorpresa a una población que jamás se había visto inmersa en nada parecido y que llegó a Córdoba cuando apenas superaban 35 positivos y había cuatro hospitalizados. Pero que pronto acabaría descontrolándose. Solo 15 días después, los contagios superaban los centenares, los hospitales no daban abasto, los sanitarios se enfrentaban al virus sin materiales de protección y las funerarias empezaban a trabajar a destajo.

La pandemia en tres olas

La primera ola, la de los aplausos a los sanitarios a las ocho de la tarde, dejó solo durante el mes de marzo 13 víctimas mortales en Córdoba. Desde que el 19 de marzo se notificara la primera muerte en la provincia (un vecino de Belmez de 87 años), la pandemia fue cobrándose vidas a diario. Pero lo peor estaba por llegar.

Sanitarios del Reina Sofía agradecen la solidaridad ciudadana.
Sanitarios del Reina Sofía agradecen la solidaridad ciudadana. / Salas / Efe

Apenas 30 días después, esa decena de muertes oficiales en los primeros compases de la pandemia se multiplicó por seis, con 85 fallecidos a lo largo del mes de abril. La onda expansiva del virus provocó que la cifra de contagios empezará a subir en una curva que parecía no tener fin. A finales de ese mismo mes, los infectados ya superaban los 1.400. Los hospitales se llenaron, la presión en las unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se desbocó ante el aumento de pacientes graves con covid y las muertes fueron una sangría imparable. Y todo sucedió casi de la noche a la mañana, solo dos meses después de la confirmación del primer positivo en la provincia.

A diferencia de la primera ola de marzo y abril, la segunda no pilló por sorpresa y Córdoba se enfrentó a ella con protocolos más eficaces y la población más preparada. No obstante, sí llegó antes de lo esperado. Las prisas por avanzar en la desescalada tras los efectos positivos de la cuarentena domiciliaria y la confianza de la población al creerse vencido el virus provocaron que la segunda ola empezara a asomarse a Córdoba en pleno verano. Y lo hizo en forma de rebrotes, lentamente y con altibajos. El primero de ellos, en agosto, días antes de San Lorenzo en La Rambla. A pocos kilómetros, también en Montalbán, en la comarca de la Campiña Sur, las fiesta patronales provocaron un alarmante rebrote que llevó a los vecinos a protagonizar el primer autoconfinamiento de la provincia. Parece sorprendente visto con perspectiva, pero en aquel momento las autoridades sanitarias no consideraron tomar ninguna medida: en Andalucía mandaba la operación salvar el verano.

Evolución de los contagiados por coronavirus en la provincia. Fuente: Junta de Andalucía.
Evolución de los contagiados por coronavirus en la provincia. Fuente: Junta de Andalucía. / Dpto. de Infografía

A partir de septiembre, con el repunte de la pandemia, la curva de positivos empezó a dispararse y los efectos de la segunda ola empezaron a dejar su peor cara con un aumento tanto de los ingresos hospitalarios como de los decesos. A los contados óbitos registrados entre julio y agosto se sumaron los 36 de septiembre, a los que más tarde se añadirían los 111 de octubre, los 194 de noviembre y los 100 de diciembre.

Esta segunda ola provocó un nuevo estado de alarma, con diferencias con respecto al primero. Así como al principio se iba prorrogando cada 15 días, esta vez se anunció con una duración mucho más larga, concretamente, hasta el día 9 de mayo de 2021. Además, el Gobierno dio a los diferentes territorios la potestad de establecer sus propias medidas de confinamiento. Es así como, para intentar frenar la segunda ola, la Junta de Andalucía puso en marcha recortes de la movilidad y cierres perimetrales por provincias y/o municipios. Al moverse menos la población, los positivos bajaron, los hospitales empezaron a reducir los ingresos por covid y disminuyeron las muertes.

Febrero de 2020: un récord de 190 muertos

No obstante, esta recuperación solo sería un espejismo. Llegó la Navidad y las restricciones se relajaron, por lo que los casos volvieron a subir poco a poco. La segunda y la tercera ola se tocaron y no hubo suficiente tiempo para aliviar la presión asistencial. El repunte de contagios empezó semanas antes de la Navidad, y se recrudeció durante las fiestas, provocando un crecimiento exponencial en el número infectados –van más de 44.300 hasta en toda la pandemia– y, lamentablemente, también en el de fallecidos. De hecho, el pasado mes de febrero pasará a la historia como el más mortífero de la pandemia hasta la fecha, con 190 muertos por covid, cifra que se eleva a 889 desde el comienzo de esta crisis sanitaria.

Efectivos de la UME custodian el entorno de la Mezquita.
Efectivos de la UME custodian el entorno de la Mezquita. / Juan Ayala

Aunque las cifras de contagios y fallecidos de esta tercera ola no difieren demasiado con la primera ola, las medidas para contenerla sí están siendo muy diferentes a las de primavera. No ha vuelto a repetirse el confinamiento total, los centros educativos siguen abiertos, bares y restaurantes –con límites de aforo y horario– no han dejado de levantar la persiana y la movilidad se ha restringido en la totalidad de la provincia por la noche, por medio del toque de queda, y también durante todo el día, con cierres perimetrales en las zonas de mayor incidencia.

Fallecidos por coronavirus en la provincia. Fuente: Junta de Andalucía.
Fallecidos por coronavirus en la provincia. Fuente: Junta de Andalucía. / Dpto. de Infografía

Por otro lado, si la segunda ola se empezó prácticamente sin enfermos hospitalizados, cuando empezó la tercera había 100 pacientes asistidos en los centros sanitarios y 17 de ellos se encontraban en UCI. Nada comparado con los datos, por ejemplo, del día 2 de febrero, cuando se llegó a los 452 pacientes hospitalizados.

Los mayores, los más vulnerables

Aunque con diferencias notables, en lo que sí coinciden las tres olas es en su duro impacto en las residencias de ancianos y geriátricos, y también en los sanitarios. La falta de EPI, material de protección y mascarillas fue una constante durante los primeros meses de la pandemia. Oficialmente, tras un año de crisis, en la residencias de mayores las cifras de muertes se cuentan por centenares y son 315 los decesos registrados por covid en los últimos 12 meses. Además, el virus ha infectado a 1.622 ancianos en estos centros.

Ha habido verdaderos puntos negros, focos que en algún momento han centrado toda la atención pública, como las residencias de Rute, Montilla, Torrecampo, Belalcázar y, ya en la segunda ola, la de Puente Genil.

La esperanza de la vacuna

El día 27 de diciembre de 2020, después de la aprobación de la vacuna de Pfizer y BioNTech por parte de la Agencia Europea del Medicamento, empezó la esperada campaña de vacunación, no sin polémica, por retrasos de suministro y problemas de distribución, pero que deja ya más de 40.800 cordobeses inmunizados tras haberse superado las 127.000 administradas. Ancianos en residencias y sus cuidadores, mayores de 80 años, personal sanitario, pero también docente y de seguridad, están siendo los primeros grupos en vacunarse en un largo proceso en el que está pendiente de inmunizar el 95% de la población y al que aún le quedan meses ara alcanzar una inmunidad de grupo que permita retomar la ansiada normalidad.

Espero que volvamos a la normalidad, eso es lo único que espero”, contaba Manuel Prieto, de 77 años, ataviado con una elegante chaqueta azul marino y corbarta a rayas, a las puertas de la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de la calle Buen Pastor el primer día de vacunación. Fue el primer inmunizado en Córdoba, aunque su pensamiento es compartido aún ahora por miles de cordobeses.

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