Antonio Guerrero, trasplantado de pulmón: "He pasado de ir marcha atrás a vivir el día a día y disfrutar de la vida"
Sanidad
Hace casi dos meses que este sevillano recibió un injerto bipulmonar en el Hospital Reina Sofía por la fibrosis que padecía
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Córdoba/Hace casi dos meses que Antonio Guerrero pudo volver a respirar gracias a un trasplante de pulmón realizado en el Hospital Reina Sofía de Córdoba. Después de esa operación ha vuelto a vivir y, lo más importante, ahora tiene una esperanza de vida de 10 o 15 años, mientras que antes estaba avocado a una muerte precoz debido a la enfermedad que padecía.
Los primeros síntomas aparecieron en 2018, cuando Antonio -que había sido un gran fumador pero lo había dejado en 2015- comenzó a sentir algo de ahogo al hacer esfuerzos como subir escaleras o cuestas. Entonces fue a un neumólogo, pero "no le dio mucha importancia". Al año siguiente "aquellos problemas empezaron a ser más preocupantes", de forma que fue a otro especialista que le dijo que tenía un enfisema pulmonar. Buscó otras opiniones hasta que un conocido neumólogo de Sevilla, ciudad en la que vive, le diagnosticó una fibrosis pulmonar. Aún así, después acudió a un médico amigo de la familia, que no era especialista en aparato respiratorio, que desechó la idea de la fibrosis. "¿Y qué hicimos? Pues nos agarramos a la noticia buena, pues que no había fibrosis", recuerda.
Antonio fue "tirando" hasta que en 2023 tanto él como su familia vieron que había que "hacer algo porque mi calidad de vida había mermado muchísimo". Entonces, fueron al Hospital Virgen Macarena de Sevilla, donde le hicieron pruebas diagnósticas que confirmaron lo que años atrás le habían diagnosticado: además del enfisema tenía fibrosis, con una esperanza de vida de tres años a lo sumo.
Fue en el Virgen Macarena donde le plantearon la idea de un trasplante, aunque él pensaba que por su edad, 68 años, no cumplía con los requisitos. Desde febrero a agosto de 2024 le hicieron "una batería de pruebas impresionante" y el 20 de septiembre lo llamaron desde el Hospital Reina Sofía de Córdoba, el único centro de Andalucía que realiza este tipo de trasplantes. "Cuando recibimos la noticia fue una alegría tremenda porque ya había pasado un año, o sea, aquellos tres años que me dieron de vida habían quedado en dos", señala este sevillano. Entonces, acudió con su familia al hospital cordobés, donde los "atendieron perfectamente", su caso fue revisado por el comité de trasplantes y el 8 de octubre recibió una carta para anunciarle que ya estaba en la lista de espera para recibir dos pulmones.
Aunque le comentaron que en la práctica la espera era de unos 60 días como mucho, en su caso recibió la primera llamada a los 28. Vino desde Sevilla, pero finalmente el trasplante no se llevó a cabo porque los órganos no estaban en condiciones óptimas, así que se volvió a su casa. La buena noticia era que estaba de los primeros en la lista y que por su grupo sanguíneo tenía más probabilidades. Tanto que a las 48 horas, el 7 de noviembre de este 2024, lo volvieron a llamar desde el Reina Sofía. Esta vez sí era la suya: los dos pulmones fueron para él. Al día siguiente, el 8 de noviembre, un equipo de profesionales del centro llevó a cabo el trasplante bipulmonar.
Cuando despertó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) tenía a su mujer al lado, llamándolo y diciéndole que estaba respirando con sus pulmones nuevos. Había estado 48 horas anestesiado, dormido, para soportar el dolor posquirúrgico. Su recuperación fue muy rápida. Según cuenta Antonio, lo normal es que los trasplantados de pulmón pasen en la UCI entre 20 y 40 días. Él estuvo "cuatro días solamente, dos dormido y dos despierto". No tenía fiebre, se encontraba bien y estaba haciendo ejercicios respiratorios, así que lo trasladaron a planta, donde pasó 15 días. "Entré el 8 de noviembre y salí el 28; he batido el récord en el Reina Sofía", asegura con orgullo, para lo que ha sido muy importante mantener una actitud positiva. "Por naturaleza soy muy optimista, muy positivo, veo el lado bueno de las cosas, incluso hago la lectura buena en momentos de revés", confiesa.
Pasados más de 50 días de la operación, ya puede decir que no tiene dolores y puede toser o estornudar "sin ver las estrellas". Ahora, al estar inmunodeprimido para que su cuerpono rechace los órganos, tiene que extremar las precauciones para no infectarse con virus o bacterias. Por lo tanto, tiene que evitar las aglomeraciones y los contactos sociales. Tanto es así que estas navidades las ha pasado en su casa con su mujer y su hija, que convive con ellos, y no ha podido estar con sus otros dos hijos.
He pasado de mirar de reojo el calendario a añadir 10 o 15 años a mi vida"
Ha pasado de "mirar de reojo el calendario y contar los meses que me quedaban a añadir 10 a 15 años a mi vida". "Eso no se lo añade a todos los transplantados -agrega-, otros tienen más, pero yo ya tengo 69 años, si llego a 80 u 85 creo que es una edad para estar contento de haber vivido suficiente". Antonio ha pasado de "ir marcha atrás a vivir el día a día, disfrutando de los amaneceres preciosos y de la vida con todos sus pros y contras". Por eso, confiesa que su vida "ha cambiado radicalmente" ya que antes del trasplante estaba conectado a una bombona de oxígeno portátil porque se ahogaba "permanentemente".
Antonio, que es presidente de la Fundación Antonio Guerrero -dedicada a la atención a niños con diversidad funcional para lograr una integración real en la sociedad y cubrir sus necesidades- cree que es momento de dedicar más tiempo a su familia, le gustaría viajar con su mujer y disfrutar de sus hijos y sus nietos. "Yo llevo jubilado varios años, pero he estado muy volcado con la fundación, ayudando a los demás y menos a los míos", apunta. Ahora quiere "vivir intensamente" el tiempo que le quede.
Todo lo que le ha ocurrido lo está plasmando en un libro que llevará por título El hombre que respiró dos veces y que quiere presentar tanto en Córdoba como en Sevilla. En él habla de los trasplantes como "una cadena con muchos eslabones en la que el eslabón principal es el donante": "Sin el donante, ni los médicos tendrían trabajo ni yo tendría vida". La donación le parece "un acto de generosidad y de solidaridad" tanto por la persona que dona como por la familia que dice "sí" en los momentos más complicados y cree que "hay que concienciar muchísimo más a la ciudadanía".
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