Antonio Manuel publica 'Tu nombre mío', una novela sobre la familia y el perdón

Córdoba/Berenice publica Tu nombre mío, la nueva novela de Antonio Manuel, autor nacido en Almodóvar del Río. Una escena fría. Llena de recuerdos. Los de una hija que va a recoger a una madre a un hospital psiquiátrico penitenciario. La intentó matar de cría, la víspera del día de Reyes de 1961. Con estos mimbres, Antonio Manuel teje un relato sobrio y fuerte, repleto de pliegues y de aristas, de arañazos, a fogonazos, lleno de vivencias que rezuman ternura, que son como fotografías en un álbum que ha perdido el color, lleno también de silencios.

“La pena es un trampantojo. Y el perdón. Y todo aquello que banaliza el daño que hemos sufrido para confundirnos, hacernos creer que jamás existió y mandarlo a la bandeja de reciclaje. Por eso no me das pena, ni te perdono. Porque me niego a reciclar el daño que me has hecho. Y en la hipótesis remota de haber albergado un átomo de compasión o de duda al respecto, se disipó cuando sentada en la mecedora de la abuela me preguntaste quién era yo. Reconozco que me recorrió por las tripas el deseo de confesarte que tenías delante a la hija que quisiste matar. Pero de qué hubiera servido. Tú lo habrías olvidado al instante. Sin pena y sin mi perdón. Encendí un cigarrillo, me puse a deshacer las maletas, y en paz”, escribe el autor.

A esa casa familiar, la de la abuela, que falleció durante la pandemia -"Tenía noventa y ocho años, y no murió de vieja. Conociéndola, tampoco creo que la matara el bicho: se dejó morir de soledad"-, llegan estas dos mujeres. La hija llena de recuerdos. La madre, sin memoria, en una nebulosa. Dos extrañas, una frente a otra. Y en esa vivienda que también ha perdido el color, la maleza se ha hecho fuerte, medio vive un pastor que lleva al ganado a que sobreviva con los pastos que rodean la casa y que aprendió a leer con la poesía de Lorca, Cernuda y Miguel Hernández en los libros que otros tiraban a la basura. Un terceto a través del que componer una historia dura, pero que rezuma una inmensa ternura, directa, escrita desde las tripas sobre la familia, la convivencia, los recuerdos, la tierra, la memoria y, por encima de todo, el perdón. Porque para amar es necesario perdonar.

El autor

Antonio Manuel (Almodóvar del Río, 1968) ganó con su primera novela Nenia el Premio Nacional Amador de los Ríos, y poco después la Beca de Creación Literaria de la Diputación de Córdoba con El desmayado vuelo de las cigüeñas. Ha compaginado su labor creativa con la docencia y el activismo social, cultural y político.

Doctor en Derecho y profesor de Derecho Civil, fue uno de los fundadores y presidente de la Federación Ateneos de Andalucía. Patrono de la Fundación Blas Infante, rescató del olvido la obra de teatro popular Entre dos fuegos, de Manuel Alba (Berenice, 2007). Tras publicar La huella morisca (Almuzara, 2010), que logró una excelente acogida de crítica y lectores y es hoy un título de referencia, regresó a la novela con El soldado asimétrico (Berenice, 2017) y publicó asimismo Flamenco. Arqueología de lo jondo (Almuzara, 2018) y el poemario Daño (Utopía Libros, 2020). También se editó en Almuzara La luz que fuimos (2023), actualmente en su tercera edición.