“Es imposible educar para el mañana con unas instalaciones de antes de ayer”

Antonio Rafael López | Presidente de la Junta de Personal Docente

Es el representante de más de 10.000 profesores y sostiene que la docencia es "un terreno difícil de labrar", aunque a veces "ofrece una cosecha mejor que el trabajo con los adultos"

Antonio Rafael López / Juan Ayala

Representa a más de 10.000 docentes de Córdoba por segundo mandato consecutivo, un puesto que, según dice, "permite ser la punta de lanza para que la voz de los docente se oiga". Antonio Rafael López (Sevilla, 1981) dice que se hizo profesor –tiene su plaza en el instituto Averroes– por su madre, que es maestra y quien le "puso en contacto con la educación desde niño".

-Afronta su segundo mandato al frente de la Junta Personal Docente No Universitaria, ¿qué retos se ha propuesto?

-Nuestro reto, como el de cualquier docente, es poner a la educación pública en lugar que le corresponde. Estamos en una sociedad que debe medirse por cómo cuida a sus generaciones futuras y, desde luego, en ese empeño, la labor de los docentes es fundamental. Creo que todos los docentes desearían que los valores del esfuerzo, la equidad, la aspiración a la excelencia, que son propios de la escuela pública, estuvieran en la agenda de los políticos, en las casas y, al mismo tiempo, que ocupen ese lugar de privilegio que debe tener en la sociedad.

–¿Y qué lugar ocupa ahora cualquier docente?

-El profesor debe tener una autoridad para desempeñar su función, una autoridad que debe estar respaldada por la ley y, por otro lado, la autoridad debe emanar también de la que damos como sociedad. El docente es un profesional de máxima cualificación, preparado para sacar lo mejor de nuestros niños y niñas y, como tal tiene que ser reconocido. Tenemos que traer y retener a los mejores en la profesión docente y eso, realmente se hace con una mayor consideración social y también con las mejores condiciones laborales de una profesión que debería ser la primera de un país democrático.

–Habla de atraer a los mejores a la enseñanza e, incluso, se ha llegado a plantear la opción de desarrollar un MIR como en los médicos. ¿Es mejorable el actual sistema de oposición?

–Desde luego es mejorable y no se puede precarizar la labor docente. Tenemos que maximizar el valor de la experiencia y apostar por un sistema que ponga en valor ese conocimiento docente y adapte las enseñanzas a la realidad de las aulas y estimule la innovación que se está haciendo. Para atraer a los mejores, el docente tiene que poder desarrollar una carrera profesional que le permita alcanzar todos sus objetivos profesionales en el marco de la enseñanza publica. Hacer esto va a revertir positivamente en él y también en el alumnado y la sociedad. Es muy importante que tengamos ese desarrollo profesional desde que se entra hasta que nos jubilamos. Por otro lado, otra demanda concreta es tener una equiparación salarial. En Andalucía, nos encontramos que habiendo aprobado una misma oposición y demostrado unas mismas capacidades, tenemos unas diferencias salariales con, por ejemplo, el País Vasco de 5.000 euros anuales. Esto no se sostiene. Es de justicia equiparar la educación pública andaluza con los docentes que tienen las mejores condiciones del Estado. Así, atraeremos, retendremos e impulsaremos a que los mejores sigan siendo los mejores.

"Es de justicia equiparar la educación pública andaluza con los docentes que tienen las mejores condiciones del Estado"

–Las familias cada vez más se implican en la vida de los colegios, pero a su juicio, ¿quién educa la familia o el centro?

–Debe haber una comunicación, una energía compartida, porque sino perdemos coherencia. En ese aspecto, la implicación de las familias es fundamental, pero cada uno debe saber su lugar. El docente es la persona preparada para transmitir unos conocimientos de una especialidad determinada y, al mismo tiempo, unos valores. En este país opinamos con mucha ligereza sobre educación y la educación no puede ser equiparable a otras profesiones. Las personas que la están desempeñando están preparadas para ello y no deberíamos poner tan en cuestión y tan frecuentemente la labor excelente que los docentes que llevan cada día al centro.

–El actual curso comenzó con un aumento del 3% del profesorado, pero una notable bajada de alumnos y el cierre de aulas. ¿Cómo es posible?

–Partimos de una situación muy negativa, que no es otra que la eliminación de unidades en la escuela pública a partir de la anterior renovación de los conciertos que se hizo en mitad de la crisis y ha supuesto la pérdida de 131 aulas de Educación Infantil desde el curso 2011-2012. Es muy preocupante que se pierdan aulas en cualquier etapa educativa, pero en este ciclo más aún porque es el que da acceso a la educación. Al mismo tiempo, en otros modelos de enseñanza ha habido un aumento de unidades, como en la concertada. Nos preocupa esa pérdida de unidades porque había que haberla paliado.

–¿Y cómo?

–Pues con una reducción de la ratio, que haga que no haya aulas masificadas en algunos lugares de las ciudades. Se podía haber paliado con un aumento de los apoyos y refuerzos educativos, con un aumento de los desdobles... hay muchas formas de hacerlo si hay voluntad política. Al final, esto es una cuestión de voluntad política y de dónde van las prioridades en la inversión.

–En la Consejería de Educación hay nuevo responsable, ¿qué peticiones le hace el profesorado?

–En primer lugar, que tenga un compromiso firme con la educación pública andaluza. Además de ser nuestro mejor ascensor social, la que mejor cuida la equidad, la compensación de las dificultades y la que obtiene los mejores resultados es la única que es cien por cien pública. Por tanto, a ella tienen que encomendarse las personas que han sido las encargadas de gestionar lo público. De cómo traten a la escuela pública los representantes que han sido elegidos para gestionar lo público serán juzgados en los próximos cuatro años. Le pido también que se apoye en los docentes de la escuela pública, que trate con ellos y que el criterio profesional de los docentes sea prioritario a la hora de diseñar cualquier actuación en educación.

–Hace una defensa a ultranza de la educación pública, pero ¿qué pasa con la concertada?

–La concertada, como en cualquier ámbito de la administración, debe ser un complemento de la educación pública. Creo que la educación concertada debería llegar a donde no llega la educación pública y no al revés.

"La concertada, como en cualquier ámbito de la administración, debe ser un complemento de la educación pública"

–La climatización de los centros educativos se ha convertido en una reivindicación en los últimos años, ¿cómo afecta esta situación al profesorado?

–Afecta al profesorado, pero lo más preocupante es que afecta a un alumnado menor de edad que, desde luego, no encuentra en las temperaturas excesivas por calor o por frío el mejor ambiente para rendir. Todo colabora para educación de calidad. Y en un aula donde hay más de 27 grados de temperatura o menos de 17, un niño no puede rendir y, en algunos casos, se puede poner en riesgo la salud de esas personas. Hemos tenido episodios de lipotimias y de sufrimiento en los meses de calor.

"En un aula donde hay más de 27 grados de temperatura o menos de 17, un niño no puede rendir"

–El retraso en la puesta en marcha de las obras es manifiesto

–Considero que en una provincia como Córdoba tenemos que pasar de las dos dimensiones del texto publicado en prensa a las tres dimensiones de los proyectos ya ejecutándose y si es posible sin que la cuarta dimensión del tiempo se eternice.

–Informes como el PISA no dejan en buen lugar los resultados académicos del alumnado andaluz, ¿de quién es la culpa, del sistema o del profesorado?

–Debemos partir de la base que esos indicadores están estandarizados y responden a una serie de valores que no son los únicos que hay que trabajar en Educación. Tenemos que valorar también la situación de cada centro educativo, donde se desempeña la labor, cuál es el entorno socioeducativo en el que se realiza y creo que la educación debe ser una cuestión de la sociedad. Yo puedo dedicar mi clase a transmitir un amor al esfuerzo , al conocimiento, al trabajo, la curiosidad, pero si cuando acaba la clase hay un abismo entre el mundo del aula y el resto del mundo, nunca vamos a conseguir unos indicadores a la altura de nuestros deseos. Si como sociedad queremos tener la mejor educación posible, como sociedad tenemos que implicarnos en nuestras casas y en el reconocimiento de la valor docente.

Antonio Rafael López durante la entrevista concedida a 'el Día' / Juan Ayala

–Una encuesta del CSIF desvela que más de la mitad del profesorado reconoce la existencia de casos de acoso escolar, ¿cómo afronta estos casos un docente?

–En primer lugar, creo que hay dos tipos fundamentales de violencia: las agresiones físicas, que son muy minoritarias y no la tenemos en el día a día de los centros. Pero por desgracia sí hay violencia verbal, una tensión verbal relevante. ¿Y cómo podemos reducirla? Pues en primer lugar no podemos tener grupos masificados, tenemos que reducir las ratios para poder trabajar en un ambiente que facilite el diálogo, sin tensión. Tenemos que tener una oferta educativa adaptada al alumnado, tenemos que mejorar la atención a la diversidad, ofrecer salidas a todo tipo de alumnado. Los docentes hemos notado la necesidad de una formación específica al respecto. La escuela pública tiene que ir por delante de estos problemas, no por detrás. La Administración debe formar a sus docentes para prevenir y para trabajar con ello.

"Tenemos que mejorar la atención a la diversidad"

–Pero existen cursos y jornadas de prevención

–Si,hay organizaciones sindicales que viendo esta demanda del profesorado han ofertado formación, pero la oferta no es suficiente y debe ser sostenida en el tiempo. Al mismo tiempo, tenemos que potenciar ese trabajo con el alumnado. Quizás, en algunas zonas tenemos que aumentar los recursos destinados a la educación social y a la atención a la diversidad. Creo que la oferta de cursos es mejorable.

–La Formación Profesional (FP) se ha convertido en los dos últimos años en una apuesta de la Consejería de Educación. Sin embargo, las plazas en los ciclos no son suficientes

–En primer lugar, la FP y la formación que se da es fundamental para cualquier Estado. Necesitamos excelentes profesionales en esos ámbitos. Por tanto, tener una FP en la que contemos con unas instalaciones de primera calidad, adaptadas al mañana. No podemos querer educar a nuestros futuros profesionales para el mañana con unas instalaciones de antes de ayer, es imposible. Son necesarias unas instalaciones que cuiden la seguridad y la salud del alumnado y del profesorado y estén vinculadas al tejido productivo. Nunca voy a decir que una oferta sea excesiva, al revés, siempre me va a parecer que tenemos que llegar más allá. Todos los años hay alumnos que se quedan fuera y no pueden acceder a ciclos de FP porque no hay plazas suficientes. Estoy también convencido de que hay muchas empresas que están deseando poder vincularse con esos ciclos formativos porque es la mejor manera de vincular la escuela con la empresa y al revés.

–¿Cree que algún día será posible que se apruebe un pacto de Estado por la Educación?

–El profesorado tiene que tener la voz cantante porque es el profesional que está más vinculado al día día educativo, el que mejor conoce las necesidades, las carencias y potencialidades del sistema educativo. Valoro la voluntad expresada por algunos grupos políticos de despolitizar la gestión de la educación. Utilicemos a las mejores personas independientemente de su filiación política para construir un modelo educativo que dure generaciones y que no busque la revancha política de unos hacia otros. Los docentes estamos muy cansados.

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