El arte de equivocarse

Una vez más, el Festival de Teatro Clásico de Mérida sirve de trampolín para que varios de sus estrenos giren por nuestra geografía y este fin de semana recibimos en Córdoba una joya que pocas veces acostumbramos a ver. Si el texto es pura excusa para hacer reír, entonces, hagámoslo a lo grande. William Shakespeare bien podría haberse acogido a esta idea cuando tomó como inspiración Los gemelos, una de las obras más famosas de Plauto, para escribir La comedia de los errores, que ayer pudimos ver representada bajo la versión de Albert Boronat.

Dos parejas de gemelos, una de nobles y otra de esclavos, separados trágicamente en la infancia y su casual encuentro pasados los años son la piedra angular por la que se articulan situaciones repletas de enredo que concluirán con la resolución del conflicto y el reencuentro familiar.

Si el texto de Plauto es confuso, Shakespeare lo enreda aún más adjudicando los mismos nombres a las dos parejas de gemelos y Boronat recoge el guante para liarla parda adaptando el texto con decenas de personajes masculinos y femeninos para que sea interpretado por seis hombres (más alguna que otra ayudita del público y un componente del staff).

Boronat pasa la patata caliente a Andrés Lima, director con el que ya ha trabajado en varias ocasiones y se entiende perfectamente. Lima conoce de sobra lo necesario para transformar palabra en acción y, lo más importante, conserva aún la inquietud propia de alguien que le gusta asumir riesgos. Solo faltaba encontrar el grupo de valientes que tuvieran la profesionalidad, versatilidad y poca vergüenza para entregarse al trabajo y ofrecer el toque preciso que se requiere para que la comedia avance sin decaer durante más de cien minutos.

Pepón Nieto, Antonio Pagudo, Fernando Soto, Rulo Pardo, Avelino Piedad y Esteban Garrido cumplen con matrícula de honor la tarea. Por separado cada uno es brillante, pero cuando trabajan en conjunto elevan la escena de manera soberbia. Gracias a esa generosidad que les conecta, atrapan al público y se lo meten en el bolsillo de principio a fin.

La comedia de los errores es un espectáculo total que cumple sobradamente las expectativas de quien compra una entrada para verlo y, lo más importante, nos anima a regresar al teatro. Tal vez, cuando volvamos a ver otra obra la risa sea menor o inexistente, como muchas veces ocurre. Pero si brindan la oportunidad de contagiarnos emociones puras el esfuerzo habrá merecido la pena y sentiremos que no nos equivocamos.