Asociaciones sociales, la importancia de la cooperación
Entidades del tercer sector destacan la amplitud del tejido asociativo cordobés, la importancia de las sinergias y la necesidad de mejorar los mecanismos de financiación
El tejido asociativo de Córdoba es muy amplio y presta servicio a un elevado número de colectivos. Discapacidad, menores, mujeres víctimas de la violencia machista o de trata, pacientes con diferentes enfermedades, personas sin hogar y otros muchos encuentran la ayuda necesaria en las distintas asociaciones y fundaciones que lo componen. Pero para maximizar, remarcan las propias entidades, es necesaria la cooperación. Porque juntos se llega más lejos.
Así lo han puesto de relieve durante un desayuno coloquio organizado por El Día de Córdoba y la Fundación Arruzafa en el hotel Hospes Palacio del Bailío, en el que se ha analizado cuál es la situación actual del movimiento social en nuestra provincia, sus retos y los próximos proyectos que tienen previstos poner en marcha de cara al próximo año.
La Fundación Arruzafa, EMET Arcoiris, la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis (Acansa), la Fundación Fepamic y la Obra Social de Adoratrices en Córdoba estuvieron representados por Rafael Agüera, Auxiliadora Fernández, Beatriz Sánchez, Esmeralda Pino y Alfonso Ariza, respectivamente. La directora de El Día, Raquel Montenegro, se encargó de moderar la mesa.
El encargado de romper el hielo fue Rafael Agüera, director de la Fundación Arruzafa, quien explicó que llevan desde 2005 realizando su labor social en el campo de la oftalmología tanto a nivel nacional como internacional con campañas en Medellín, Madagascar o los campos de refugiados saharauis. A lo largo de estos casi 20 años han atendido a más de 45.000 pacientes, de los cuales unos 5.000 son nacionales y más de la mitad de ellos provienen de las asociaciones y colectivos con los que tienen acuerdos de colaboración.
Una de estas entidades es la Fundación EMET Arcoiris, cuya directora general, Auxiliadora Fernández, recuerda el momento en el que ambos se conocieron: “Fue en el acto de entrega de los premios de la Asociación y Fundaciones Andaluces -AFA-, cuando le entregaron el premio a la cooperación”. Cuando Auxiliadora Fernández le comentó el trabajo que realizaban en su Fundación y las necesidades médicas que requerían los menores con los que trabajaban, Rafael Agüera no tuvo dudas: “Si vamos a otros países, cómo no vamos a ayudar a los que tenemos en Córdoba”. De manera que, poco tiempo después, ambas entidades firmaron un convenio para dar respuesta a esa asistencia oftalmológica que ya no se circunscribe sólo a los menores, sino a todo el que lo requiere. En este sentido, Auxiliadora Fernández recalca que “la coordinación con la Fundación es muy fácil, ya que cada responsable del servicio, cuando lo necesita, llama a la Fundación y todo el equipo de pone en marcha”.
Para Beatriz Sánchez, de Acansa, el papel de la Fundación Arrufaza va mucho más allá de la asistencia oftalmológica. Si bien la relación entre ambas se remonta al 2007, cuando la Fundación Arruzafa realizó una expedición para realizar consultas y cirugías en los campos de refugiados del pueblo saharaui, actualmente este centro está volcado con un menor saharaui para que no pierda la visión. Sin embargo, para Beatriz Sánchez, no es sólo la profesionalidad, sino la calidez y la atención que ofrecen en La Arruzafa tanto al paciente como a la familia que lo acompaña: “Ellos, que vienen de otro país y de otro ambiente mucho más hostil, agradecen y valoran cada una de las atenciones que todo el personal les da; mucho más en esos momentos tan duros en los que están esperando un mal diagnóstico. El hecho de que el personal les diga ‘todo va a salir bien’ tiene un valor inmenso”.
En el caso de Esmeralda Pino, directora de la Obra Social de Adoratrices en Córdoba, la colaboración con la Fundación Arruzafa es muy importante para las mujeres y menores a los que atiende. Dentro de la atención integral que ofrece la Obra Social, la formación es un pilar fundamental porque, de esa manera, pueden darle a las mujeres que vienen de una situación de violencia, herramientas para que puedan comenzar una vida nueva. Sin embargo, en ocasiones se encontraban con que no aprendían. “Gracias a la Fundación Arruzafa, nos dimos cuenta de que no es que no aprendían, sino que no veían”. Al poder solucionar esta situación, “las mujeres pueden salir adelante y, en el caso de los niños, sacar adelante sus estudios”.
Por su parte, Alfonso Ariza, director de la Fundación Fepamic, destaca que “ ofrecen ayuda en el momento en que la necesidad o la urgencia se presenta, de manera que un problema que podía ser de nivel 10 cuando te atienden en la seguridad social por las listas de espera, se queda en 4 por la rapidez con la que te atienden”.
Sin embargo, Rafael Agüera traslada el foco a la importancia de reuniones como ésta, para que se expongan las necesidades de cada uno y así favorecer la cooperación y la colaboración: “Así, uno más uno, no son dos sino que podremos llegar a mucha más gente”.
Responsabilidad Social
El trabajo que desarrollan las asociaciones depende de la implicación de las instituciones públicas, las empresas y la sociedad. En este sentido, Beatriz Sánchez afirma que “tenemos la suerte de que Córdoba cuenta con un tejido asociativo muy importante” y destaca que, por ejemplo, “la Diputación de Córdoba sigue apostando por la cooperación internacional”.
Con respecto a la responsabilidad social empresarial, Alfonso Ariza destaca el programa CREA que tiene la Fundación Fepamic y que cuenta con la presencia de más de 80 empresas que lo ven “como una forma de devolver a la sociedad lo que ésta les ha dado”. Cada una de ellas aporta la financiación al proyecto que ellas mismas deciden. Ariza, además, añade que la transparencia debe ser fundamental en ese sentido para que las empresas sepan en qué se ha invertido el dinero que han aportado. En este mismo sentido se expresa Rafael Agüera al afirmar que “la transparencia es lo que genera confianza a las empresas a la hora de colaborar”.
Por su parte, Esmeralda Pino apunta que “es importante que nos conozcan, que nos visiten y vean in situ el trabajo que realizamos”. Según su propia experiencia, “las empresas pueden encontrar otra vía de participación que no se habían planteando hasta entonces”.
Para Auxiliadora Fernández, queda trabajo por hacer con respecto a la responsabilidad social corporativa ya que, al ser un concepto relativamente nuevo, “hay empresas que desconocen lo que es”. Según Fernández, “el dinero siempre viene bien”, pero hay más cosas como la figura del voluntariado, las acciones pro bono, el acompañamiento. De ahí que para ella, las entidades sociales deban tener el reto de hacerles ver el sentido de la responsabilidad social a las empresas” y que para ello, sea importante que las empresas conozcan los centros en los que las entidades realizan su trabajo: “Nosotros tenemos centros de personas con problemas de adicciones y, como no te toque muy de cerca, es un problema que no se entiende o no se perdona. De esta manera, lo ven”. Además añade que “tenemos que hablar a las empresas en su lenguaje”.
La financiación pública
La obtención de recursos públicos para desarrollar la labor que realizan las asociaciones sociales fue otro de los puntos tratados en la reunión. Si bien todos coincidieron en que todas las instituciones se involucran con ellas, también lo hicieron en referencia al exceso de documentación y justificación. Para Auxiliadora Fernández, “el papeleo nos ahoga”. Beatriz Sánchez apunta que, si bien en el caso de la cooperación es importante justificar cada céntimo, “en los últimos años, el tema de presentación de documentación y justificación ha crecido mucho”. A esto le une que “con cada cambio de gobierno, ha habido cambio de proceso y cambio de cuantía en las partidas”. Sin embargo, agradece que se sigan destinando fondos para la cooperación porque, “si desaparecieran, no podríamos seguir con nuestras campañas porque no tendríamos ni para pagarle el billete de avión a ningún niño saharaui”.
Esmeralda Pino, por su parte, aboga porque la comunicación entre las administraciones y las entidades sociales se realice a través de algún tipo de plataforma como las que ya existen en otras comunidades para agilizar la comunicación y las gestiones: “son guerrillas que agotan y no permiten que vayamos más lejos”.
Alfonso Ariza, pone el foco en el IVA, un impuesto que las entidades sociales no se pueden desgravar; mientras que Rafael Agüera apunta que cuando logran una subvención y, al año siguiente, la vuelven a solicitar “nos dan la misma cuantía sin tener en cuenta el incremento de los precios”.
Para todos los asistentes, sería una buena noticia que los procesos se agilizaran para que así pudieran dedicar más tiempo y recursos en seguir realizando su labor social.
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