Bartolomé Valle: "Tenemos la necesidad de poner a la Real Academia de Córdoba en el siglo XXI"
Entrevista al presidente de la Real Academia de Córdoba
El catedrático e investigador quiere convertir a la institución en un espacio de convergencia de toda la sociedad
Urbanismo impulsa la rehabilitación de la sede de la Real Academia
Córdoba/Bartolomé Valle Buenestado (Villanueva de Córdoba, 1951) resultó elegido presidente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba el pasado mes de junio. Licenciado en Geografía e Historia, es catedrático jubilado de la Universidad de Córdoba y experto en Geografía Física y Urbana. Fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras entre 1993 y 1996.
Pregunta.¿Cuántos años lleva como académico?
Respuesta.Como académico correspondiente desde 2005, pero con participación e intervenciones en la Academia desde los años 80. Primero fui académico correspondiente en Villanueva de Córdoba, mi pueblo, después correspondiente en Córdoba y luego numerario. Colaboré mucho con la Academia antes, digamos que tuve un noviciado largo porque en aquel tiempo era frecuente la participación de personas del mundo intelectual o del mundo profesional en la Academia sin ser académicos.
P.Ahora eso no se hace, ¿no? Se recurre más a gente interna.
R.Se hace de forma excepcional. Ahora he estado revisando las intervenciones que tenemos para el segundo trimestre del año y prácticamente todas son de académicos. Eso está bien por una parte porque tenemos que dar salida a los discursos de presentación de académicos; no obstante, nos gustaría que también hubiera participación de personas que no están vinculadas oficialmente. Quisiéramos que la Academia estuviera más abierta de la sensación que da con intervenciones casi exclusivamente de académicos. Estamos pensando a ver de qué modo se puede abrir. No se puede hacer para el mes que viene, pero para un futuro habrá que pensar fórmulas que permitan una participación externa de personas que quieran o tengan algo que decir, que espontáneamente quieran venir a la Academia o a las cuales se les invita conscientes de la importancia que tiene lo que ellos puedan decir. Personas no del mundo académico o universitario solamente, sino de muchos ámbitos profesionales.
P.Precisamente le iba a referir que desde fuera la Academia puede dar la sensación de que está un poco cerrada o apartada de la sociedad. ¿Esa impresión también se tiene desde dentro?
R.Esto es muy, muy, muy relativo, porque efectivamente las intervenciones de la Academia son en un porcentaje muy alto de académicos, pero las sesiones de la Academia son completamente públicas, puede venir quien quiera, con lo cual está realmente abierta a la vista y a los oídos de todo el mundo. La Academia organiza otras muchas actividades que no son solamente las sesiones académicas, como sesiones monográficas, conferencias y actos en los cuales participan personas que no son miembros. Y, por supuesto, la asistencia es completamente libre y abierta. Por ejemplo, hacemos exposiciones en colaboración con las instituciones o con las entidades que colaboran con nosotros, como Prasa, Cajasur, Cajasol, la Universidad... Son actividades que están abiertas a todo el mundo. De manera que la Academia tiene un núcleo académico, pero la Academia es mucho más que ese núcleo académico. E incluso el núcleo académico está abierto al público en general. Y, de hecho, tenemos una página web que es un excelente balcón al cual puede asomarse todo el mundo. De manera que, probablemente, ese aura de institución cerrada responda más a un cliché, a un estereotipo, a tiempos pasados que no a los tiempos últimos, donde la Academia está realmente abierta. Y no solo abierta, sino deseosa de la participación de la gente externa.
P.Si lleva desde la década de los 80 vinculado a la Academia son casi 40 años. ¿Qué evolución ha visto en ella?
R.Yo la conocí siendo una Academia muy clásica, muy poco numerosa, con un grupo muy reducido de académicos. La Academia, institucionalmente, es la misma y se adapta al espíritu de su fundación, que es de 1810. No obstante, sus estatutos se han ido modificando y los últimos datan de hace cuatro o cinco años. Realmente, lo que ha habido en los últimos tiempos es una ampliación del número de académicos y, por supuesto, un despliegue tremendo de actividad. Las actividades que ha desempeñado en los últimos ocho o diez años y, particularmente, en el momento presente, no tienen absolutamente nada que ver con lo que había hace 30 o 40 años, cuando el núcleo de académicos era muy reducido. Eso sí, con una nómina de académicos que la vemos por el espejo retrovisor y vemos que son la gente grande intelectualmente que ha habido en la Córdoba contemporánea. Está claro que todos los que han sido académicos han sido importantes, lo que no quiero decir que toda la gente muy importante haya sido académico, como nos hubiera gustado. La Academia hoy es, cuantitativa y cualitativamente, mucho más que hace esos 30 o 40 años. No hay tantos cambios institucionales como cambios reales. No hay comparación posible.
P.¿Qué le empujó a presentarse a la presidencia de la Academia?
R.Pues, no se lo puedo decir porque no lo sé. Era una cosa que no había pensado porque yo en la Academia he estado muy bien y a mí la Academia me ha tratado siempre muy bien y le estoy especialmente agradecido. Pero cuando se empezó a mover el ambiente de la convocatoria de elecciones, cuando ya don José Cosano cerraba el ciclo de sus dos mandatos, empezamos a hablar entre nosotros la posibilidad o la viabilidad que podía tener una candidatura. Y fue de conversaciones cruzadas entre académicos de donde salió presentar una candidatura. Entonces, convenimos en que podía encabezarla yo, pero yo tampoco tenía ni un deseo especial ni nada. Fue quizás la resultante de una serie de voluntades de grupo y de ahí surgió la candidatura y luego con un éxito feliz. Estamos realmente contentos y satisfechos porque estamos funcionando con normalidad.
La Academia está abierta y deseosa de la participación de la gente externa"
P.¿Qué objetivos se han planteado tanto usted como el equipo que ha presentado en la candidatura?
R.El objetivo básico y número uno es tratar de concienciar a la sociedad cordobesa y a las instituciones de que la Academia no es sólo de los o las académicas, sino que es un espacio de convergencia, de ciencias, artes y letras de toda la sociedad. De manera que quisiéramos mostrarle a las instituciones, sea Diputación Provincial, sea Universidad, sea especialmente el Ayuntamiento de la ciudad, que la Academia es de todos y que nos gustaría que tuvieran sensibilidad para protegerla como algo propio. Entonces, nos gustaría que realmente la sociedad se dé cuenta de la importancia que tiene. Hay otra cuestión importantísima y fundamental que es el disponer de la sede de la calle Ambrosio de Morales. Es lamentable el estado en que se encuentra, con la concubierta caída. Por conversación con el alcalde y con el teniente de alcalde de Urbanismo sé que se está en tramitación para la ejecución de una obra, pero una obra que se ha demorado mucho y no puede pasar ya ni un día más porque, con independencia de que no tenemos sede, es que realmente se está cayendo, existe el peligro de un derrumbe físico. Menos mal que la Universidad nos está acogiendo de modo provisional, con una generosidad extraordinaria. De manera que, un objetivo importantísimo es la recuperación de la sede y el poder disponer de ella como un espacio físico de encuentro, como un continente que llenar de contenido.
P.¿Qué más proyectos o propuestas tenéis?
R.A nosotros nos gustaría que la Academia, siendo como es heredera del pasado, sea deudora del futuro. Nosotros asumimos gozosamente la gestión de todas las juntas rectoras anteriores, aceptamos el honor de cuanto se ha hecho, pero tenemos la necesidad de poner a la Real Academia en el siglo XXI. La digitalización de fondos, la participación muy amplia de la sociedad, abrirla a sesiones al margen de las sesiones académicas de los jueves, pensar en otra serie de actividades y hacerlo en colaboración con todas las instituciones que quieran acompañar. De manera que el horizonte está claro, de poner la academia en el horizonte del siglo XXI. Eso no se puede hacer de la noche a la mañana, pero hay que tener bien claro que en el horizonte de este mandato eso hay que lograrlo. Luego, nos gustaría tener una Fundación Pro Real Academia realmente fuerte en la que se integre el mecenazgo de las grandes instituciones y empresas cordobesas porque realmente la Academia es un depositario de toda nuestra cultura. De manera que nos gustaría hacer un proyecto colectivo y que no solo nosotros nos abramos hacia afuera, sino que desde fuera converjamos hacia la Academia.
La obra de la sede se ha demorado mucho y no puede pasar ni un día más porque realmente se está cayendo"
P.Con respecto a la sede, ¿el proyecto, entonces, de restauración lo ha hecho el Ayuntamiento? ¿Cómo está ahora mismo?
R.La casa de la calle Ambrosio de Morales, número 9, es propiedad del Ayuntamiento, que la cedió a la Academia. Pretendemos que rehabilite ese edificio, que lo acondicione. En este sentido, hay que hacer una llamada clamorosa y es que las academias, por lo general, tienen unas sedes que son excelentes. Podemos ir a Antequera, a Écija... Instituciones que tienen unos edificios en los cuales puedan desarrollar sus actividades. Desgraciadamente, desde hace ya más tiempo de lo deseable, la casa de Ambrosio de Morales está en un estado ruinoso, de manera que nosotros agradecemos al tiempo que pedimos, con mucha insistencia, al Ayuntamiento que se lo tome como una cuestión urgente. Podríamos decir que Ambrosio de Morales es uno de los ejes culturales del casco Patrimonio Mundial. Pensemos en la línea que va desde el propio Ayuntamiento, el Templo Romano, la Fundación Gala, el Teatro Cómico Principal, el Centro Eduardo Lucena, la Real Academia, la plaza Séneca, el Museo Arqueológico, que conduce hacia la Mezquita-Catedral... Eso es un eje cultural de primer orden que contribuye a rehabilitar funcionalmente uno de los espacios del casco histórico que está en un proceso de gentrificación absoluta y de banalización del espacio. De manera que, por multitud de razones, nosotros pedimos, pero también agradecemos la disposición del Ayuntamiento, que tiene ya un proyecto elaborado, incluso una cantidad presupuestada para el comienzo de las obras. Por otra parte, el presupuesto que hay liberado ahora mismo es realmente insuficiente para la conclusión feliz del proyecto. Es una inversión sumamente cuantiosa: cuando esté hecho será una cosa sumamente satisfactoria para todo el mundo, pero hasta hacerlo, el empeño es duro y el camino largo.
P.¿Con qué fondos se sostiene la Real Academia y cómo se encuentra económicamente?
R.Económicamente nos encontramos bien porque tenemos una sobriedad fuera de lo común. La institución se sostiene, básicamente, con las aportaciones de las instituciones -Diputación, Ayuntamiento, Junta de Andalucía- y con las aportaciones de las entidades colaboradoras. Luego tenemos una pequeña cantidad que viene de la Fundación Pro Real Academia, donde se ingresan las cuotas que vamos aportando los académicos. Realmente, la Academia tiene un presupuesto mínimo en comparación con la actividad que viene desplegando y el catálogo de publicaciones que tenemos. Podemos funcionar, sí, con una sobriedad franciscana, pero, naturalmente, necesitaríamos muchísimo más.
P.¿Qué requisitos hay que tener para entrar como académico?
R.Los requisitos están establecidos en nuestros estatutos. Hace falta estar en posesión de un título de grado, hace falta ser una persona reconocida en su ámbito personal, ser miembro de otras academias... Pero algunas de estas condiciones, o sea, se trata de un requisito mínimo en el que realmente se vea la validez de una persona y la capacidad de lo que puede aportar. La Academia no exige unos requisitos que sean insuperables de entrada. Con ese requisito de partida, para ingresar como académico hace falta que la persona en cuestión sea propuesta por tres académicos numerarios. Se somete a votación y se acepta o no se acepta. Por lo general, se acepta porque nadie se atreve a proponer a alguien que no tenga los mínimos exigibles.
P.Hace unos meses se produjo una entrada masiva de académicos. Fue antes de que usted empezara en la Presidencia. ¿Cree que fue un acierto o fue un error? ¿Se puede desvirtuar, en cierta forma, lo que es la Real Academia con una entrada tan grande de nuevos miembros?
R.Esa ha sido una entrada sin precedentes; y todo tiene ventajas e inconvenientes. De esto hay opiniones que son bien diversas. Hay personas que lo ven bien, hay personas que lo ven muy mal. Hay personas de fuera de la institución que lo ven como una auténtica devaluación de la Academia. Yo lo que sí le puedo decir es que es un número sin precedentes, que nos ha sorprendido a todo el mundo y que eso excede el límite y la evolución normal de las cosas. Probablemente, para el futuro no vuelva a suceder una cosa de estas características. Nosotros aceptamos a todas las personas que han ingresado, pero la sensación que hay es que ha sido un ingreso muy numeroso. No voy a decir excesivo, pero sí muy numeroso, y que ni ha tenido precedentes ni probablemente tenga consecuentes. No quiero molestar a nadie, pero todos tenemos juicios al respecto.
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