El 'botellón' toma el Guadalquivir

Miércoles de feria

Miles de jóvenes se congregan para beber a lo largo del Balcón del Guadalquivir durante la tarde y noche antes de entrar a disfrutar de las casetas del recinto ferial de El Arenal

Viandantes observan desde el puente del Arenal la zona de 'botellon' a lo largo del Balcón del Guadalquivir.
Ángela Alba

30 de mayo 2013 - 01:00

HUBO botellón. Y vaya si lo hubo. Uno de los más masivos -si no el que más- de los vistos hasta ahora en la Feria. Todo el Balcón del Guadalquivir, desde los bajos del puente del Arenal hasta bien pasado el Centro Náutico Municipal, hasta llegar al Paseo de la Ribera, quedó ocupado desde primeras horas de la tarde por miles de personas. Sí, fue una "concentración de jóvenes" -como se empeña en llamarlo el Ayuntamiento-, pero una concentración de jóvenes con botellones.

A las 18:00 la zona de casetas estaba a medio gas. Los recintos no estaban tan masificados como en otros años en esa misma franja horaria. El buen tiempo y las suaves temperaturas provocaron que ayer una mayor cantidad de jóvenes optara por hacer botellón antes de entrar en el recinto ferial. También los precios de las bebidas (y en ocasiones su mala calidad) dentro de las casetas influyeron. "Hacemos botellón porque dentro de las casetas a las que vamos un cubata cuesta seis euros y encima es garrafón", explicó Rosa, una estudiante de Magisterio.

La economía prima en estos casos y la falta de precios populares empuja también al botellón "para entonarse" antes de entrar a El Arenal, aseguró Cristina, una joven que está en paro y optó por comprar unas botellas de alcohol junto a sus amigas para ahorrarse un dinero.

El miércoles es la jornada por excelencia de los estudiantes, del lleno a rebosar en la Feria, cuando el día quita su protagonismo a la noche y la calle del Infierno y las casetas, sobre todo las que ponen música de pachangueo, explotan por la afluencia de público. Los vestidos de flamenca se quedan en casa para dar paso a ropa más cómoda y a coloridas camisetas con mensajes, algunos picantes y otros jocosos, en la mayoría de los casos relacionadas con una carrera universitaria. "La educación está fatal... pero nosotros no estamos tan mal", rezaba en una camiseta de estudiantes de Magisterio.

Sólo el llegar a El Arenal ayer por la tarde ya era toda una odisea. Los autobuses iban llenos y en las paradas había largas colas. Una vez dentro de un bus donde "no cabe un garbanzo", como decía una pasajera, quedaba un largo camino por recorrer.

Por la ribera ya comenzaba el hormigueo de jóvenes con bolsas con bebidas camino del Balcón del Guadalquivir, la zona habilitada para ello. Agentes de policía se encargaban de conducirlos hasta allí y comprobar que nadie pasara con sus bolsas más allá de la portada de la Feria. Casi ni pisar el albero se les permitía.

Una vez llegados a la zona tocaba situarse y hacerse un hueco entre las miles de personas que allí se habían congregado. Desde el puente del Arenal las vistas eran impresionantes y no pasaban desapercibidas para los viandantes, que hasta retrataron con sus cámaras la gran masificación de jóvenes que se reunió junto a las orillas del Guadalquivir.

El buen tiempo y la crisis fueron ayer factores fundamentales para que el macrobotellón se celebrara, una concentración que fue creciendo conforme avanzaba la tarde y que duró hasta la noche.

Ayer las facultades, institutos y colegios se quedaron vacíos. Los estudiantes celebraron en El Arenal el fin de las clases por vacaciones de Feria. Muchos llevaban días preparando esta jornada festiva en la que tradicionalmente toman el recinto ferial. Por una parte hay que definir la vestimenta, que en ocasiones consiste en llevar todos ropa del mismo color mientras que los más lanzados optaron por imprimir mensajes en camisetas de llamativos colores. Una vez definido esto se hacen los grupos para comprar el avituallamiento: los kit de botellón, compuestos por botella de alcohol, refrescos, vasos, hielos y en algunos casos también patatas para picar cuando el hambre apriete.

Ayer no importaban los exámenes aunque están a la vuelta de la esquina, el objetivo era disfrutar al máximo de la jornada de Feria y olvidar los problemas. "Hoy no queremos hablar de apuntes, ya estudiaremos cuando acabe la Feria", aseguraba una estudiante.

Una vez finalizado el botellón llegó la hora de disfrutar de las casetas y echarse unos bailes hasta que el cuerpo aguante porque la Feria de Nuestra Señora de la Salud llega a sus últimas jornadas y "hay que aprovechar cada día que queda, que falta mucho hasta el año que viene", manifestó otra estudiante.

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