Los cables del Casco Histórico de Córdoba, el enredo que nadie controla
Patrimonio
El proyecto para ocultar el cableado en la Cuesta del Bailío está en 'stand by' y el de taparlos tras una celosía nunca se llevó a cabo
El cableado aéreo campa a sus anchas en el Casco Histórico de Córdoba, en imágenes
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El cableado eléctrico y de telecomunicaciones atraviesa, desde hace años, edificios y fachadas del entorno del Casco Histórico de Córdoba. Perjudica y, sobre todo, afea los edificios de un entorno que es, en su conjunto, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que cuenta con un plan Plan Especial de Protección que es bastante estricto con cuestiones que pueden empeorar la estética, como la instalación de placas solares, por ejemplo.
En 2008, el Ayuntamiento impulsó una ordenanza para regular la creación de servicios, canalizaciones y construcciones que establecía taxativamente la prohibición de que exista cableado aéreo dentro de los límites del Casco Histórico de Córdoba. Pero la eliminación -u ocultación- de los cables que se colocan sobre las fachadas de los edificios y que cruzan algunas calles de la ciudad generando un mal aspecto estético no es fácil de llevar a cabo.
Se trata de una medida cara que rara vez suele tener la colaboración de las empresas de servicios. De hecho, con la llegada de la fibra óptica y la aprobación de la Ley de Telecomunicaciones, el Gobierno de España busca que la tecnología llegue a cada rincón del país y, para ello, hay que instalar cableado que en el caso del Centro de Córdoba no siempre se puede soterrar, pues no hay canalizaciones suficientes o la antigüedad de las calles lo complica.
Las autoridades municipales estimaban en el momento en que aprobaron esa ordenanza que la aplicación progresiva de esta normativa contribuiría a que el cableado fuera desapareciendo progresivamente de las fachadas de Córdoba. Tres lustros, 15 años, han pasado desde ese momento y los cables siguen campando a sus anchas en el centro de la ciudad. Quizás aún más que antes.
La presidenta del Consejo de Distrito Centro, Lourdes Martínez Bedmar, critica que en Córdoba "ninguna ordenanza se cumple". "Se están haciendo obras nuevas y los cables siguen estando por fuera, atraviesan la calle de una punta a otra", denuncia Martínez, que critica que el impacto visual "es peor que el de la cartelería o las placas solares".
Celosías para esconder el cableado
El Consistorio ha intentado en varias ocasiones desarrollar actuaciones de desaparición del cableado aéreo mediante intervenciones en fachadas. El gobierno municipal, en el mandato anterior de PP y Cs, presentó varios proyectos para soterrar cables en algunas zonas y entornos importantes de la ciudad: la plaza de Capuchinos, la zona del retablo de San Rafael o la Cuesta del Bailío. Las dos primeras salieron adelante, mientras la última está aún en stand by debido a la complicación que supone levantar el suelo del entorno. La actuación no tiene fecha. La plaza de Capuchinos y la Cuesta del Bailío forman parte del Conjunto Histórico de Córdoba, son Bienes de Interés Cultural, y están inscritas en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.
Además, en la corta etapa de Laura Ruiz frente a la delegación de Casco Histórico en el primer gobierno de José María Bellido, la concejala propuso un proyecto piloto en la calle Cardenal González para disimular con una celosía el cableado que no pudiera ser soterrado por las particularidades de esa zona del Centro. En ese momento, desde el Ayuntamiento se trabajó con Endesa "en una hoja de ruta para poder eliminar los cables y un sistema para ocultarlos".
"Era una idea muy buena, porque se iba a completar con la creación de una cuadrilla que velaría por el estado de conservación del Casco", explica la también presidenta de la asociación vecinal La Medina. Por la Delegación han pasado otras tres concejalas, pero del proyecto no se tienen nuevas noticias.
Cuando los vecinos contratan algún servicio que requiere la instalación de cableado, las empresas suelen instalar siempre unos nuevos, pero si el vecino se muda y se da de baja del servicio, el cable queda enmarañado junto a otros tantos que están inutilizados, haciendo una cada vez más grande trenza de cables que campan a sus anchas por todas las fachadas.
El trabajo de quitarlos es de las empresas de servicios, que "no lo hacen, aquí nadie quita cables", afirman los vecinos. "Da vergüenza tener esto en el Casco Histórico, no entendemos cómo permiten seguir poniendo los cables y da igual el partido que sea; es preocupante la poca voluntad de trabajo que tienen nuestros políticos y los técnicos del Ayuntamiento", concluyen.
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