¿Debe cambiar el urbanismo de Córdoba por el calor? Así son los barrios sin sombra en una ciudad de temperaturas récord

Medio ambiente

Por cada cordobés debe haber 70 árboles plantados para contribuir a bajar las emisiones de CO2

La ciudad necesita ser rodeada por completo de árboles con un gran cinturón verde para bajar sus temperaturas

Un hombre intenta refugiarse en la sombra de un pequeño árbol en la zona de Turruñuelos.
Un hombre intenta refugiarse en la sombra de un pequeño árbol en la zona de Turruñuelos. / Miguel Ángel Salas

Los barrios de Turruñuelos y Huerta de Santa Isabel constituyen la zona en expansión de Córdoba, hacia donde camina y crece la ciudad. Solo basta con darse un paseo por sus calles para confirmar la cantidad de bloques de pisos que se están construyendo en el barrio, eso sí, el paseo no podrá ser en las horas centrales del día. La imposibilidad de caminar de un edificio a otro en las largas avenidas, abiertas, explanadas de concreto que reflejan los rayos del sol y concentran el calor, ha hecho ya que los vecinos de Huerta de Santa Isabel, sin tener aún una asociación constituida, exijan plantar más árboles en las aceras para mitigar las insoportables temperaturas.

Es un barrio en construcción, eso está claro, los árboles que han sido sembrados en los parques públicos, como el del Flamenco, y áreas verdes que el Ayuntamiento quiere impulsar como parte de su proyecto de convertir Córdoba en la ciudad más verde de Europa aún están por crecer, al menos las especies que sobrevivan a la sequía y el calor. Muchas edificaciones, que contribuirán a hacer sombra, están aún por construirse, incluso para algunas todavía hay que delimitar los espacios en los que van a ser levantadas, lo que tomará años. Pero más allá de toda esta lógica, en el barrio ya viven vecinos -cada vez serán más-, cordobeses que soportan veranos de récord en un entorno que lo hace más complicado.

Una mujer camina por los terrenos, sin árboles, del parque del Flamenco de la ciudad, en agosto del año pasado.
Una mujer camina por los terrenos, sin árboles, del parque del Flamenco de la ciudad, en agosto del año pasado. / Miguel Ángel Salas

Para nadie es un secreto que aunque en toda Córdoba hace mucho calor, entre un barrio y otro de la ciudad se pueden sentir más o menos grados y esto se debe, en gran medida, a la cantidad de árboles, praderas y áreas verdes sembrados en cada zona. Desde Ecologistas en Acción explican que ni la Sierra cordobesa, ni las plantas que ya se han sembrado son suficientes para mitigar los efectos del cambio climático en una ciudad como la capital cordobesa.

¿Cuántos árboles bajarían la temperatura?

Según los cálculos de la plataforma, basados en estudios científicos, por cada cordobés debe haber 70 árboles plantados para contribuir a bajar las emisiones de CO2. Esto significa que solo por la población de la capital cordobesa deben sembrarse 21 millones de árboles. Eso sí, el coordinador de Cambio Climático de Ecologistas en la provincia, Guillermo Contreras, explica que, como es lógico, todos esos árboles no podrían estar sembrados en la ciudad.

Sin embargo, Contreras asegura que la alternativa más importante para bajar la temperatura de Córdoba es la siembra de un gran cinturón verde en la ciudad, rodearla por completo de árboles "para que el aire que entre a la ciudad se refresque" a su paso por las ramas, retenga el polvo y los ruidos. El proyecto está, pero ya ha generado polémica entre distintos colectivos que lo han considerado poco respetuoso con el medio natural en la Sierra de Córdoba.

Con todo ello, ¿Qué hace falta para que los cordobeses puedan disfrutar de una ciudad más fresca?: "todo el arbolado del mundo, en todos los rincones", sugiere el ecologista, que además incide en que "100 árboles son inapreciables" y que "hay que reconducir la ciudad" hacia ese objetivo, que solo se logra "con voluntad política, liderando el proceso" y, a su juicio, "aplicando la economía de guerra, todos los recursos municipales para esas medidas, para reconvertir la ciudad".

¿Qué hacer con el granito?

Con todo ello, las medidas arquitectónicas y urbanísticas que se toman en la actualidad deben ir orientadas a la protección de los ciudadanos de las olas de calor, que irán a más. Así lo sugiere también el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, que asegura que "las últimas olas de calor que hemos vivido evidencian la necesidad de adaptar nuestras viviendas, pueblos y ciudades al cambio climático" y eso pasa, afirman, por "rehabilitar el parque ya edificado de las ciudades para adaptarlo a la nueva realidad" sin hacer uso excesivo de la energía.

Una zona de bancos, sin sombra, en un barrio de la capital cordobesa.
Una zona de bancos, sin sombra, en un barrio de la capital cordobesa. / El Día

Y es que el granito es el peor enemigo de las ciudades frescas, es el material que más absorbe el calor, manteniendo en su interior temperaturas de más de 40 grados, que expulsa por la noche, explica Guillermo Contreras y agrega que, por esto, dentro de la ciudades también hay que sembrar, sustituir ese granito, en la medida de lo posible, por "islas de frescor" y zonas verdes, uniendo alcorques de árboles en zonas como La Ribera o como "acciones clave" para bajar la temperatura.

En puentes, como el de San Rafael, o explanadas por donde pasa el tren, como la que existe en la estación de trenes de Córdoba, la alternativa es la de instalar toldos que, aunque no bajarán la temperatura, al menos impedirán el paso de los rayos del sol, o pérgolas con plantas trepadoras, además de hacer un trabajo minucioso en las calles más estrechas de las ciudades para "ver donde cabe un árbol", aunque sea en grandes macetas.

Los vecinos piden más árboles

El cambio climático, según Ecologistas en Acción, si no se ataja ya, hará que las temperaturas "suban entre tres y cinco grados" a finales de siglo, lo que significaría veranos de más de 50 grados en la provincia cordobesa, si se toma como referencia la temperatura récord de 47,6 grados que anotó La Rambla en 2021.

El presidente de la comunidad Turruñuelos, Francisco Muñoz, explica a el Día que el barrio está "despoblado" porque "a mediodía no hay quien salga, no se puede estar a la sombra y no es lo mismo una sombra de árbol a una de edificio". La vegetación, asegura el también bombero forestal, "absorbe un 20% del calor".

Una mujer atraviesa la explanada de la estación de trenes de Córdoba, a pleno sol.
Una mujer atraviesa la explanada de la estación de trenes de Córdoba, a pleno sol. / Juan Ayala

El barrio, sin embargo, "está a medio terminar" y conforme construyen las edificaciones "entran camiones y se rompen los árboles, es lógico que esté así", afirma y excusa que en barrio "el suelo es muy ácido, con muy pocos nutrientes y malísimo para las plantas". Sin embargo, los vecinos se están organizando ya para contratar a un jardinero para que fertilice y pode los árboles sembrados en las áreas comunes de los bloques llegado el otoño.

La presidenta del Consejo de Distrito Poniente Norte, Concepción Sánchez, defiende que "llevamos años quejándonos" por el cuidado y riego de las plantas y los parques porque "son un desierto", con árboles que se secan y no se reponen, además del vandalismo que viven en los barrios de Poniente Norte.

Sánchez ha recordado el proyecto para entoldar el puente que conecta el Open Arena y el barrio de Olivos Borrachos con Electromecánicas, con 120 metros de toldo fijo en cada acera del puente por un importe de 320.000 euros y que prometía estar listo para finales del año pasado, sin embargo, la obra se encuentra paralizada.

Concepción Sánchez, por último, ha criticado el modelo de expansión de la ciudad, donde "se han liado a construir pisos pero con muchas deficiencias, en descampados sin sombra, sin orden de separación entre un bloque y otro y con pocos árboles, que además no están siendo cuidados".

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