El camino de la elegancia equina

Los jinetes y mujeres vestidas con trajes de gitana pasean cada día por las calles del recinto ferial

Un coche de caballos pasea por una de las calles del recinto ferial.
L. Chaparro

28 de mayo 2016 - 01:00

DURANTE 40 años, Juan Cantero ha sido responsable de un coche de caballos en Córdoba. Tras él se han sucedido cientos de historias, un sinfín de ferias y cientos de familias. Mientras este cordobés se dedicaba a llevar a sus paisanos y también a clientes en su coche de caballos a disfrutar de la Feria de Nuestra Señora de la Salud, él cuidaba de sus equinos y ponía la vista en el Paseo de Caballos del recinto, tanto en el Paseo de la Victoria como en El Arenal. Esta Feria no ha sido menos y, a pesar de estar ya jubilado, Juan Cantero no ha perdido la oportunidad de desfilar en su coche y dirigir el paso de Marquesa, su yegua de 13 años. Eso sí, ayer lo hizo acompañado de su nieta Irache, mientras que en el coche iban sentadas sus dos hijas: Rafaela y María José Cantero. "Hemos venido toda la vida a la Feria en coche de caballo porque nos gusta", resume Rafaela, quien asegura que también tienen alguna que otra noción de saber llevar las riendas del caballo. Lo de acudir hasta al recinto ferial en coche de caballos es como una especie de tradición para esta familia cordobesa que, además, tienen su propia estrategia. Rafaela relata que a lo largo de su estancia en la Feria "vamos parando y nos tomamos algo en las casetas". "Venimos así porque es algo típico para nosotros", recuerda. Eso sí, también lanza alguna crítica, ya que considera que el paseo de caballos habilitados en El Arenal "debería ser más grande".

A lo largo de estos días, cientos de jinetes y de mujeres vestidas con sus trajes de gitana han paseado por las calles del recinto ferial acotadas para el Paseo de Caballos. Todo está medido a la perfección y son agentes de la Policía Local los que se encargan de vigilar que no se cometa ninguna imprudencia al pedir la documentación necesaria para acceder. Ésta incluye desde un certificado veterinario de que el caballo puede acceder a El Arenal y que goza de buena salud, además del preceptivo seguro de responsabilidad civil obligatorio.

Débora Bernal y Antonio Moral también acudieron ayer a lomo de sus yeguas: Covadonga y Rocío. "Es un poco incómodo, pero nos gusta", reconoce Antonio desde el equino y vestido de corto, al tiempo que ambos explican que intentan acudir juntos a la Feria siempre que pueden.

Jinete profesional y cochero, José María Osuna se encargaba ayer de llevar en su coche de caballos a gran parte de los integrantes de la familia de Santi Martínez. "Mi hijo ha tenido el capricho y hemos venido así", detalla la mujer, que también anota que llegar al recinto ferial en coche de caballos "es como más castizo y, para mi una cosa nueva". Osuna, por su parte, se ha llevado toda la semana llegando a El Arenal dirigiendo el paso de sus caballos y mostrando su señorío y elegancia a cuántos le pedían que se detuviese para hacerse una fotografía a su lado y dejar constancia de su belleza.

Juan Miguel Garrido es caballista y se dedica al mundo de los enganches. Vestido para la ocasión con traje oscuro, ayer era el responsable de dirigir el paso de dos caballos y llevar el coche en el que iban tres amigos. Entre ellos, Pablo González, quien no tuvo reparos en asegurar que lo de venir en coche de caballos a la Feria de Nuestra Señora de la Salud "es lo típico y lo más bonito que hay". A su juicio, "una feria sin caballos no es nada y, además, es una tradición". Se trata, continúa, "de rememorar la cultura del caballo cordobesa".

Y entre los locales de Córdoba también se cuela alguno que otro turista, como Miguel Redón y un grupo de amigos procedentes de Villarreal (Castellón), que decidieron llegar a la Feria en coche de caballos como "capricho". "Esto es muy bonito y queríamos venir en coche de caballos", describe. También alude al gran trabajo de José Ruiz, el cochero responsable de su paseo, quien lleva 15 años de profesión.

La mayoría de los caballistas ha vuelto a cuidar este año mucho más la estética y realmente se han podido ver escenas que podían retrotraer a los presentes al siglo pasado, por aquello del sabor añejo que pueden dejar este tipo de estampas coloristas en la retina del menos conocedor del mundo equipo. Así, mientras que los jinetes han lucido con elegancia, las mujeres han hecho lo mismo, al mover también con gracia los volantes de sus trajes de gitana a lomos de los caballos.

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